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Hyunjin apagó el ordenador e introdujo varias pulgadas de papel en su maletín Louis Vuitton. Prácticamente le había ordenado a Renjun que se fuera a las siete, y mientras caminaba en silencio con una taza de café recién hecho tres horas más tarde, se dio cuenta de que todas las luces estaban apagadas en el piso, excepto la suya. La escena era muy familiar. Madrugadora, era a menudo la primera en llegar a la oficina por la mañana y con las recientes dificultades de Starlight ahora era siempre la última en irse.

Las puertas del elevador se abrieron unos segundos después de apretar el botón de bajada. Entró, mirándose en los espejos, mientras el ascensor la llevaba los cinco pisos abajo hasta el vestíbulo. ¿Necesitaba un corte de pelo o tal vez incluso un nuevo estilo? Su cabello rojizo estaba tan lleno de vida y brillante como siempre, su tez perfecta, su maquillaje impoluto. A juzgar por la segunda mirada que recibía de los hombres a diario, era sin dudar una mujer preciosa.

Su hogar no estaba lejos de la oficina y la noche era cálida, así que bajó el techo de su convertible y condujo hasta su casa. Sus tacones resonaban en el suelo de cemento del garaje y, balanceando su maletín, su bolso, y una pila de correo, abrió la puerta que conducía desde el garaje a la casa. Después de dejar caer el contenido de sus manos en la mesita de café, se quitó los zapatos y tiró la chaqueta del traje en la silla. No miró cuando la chaqueta se deslizó desde el material de cuero hasta una pila en el piso de madera. La llevaría a la tintorería con la ropa que ya había amontonado en el asiento.

Abriendo la puerta del refrigerador, miró los estantes casi vacíos. Ir de compras no era una de sus cosas favoritas, y era obvio que no se había obligado a hacer esa tarea importante pero mundana. En el segundo estante, sólo una caja de huevos junto con un bloque de queso, un recipiente de yogur, y tres manzanas en la tercera. Tomó una de las botellas de soju que llenaban el estante de arriba, los huevos, el queso, un poco de jamón, y se puso a preparar un omelette.

Con el estómago lleno y, finalmente relajada, agarró el teléfono y se dejó caer en la silla gemela de la que era su temporal cesta de la ropa. Tiró de la palanca, levantando el reposapiés, y se desplazó a través de la agenda de su celular, más precisamente los contactos a los que había llamado más recientemente. Pasó por el número de su madre, hermano, dos hermanas, y el número de la casa de Renjun, así como los números de las casas de cada uno de los de su personal, para por último detenerse y pulsar el botón de marcar.

A medida que el timbre sonaba en su oído, Hyunjin se miró los pies y frunció el ceño. Necesitaba desesperadamente una pedicura y sacó su tableta del maletín para hacer una nota antes de que lo olvidara. Acababa de terminar de introducir el recordatorio cuando un hilo de voz en el otro extremo del teléfono contestó.

—“Hola...”

—“¿Jinsoul? ¿Te encuentras bien?”

No era demasiado tarde para llamarla. La chica era un ave nocturna que rara vez se iba a la cama antes de medianoche.

—“Estoy bien. No podía encontrar el maldito teléfono. Los niños estuvieron en casa esta noche, y cuando oí el timbre en el sofá me di cuenta de que, obviamente, estuvieron jugando con algo con lo que no deberían haberlo hecho.”

—“¿Cómo están?”

La hermana de Jinsoul había muerto de repente hacía tres años, y ella se había involucrado para ayudar a su cuñado a criar a sus tres hijos.

—“Están excelente. Su padre empezó finalmente a salir de nuevo, por lo que tuve que cuidar a los querubines esta noche. Ahora sé por qué me convertí en una lesbiana. De ninguna manera podría manejar tres hijos veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Quiero decir, me encantan estos chicos, pero estoy absolutamente exhausta.”

❝POWER PLAY❞ ; 2jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora