Capítulo XIV

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―¿Preparado para la recta final? ―lo sorprendió de golpe una voz.

Era Felipe.

Axel se encontraba en las afueras de la Multinacional. Hoy era un día muy importante, y lo sabía desde el momento en que se había levantando. Oficialmente comenzaba la cuenta regresiva para finalizar las pasantías, y eso significaba que estarían prontos a conocer la decisión de quién sería el que se quedaría.

―Hola, Felipe ―lo saludó, cuando él mismo se colocó a su lado, caminando hacia el lobby―. Por supuesto que lo estoy, ¿tú?

―¿Tienes que preguntarlo?

Axel solo pudo esbozar una pequeña risa ante la obvia pregunta.

―Oye... ―lo atajó nuevamente―. ¿Tuviste tiempo de revisar algunas de las cosas que te envié?

―¿El proyecto de la Ciudadela?

―El mismo ―afirmó entusiasmado―. ¿Qué te pareció?

―Podrían darse algunas mejoras ―dijo Axel, sin parecer muy interesado en el asunto―. Creo que sería bueno discutirlo hoy con los ingenieros.

―¿Pero crees que sea una buena propuesta?

―Yo también tengo otra en mesa.

―Ya lo sé. Muy buena por cierto, tienes buenos argumentos para la arquitectura.

En ese momento se sintió mal. Tal vez si no hubiese pasado todo el fin de semana hablando por texto con Jordi. Tal vez si no hubiese pasado un poco demasiado tiempo en su apartamento. Tal vez si hubiese prestado un poco más de atención al trabajo de su compañero, pudiera decirle algo más que «Podrían darse algunas mejoras».

Cuando llegaron al piso un ambiente colapsado los recibió, habían una gran cantidad de personas hablando por lo bajo. Que trataran de ser silenciosas hacía todo mucho más estridente.

―Buenos días, Greta ―saludó Axel a la mujer de cabellos recogidos que se encontraba en la recepción.

―Buenos días ―saludó Felipe a la par.

―Buenos días, caballeros ―les respondió ella con una sonrisa cálida, como todas las mañanas.

―¿Día agitado? ―le inquirió Axel.

―Y que lo digas ―soltó ella, tratando de bajar la voz―. Nuevos pasantes y becarios. Puede ser un real dolor de cabeza.

―Ouch, Greta ―soltó Felipe.

―Oh, por favor ―se disculpó, sonrojándose un poco―. No lo tomen personal, saben que ustedes son clase aparte.

―Lo sabemos ―dijeron al unísono, mientras ambos pasaban sus credenciales para ser registrados.

―¿Último mes? ―les inquirió ella, una vez que la información salió registrada en el monitor.

―Así es ―le dijo Felipe haciendo ademán triste―. ¿Puedes creerlo?

―La verdad, el tiempo pasó demasiado rápido.

―Y que lo digas ―comentó Axel―. De cualquier manera, aún nos quedan varios días por aquí.

Greta lanzó una pequeña risa ante aquellas palabras. En el tiempo que habían compartido ella les había tomado un gran aprecio, y ellos se lo correspondían.

―Bueno... ―inició Felipe, mientras pasaba por el detector que daba entrada al edificio―. Que tengas un excelente día hoy. O bueno... Tanto como te dejen tenerlo.

Y Sin Quererlo, Me EnamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora