Era casi medianoche cuando escuchó unos golpes en su puerta.
―¿Sí? ―inquirió Axel, mientras que dejaba a un lado su portátil en la cual estaba trabajando.
El rostro de su hermana, Amanda, comenzó a dibujarse. En ese momento una sorpresa lo invadió. Y al mismo tiempo un ligero temor que iba incrementando. Amanda y él no habían cruzado más que unos saludos y unas pocas palabras delante de su mamá en los días pasados.
En los días luego de... Bueno, la fiesta de Jordi.
―¿Estás ocupado?
―No. Para nada. Entra.
―Si estás haciendo algo para mañana puedo venir en otro momento ―adelantó ella, todavía sin estar del todo dentro de la habitación.
―¿En otro momento? ¿Es en serio? Es la medianoche, no va a haber otro momento mejor que este ―bromeó, mientras una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
―No podía dormir... ―inició ella―. Creo que... Bueno, quizás tengo demasiadas cosas por decir que ya no puedo retenerlas más.
―¿Cosas por decir? ―la voz de Axel se había tornado tensa―. ¿Qué tipo de cosas?
―Creo que sabes perfectamente el tipo de cosas a las cuales me refiero.
―Y bueno, quizás y sí... Yo también tengo muchas cosas que quisiera decirte sobre eso, sin embargo, estoy esperando...
―¿Esperando que esté lista? ―le completó ella, él asintió―. Vale, creo que en estos días me he dado cuenta que no voy a estar lista para éste tipo de conversación. Sin embargo, no puedo seguir con esto.
Axel miró un momento hasta la puerta, comprobando que se encontraba cerrada. Por un segundo sintió un escalofrío recorrerle la columna.
―No te preocupes ―le dijo ella―. Mamá está dormida, lo he comprobado antes de decidir venir.
―No es eso lo que estaba...
―No más mentiras, Axel. Por favor.
Él calló ante esa petición.
―Está bien ―hizo una pausa―. Entonces, tú me dirás. ¿Qué es eso que me tienes que decir?
Ella tomó un largo respiro y miró alrededor, como si quisiera encontrar algún tipo de prueba, o más bien, como si intentara sacar las fuerzas para decir lo que sea que estuviera a punto de decir.
―No puedo seguir con esta situación, ¿vale? ―expuso sin más.
―Vale, yo... Bueno, yo tampoco.
―Ese día... Y todos estos días. Simplemente estaba tan molesta, ¿sabes? Tenía miles de preguntas y al mismo tiempo no quería escuchar ninguna respuesta. Simplemente me preguntaba una y otra vez, ¿por qué habían decidido ocultarme eso? ¿A mí?
―Amanda, ya te he intentado decir...
―Por favor, Axel ―lo calló rápidamente―. Necesito que ahora seas tú quien me escuche. Es mi momento de hablar.
Él asintió.
―Eres mi hermano, te lo dije ―comenzó nuevamente―. No me importa qué orientación tengas. De hecho. Puedes hacer con tu vida lo que quieras. Porque esa es la forma en que somos nosotros. Tú me dejas ser, yo te dejo ser. Sin embargo, creo que pudiste haberme tenido más confianza, sé que quizás no era fácil, pero te hubiese podido ayudar a pasar por todo eso.
―No es algo que supiera desde siempre ―soltó.
―Lo entiendo ―coincidió ella―. O al menos, creo que puedo entenderlo. Y a pesar de haberme enterado de la forma en que lo hice, está bien para mí. Y está bien si no quieres decirle aún a mamá. Aunque realmente creo que ella va a aceptarte de la manera en que seas, quizás se le haga difícil, pero ella realmente te ama. Y lo sabes. Quizás hasta más que a mí, algunas veces...
ESTÁS LEYENDO
Y Sin Quererlo, Me Enamoré
Teen Fiction¿Qué poder tiene el Universo para conspirar a nuestra suerte y volver todo nuestro mundo cuesta arriba? Axel es el chico perfecto, sólo a pasos de terminar su carrera universitaria, perfectas calificaciones y con la oportunidad de realizar sus p...