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—“Quiero esta compañía, Jeon.”

Heejin se sentó en silencio, decidida a no dejar que su jefe viera lo furiosa que estaba.

—“No quiero excusas y no voy a aceptar nada que no sea la cabeza de Bang en mi mesa y su empresa en mi bolsillo.”

El viejo dio un puñetazo sobre el escritorio, casi gritando las últimas palabras.
¿Qué carajos le pasaba? ¿Quién se creía que ella era? ¿Una novata recién graduada de la universidad con la tinta aun húmeda en su diploma y un maletín de piel de cocodrilo de imitación? ¡Por el amor de Dios! ella era Jeon Heejin, cuyo nombre hacía temblar en sus mocasines de borlas a más de un CEO. Había trabajado junto a Min Donghyuk durante casi cinco años, después de graduarse con un MBA de Wharton y un maletín de lujo marca Coach. Ella siempre le entregaba exactamente lo que él quería, y le molestaba que pudiera pensar que no lo haría esta vez.

—“Donghyuk —Trató de mantener un tono neutral— “, ¿he dejado alguna vez de darte algo que tú hayas querido?” —Su pregunta era retórica— “Todo el mundo sabe que Bangsun es un complemento perfecto para Sonatine, incluso el mismo Bang Seonghun lo sabe. ¿Qué hay que discutir? le vamos a hacer una oferta decente y la va a engullir.”

—“Tú traeme esto, Jeon, y serás la próxima CEO de Empresas Sonatine.”

Heejin despejó su mente y luchó por controlarse. Min odiaba cualquier muestra de emoción, así se tratara de enojo, desilusión, euforia o alegría. Ella había aprendido desde el principio a dominar cualquier signo externo de lo que estaba sintiendo.

—“Ya me has oído. Estoy cansado de toda esta mierda. Es mi tiempo de cabalgar hacia el atardecer y conseguirme unas nuevas chanclas Adidas con las que divagar en la suave arena de las cálidas playas de Jeju el verano que viene. No confío en ninguno de esos contadores que trabajan para mí. Sé que puedo contar contigo para mantener solventes a Sonatine, y a mí.”

Donghyuk es un innegable machista. Heejin sabía que inicialmente había obtenido la entrevista porque él pensaba que era un hombre, y la razón por la que consiguió el trabajo fue su atrayente belleza, complementada por su admirable intelecto, claro está. Hasta el día de hoy recibe piropos y pretensiones por parte de sus compañeros, aunque por suerte ya se ha acostumbrado.

—“Pero no quiero pagar un solo centavo más de lo que me vea forzado a pagar.”

Heejin estaba eufórica aún por su promesa de hacerla CEO, y pronto. No había pensado que estuviese dispuesto a retirarse por lo menos por otros cinco o seis años. Sacudió la cabeza y miró alrededor de la oficina. Él había decorado la extensa habitación lujosamente, sin duda. Cada pieza del mobiliario había sido hecha a medida, las obras de arte eran originales, y la alfombra de felpa era tan espesa que sus zapatos se hundían cada vez que entraba.

—“Cuando termine con Bang, no sabrá qué fue lo que lo golpeó. Va a pensar que acaba de hacer el negocio del siglo, pero apenas va a terminar con el dinero suficiente para pagar sus cuentas. No te preocupes, yo me encargaré de él.” —Se levantó de la silla Reina Anne.

—“Espero ver que lo haces.”

La castaña salió de la oficina de Min y cruzó el vestíbulo hacia la suya. Era la primera semana de agosto, por lo que el sol estaba alto en el cielo y la luz le pegaba en todas las direcciones. No se sentó en su escritorio, se detuvo de espaldas a la habitación y echó un vistazo a las ventanas de piso a techo que flanqueaban su oficina.

De niña había soñado con tener un trabajo en una oficina en lugar de ser una trabajadora común en la fábrica de papel, como prácticamente todos los demás en su ciudad natal de Seongnam. Su padre había trabajado allí desde los dieciséis años, junto con sus dos hermanos y su papá. Su madre era una ama de casa que había pasado la mayor parte de su tiempo esquivando los puños de su marido, los cobradores, y bebiendo hasta caer en el olvido.
Heejin estaba lejos de Seongnam ahora, o bueno, lo suficiente. Había estudiado y trabajado con garra para llegar a donde estaba ahora, y sus pies morían de ganas de dar el paso final.

Hizo girar su silla de cuero hacia su computadora, se sentó, y comenzó a tocar las teclas. Pronto encontró lo que estaba buscando y pulsó el botón de impresión. Página tras página de información sobre Bangsun Products derramadas fuera de la impresora, llenando cuidadosamente la pulgada inferior de la bandeja de salida. Mientras la máquina resoplaba, ella cogió el teléfono y llamó al único hombre que sabría todo lo posible sobre la empresa que la convertiría en una estrella.

—“Jaemin, soy yo, Heejin.” —Dijo después de que atendiera el contestador— “Hey, necesito todo lo que tengas sobre Bangsun Products; Estados Financieros, cartera de clientes, listas de clientes, información de los empleados, todo, incluyendo las propiedades.” —Hizo una pausa— “Sobre todo la mugre. Quiero saber quién esta escondiendo qué esqueleto y en dónde está la llave del armario. Necesito esto lo antes posible, así que el precio no es problema.”

Colgó el teléfono. La emoción de la persecución comenzó a latir por sus venas, y ella sabía bien cómo celebrar.

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—“Hyunjin, necesitamos esta empresa. La Junta Directiva está cada vez más inquieta.”

—“Lo sé. He recibido varias llamadas de teléfono esta semana. Es todo lo que Huang pudo hacer para mantener a los buitres en la bahía.”

Kim Hyunjin no necesitaba a nadie que le dijera cuán desesperadamente necesitaban de esta fusión. Como CEO de Starlight Pharmaceuticals lo sabía todo acerca de la compañía, desde el nombre del encargado de la correspondencia hasta el precio de los compuestos que conformaban su droga anti convulsiva más vendida. Podía recitar sus finanzas en sus sueños, y últimamente lo había hecho. Se reunía con su director financiero tres veces a la semana, y los números estaban cada vez más en rojo.

—“Hyunjin, algunos de los miembros de la junta piensan que podría ser el momento para tomar una nueva dirección.”

El corazón de la pelirroja dio un brinco, pero se mantuvo en calma. —“¿Te refieres a un nuevo líder, no es así, Jeno?”

Esto no era nuevo para ella. Había pasado por esto antes con algunos de sus compañeros. Una nueva dirección era un eufemismo para referirse a «estás despedida». Vio como el presidente de su Junta luchaba con una respuesta.

—“Tranquilo. Yo sé contra lo que me enfrento. Estoy segura de que podemos llegar a un acuerdo con Bangsun Products. Su inventario se ajusta al agujero que tenemos en nuestra cadena de suministros, su base de clientes prácticamente espeja la nuestra, y su cultura es muy similar. Cuando Bang Seonghun vea que vamos a dejar que sea una unidad de negocios independiente va a estar encantado. Tengo una reunión con él la próxima semana.”

—“Hyunjin, ¿te das cuenta de que tengo plena confianza en ti?”

—“Y te lo agradezco, Jeno. Las personas que trabajan para mí son geniales, y están comprometidos a hacer que esta fusión ocurra.”

Ella había elegido a dedo, o bien, entrenado personalmente a su personal superior y defendería su capacidad y dedicación hasta el final. Sólo esperaba que ese final no se encontrara a la vuelta de la esquina.

Jeno se fue, dándole a Hyunjin unos minutos para reflexionar sobre su conversación antes del comienzo de su próxima reunión. Ella había sido CEO por dos años, y durante ese tiempo la industria farmacéutica había sufrido un gran impacto. La confianza de los inversores estaba en su punto más bajo de todos los tiempos, y la MFDS había indagado sobre varias patentes que Starlight tenía pendientes. La empresa había luchado una batalla tras otra. Kim suspiró y se enderezó mientras su CFO entraba en la oficina, vistiendo su familiar expresión de preocupación. Hyunjin tenía una pelea más que librar, y esperaba que la adquisición de Bangsun Products no fuese la causa de su despido.

❝POWER PLAY❞ ; 2jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora