₍₂₃₎

671 92 3
                                    

Hyunjin se despertó con la sensación de un brazo alrededor de ella y un cuerpo caliente presionado contra su espalda. Heejin respiraba uniformemente sobre su cuello, por lo que decidió no moverse por temor a despertarla. ¿Qué había hecho? por el amor de Dios, ¡¿qué habían hecho?! Las imágenes de la noche anterior inundaron su cerebro como el agua en una represa: piernas entrelazadas, manos, labios, boca y la lengua explorando cada centímetro de su cuerpo mientras ella se deleitaba disfrutando el placer recibido y también dado. Heejin era una amante increíble, entusiasta y tenaz. Exigió de ella tanto como le dio la gana, y cuando Hyunjin estaba segura de que no podía tener otro orgasmo la castaña le demostró que estaba equivocada.

Inclinó la cabeza para mirar el reloj. Eran poco más de las siete y el sol comenzaba a asomarse en el horizonte. Apenas podía recordar la última vez que se había despertado con una mujer en su cama. Incluso con Jinsoul, cuando tenían relaciones sexuales siempre una de ellas se levantaba y volvía a casa, casi antes de que su orgasmo hubiese terminado. Había pensado que eso era satisfactorio hasta anoche, con Heejin. ¿Que había sido exactamente lo de la noche anterior? Tuvieron sexo, claro, por Dios. Pero ¿por qué? ¿Qué significa esto? ¿Qué es lo que significaba hacia el futuro? ¿Qué se suponía que iban a hacer ahora? ¿Acaso debían sentarse una frente a la otra en las reuniones de Bang y actuar como si nunca hubiera sucedido? ¿Qué esperaba Heejin de ella? ¿Qué esperaba ella de Heejin? ¿Lo harían otra vez?

La castaña la atrajo más cerca y Hyunjin se puso tensa. Aquellas y docenas de otras preguntas la bombardeaban. Las hizo a un lado y trató de averiguar cómo podía levantarse de la cama sin despertar a la chica. No se le ocurría qué decirle y sabía que era cobarde alejarse de ella. “Al diablo.” Pensó. Esta era su casa. No era como si ella pudiese simplemente irse.
Heejin debió sentir su inquietud.

—“Relájate.” —Su voz estaba incluso más ronca que de costumbre a causa del sueño— “Por mucho que quiero una repetición de lo de anoche, dame unos minutos para que despierte y me iré.”

Hyunjin no sabía qué hacer. Era infantil actuar de esta manera. Eran adultas que habían consentido al sexo y que obviamente se atraían entre sí. No es gran cosa. Pasa todo el tiempo. No hay nada de qué avergonzarse. Es tan natural como que haya estrellas en el cielo. Ella era una mujer madura. ¡Por el amor de Dios, ella fue la que invitó a Heejin a entrar! Debería estar manejando mejor esto.

Sin saber qué más decir, le preguntó: —“¿Quieres un café?” —Y se sentó.

Sin lugar a duda ella necesitaba uno. Tal vez el influjo de la cafeína sacudiría algún sentido dentro de ella.

—“Sólo si alguien que no seas tú lo hace y lo trae aquí. —Se pegó a su espalda, abrazándola e impidiéndole cualquier intención de moverse— “No quiero que te vayas a ningún lugar.” —Agregó, eliminando cualquier duda.

La pelirroja se acomodó en el cálido abrazo y trató de dejar que su mente se relajase. Pensamientos inconexos, acusaciones, recriminaciones, sin duda dejaban poco espacio para disfrutar de la sensación de estar en los brazos de Jeon Heejin. ¿Por qué no podía simplemente disfrutar de la mañana después de una noche de sexo fabuloso con una mujer muy atractiva? Ciertamente lo había disfrutado mientras estaba ocurriendo. No pudo evitar sonreír finalmente.

Su cuerpo debió haber emitido alguna otra señal diferente a una sonrisa porque Heejin le preguntó: —“¿Qué?”

—“Nada.” Se admitió a sí misma que la de ayer por la noche había sido la experiencia más intensa de su vida, pero se negó a confesárselo a ella. Como si Heejin no lo supiera ya...

—“Eres increíble, Hyunjin.” —Comentó, con la voz un poco más clara.

—“Gracias. Lo mismo para ti.”

❝POWER PLAY❞ ; 2jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora