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—“¿Puedo?” —Heejin se acercó para ver el mapa de Hyunjin— “Podríamos empezar con los lugares de por aquí; Ahí está el museo, el ayuntamiento, y todas las tiendas. Después de que nuestros pies se cansen podríamos almorzar allí y averiguar qué hacer a continuación.” —Señaló otro restaurante al aire libre.

Después de unos momentos, durante los cuales Hyunjin se sonrojó inexplicablemente, dijo:

—“Muy bien. Estás a cargo del mapa.”

Heejin la ayudó rápidamente con su chaqueta. Hyunjin tomó el paquete que había comprado antes y la siguió fuera de la plataforma elevada hacia el museo.
Dos horas más tarde, estaban caminando por una de las calles radiales que partían de la Grand Place. Hyunjin se detuvo frente a una pequeña tienda y estudió la muestra de encaje en la ventana delantera.

—“¿Quieres entrar?” —Preguntó la castaña.

—“No quiero aburrirte con mis compras de recuerdos...” —Comenzó a moverse.

—“Yo no me aburriría. ¿No es de lo que se trata ser turista? compras.”

Heejin odiaba ir de compras tanto como odiaba su examen físico anual, pero ambos eran necesarios. Era evidente que Hyunjin quería entrar y, en ese momento, Heejin no quería hacer otra cosa que no fuese darle lo que ella quisiera.

—“Vamos.” —Abrió la puerta y entró en la pequeña y húmeda tienda.

—“Bonjour. ¿Puedo ayudarles?”

Una anciana, que Jeon adivinó estaría en los setenta años, apareció por una puerta estrecha. Hyunjin habló con ella en francés, y rápidamente la señora se fue por la misma puerta por la que había aparecido.

—“¿Qué le preguntaste?” —Kim había estado traduciendo toda la mañana.

—“Si tenía algo especial como regalo para mi madre.”

La mujer regresó antes de que Heejin tuviese la oportunidad de decir nada más. Vio de cerca como Hyunjin tocó suavemente el encaje. Ella y la mujer hablaban en voz baja, con las cabezas inclinadas por la concentración. Varias veces la anciana fue y regresó por la puerta misteriosa, cada vez con una pieza distinta que la pelirroja inspeccionaba. Finalmente Hyunjin seleccionó el que quería y la mujer desapareció con su selección otra vez.

—“¿Es eso un mantel?” —Heejin odiaba sonar tan ignorante, pero ella estaba fuera de su ámbito en ese tipo de cosas.

—“Sí.” —Buscaba el dinero en su bolso.

“¿Cómo sabes qué tamaño comprar?” “Dios mío, que pregunta tan estúpida...”

—“Estaba con mi mamá cuando compró la mesa. Debimos haber ido a cada tienda de muebles en la ciudad antes de que encontrara lo que estaba buscando. Las vacaciones más extrañas que he tenido.”

La expresión en el rostro de Hyunjin era feliz, aunque su último comentario fue sarcástico.
Heejin tuvo un flash de su madre y su padre y rápidamente suprimió el pensamiento.

—“¿Qué es tan especial en esta tienda? Debemos haber pasado una docena de tiendas que venden manteles de encaje.”

—“Porque todo aquí está hecho a mano. La mujer crea todo lo que tiene en la parte de atrás.” —Indicó la puerta por la que la señora había desaparecido— “Nada es producido en masa en una máquina.”

—“Lo tratas como si fuera un tesoro...” —Comentó Heejin cuidadosamente.

—“¿No lo es?” —Respondió la menor de ambas, como si fuera la respuesta más obvia en el mundo.

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