Capítulo VIII

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Se concentraba en la tostada en sus manos.

El par de días que habían pasado había tratado de enfocarse en cualquier cosa. Porque si lo no hacía de esa manera, se iba a encontrar a sí mismo recordando esa tarde, recordando ese beso. Recordando cada una de las palabras que Jordi le había dicho, y aquellas que él le había respondido.

Las cosas se habían tornado más complicadas y reales de lo que habían estado en un principio. Ahora se formulaba preguntas que en ese momento no había sopesado. ¿Por qué había dicho que también gustaba de él? ¿Por qué lo había besado de esa manera? ¿De verdad estaba dispuesto a ir a todas con ello?

Sintió como una gran porción de mermelada cayó sobre el mesón.

Diablos.

Se había estado escribiendo con Jordi. La mayoría de las noches él comenzaba la conversación, pero había otras en las cuales Axel le enviaba. Quería saber de él. Quería ver su actitud luego de lo que había pasado entre los dos. Sin embargo, las cosas para él parecían mantenerse iguales. Como ya de por sí lo sabía. Porque para Jordi todo era demasiado normal, sin embargo para Axel, toda esta situación lo tenía en un punto medio en el cual no sabía finalmente en qué lado estar.

―Recuerda buscarme en la Facultad ―escuchó decir a su hermana desde la sala―. Tengo que recuperar un examen que perdí la semana pasada.

―¿No vas a ir a la Plaza? ―inquirió su madre, apareciendo de pronto en la cocina, dándole una sonrisa.

―No ―respondió de golpe su hermana, uniéndoseles―. Buenos días ―le dijo extrañamente a Axel, mientras tomaba una de las manzanas que se encontraban sobre el comedor―. A las 6 en punto. Tengo cosas que hacer.

―Haré lo que pueda.

―Vale. Adiós ―y sin decir más tomó camino hacia la salida.

―¿No vas a llevarla? ―inquirió Axel a su madre, una vez que su hermana traspasaba la puerta.

―Unos amigos vendrán por ella.

―¿Unos amigos? ¿De la Facultad?

―Creo. Al menos sé con certeza que Patricia está con ella.

Patricia había sido mejor amiga de Amanda desde pequeñas, y su madre era la mejor amiga de Elena; por lo cual, ambas familias habían estado muy unidas. Incluso más unidas desde que su padre los dejó.

―Ya veo.

―¿Y tú hijo? ¿Ya tienes tu almuerzo? ¿Todo bien?

―Sí.

―¿Vas a estar mucho tiempo hoy en las pasantías? ¿Sales temprano? Quizás podríamos hacer algo especial para la cena.

―No lo sé ―respondió dubitativo, mientras que una idea comenzaba a cruzar por su mente―. Estamos trabajando en un gran proyecto, y con todo esto de la única plaza, necesito aprovechar lo más que pueda.

―Entiendo. Tienes razón, no te hagas problema. Intentaré prepararlo con Amanda en ese caso.

―Entonces... ¿no va a ir hoy a las prácticas?

―¿Por qué me preguntas eso? ―inquirió con curiosidad, mientras comenzaba a recoger todo lo que se encontraba desordenado.

―Como que lo he escuchado. Pensé que nada se interponía entre el skate y ella estos días ―se burló.

―Sabe que primero es la Universidad.

―Vale. Vale. Raro ver una Amanda tan responsable.

―Dale algo de crédito.

Y Sin Quererlo, Me EnamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora