Capítulo XV

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―¿Aló?

―Feliz Cumpleaños, precioso ―dijo Axel con una felicidad palpable, que podía traspasar el teléfono.

Se escuchó una risa por lo bajo, muy sincera, al otro lado de la línea.

―Gracias... ―dijo con su voz aún ronca.

―¿Te he levantado?

―¿Veamos? ―dijo él, en un gran bostezo―. Como que me has llamado a las seis de la mañana. ¿Quién demonios está despierto a las seis de la mañana un sábado?

―Lo siento ―se disculpó, tratando de ahogar la pena que realmente le daba el hecho―. Es sólo que no podía esperar más para llamarte.

―¿En serio?

―Es primera vez que... Bueno... Que alguien ―dijo esa última palabra con sumo cuidado. Demonios, ¿cuándo se atrevería a preguntarle?―. Que alguien especial de esa forma está de cumpleaños, no sé muy bien cómo actuar.

―Al menos no me has despertado con un arreglo de rosas...

―Oh ―soltó Axel.

―No juegues ―dijo de golpe Jordi, espabilándose ante el pensamiento―. Axel, ¿has mandado un puñetero arreglo de rosas a mi cuarto?

Su compañero no pudo contener la carcajada.

―Claro que no lo he hecho, tonto ―reconoció, tratando de recomponerse―. Aunque, ¿habría sido tan malo?

―Vaya que hubiese sido malo.

―¿Ni siquiera porque fuese yo?

―No es justo, ¿vale?

―¿Qué no es justo? ―le preguntó, el tono juguetón de Axel estaba saliendo a flote.

Jordi hizo silencio por unos segundos, aunque había captado perfectamente hacia dónde iba la conversación.

―¿Vas esta noche? ―le inquirió, cambiando de tema.

―¿Crees que podría perdérmelo? ―interpeló con sorpresa ante la inquisición―. Por supuesto que estaré allí.

―No puedo esperar para verte...

―Yo tampoco puedo ―reconoció, mientras hacía una pausa―. Aunque bueno, va a estar como que... todo el mundo.

―¿Te preocupa que esté todo el mundo?

―Son tus amigos ―le dijo Axel―. Además, como que me recuerdan como el chico que se lió con Georgina.

―Demonios, Georgina ―el asombro se asomó en la voz de Jordi de pronto―. ¿Cómo voy a tenerse separado de ella toda la noche? No creo que pueda ver cómo te coquetea en mi cara.

―Vale, no voy a coquetear con ella.

―¿Eso impide que ella lo haga contigo?

―Bueno... Digamos que aún estoy soltero ―dudó mucho en decir aquellas palabras, acto seguido, pudo escuchar el quejido de Jordi al teléfono.

―¿Así que soltero? ―hizo una pausa―. ¿Yo también estoy soltero esta noche?

―¿Con quién vas a liarte, tontito? ―bromeó―. Te recuerdo que Claudia prácticamente está planeando nuestra boda.

―Junto a Camila, no lo olvides ―atisbó―. Jamás pensé que iría a todo por lo que tenemos. La chica estaba realmente colada por ti, como, realmente colada.

―¿Te soy sincero? Yo tampoco lo entiendo.

―Por cierto, ¿Amanda pudo obtener el permiso?

―Mamá estuvo a punto de decirle que no ―respondió Axel, mostrando un poco de ansiedad en la voz―. Ha bajado las calificaciones, sin embargo, intercedí por ella y nos ha dejado ir. Claro, cero alcohol. Todavía no confía mucho en que ambos vayamos juntos a alguna fiesta.

Y Sin Quererlo, Me EnamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora