27. Houston, tenemos un problema

91 6 7
                                    

Jake.

No sé como conseguí llegar aquí, pero aquí estoy.

Camile nos había enseñado un nuevo juego, se trataba de que uno de nosotros se cubriera los ojos con una venda, y tenía que encontrar al resto. Y esa persona, en este caso, era Lucas.

Y, para hacerlo más difícil, habíamos puesto sábanas en las ventanas, para que nosotros tampoco pudiéramos ver mucho.

Yo estaba haciendo un equilibrio enorme para mantenerme de pie en la cabecera de una de las camas.

Lucas ya había encontrado a Emi, Travis y a Camile. Alex estaba escondido debajo de una cama, cosa que creo que es trampa, pero no creo que le importe. Nathan se la pasaba corriendo de un lado para otro, tratando de hacer el menor ruido posible, y lanzándole cosas al moreno para despistarlo.

A Dominic no lo habíamos visto en lo que quedaba de tarde -ya que solo lo vimos mientras hacíamos la actividad que tocaba hoy-.

Miré a Alex, y noté que se le estaba dificultando un poco su escondite. Pues resulta que su gata lo vio allí, y dado que él es muy sensible a las cosquillas, el pelaje de su mascota causó que soltara unas risas, haciendo que Lucas lo encontrara.

— No es justo, es culpa de Nita – se quejó sentándose junto a los que ya habían perdido.

— Tú fuiste el primero en hacer trampa, escondiéndote debajo de la cama – le recordó Camile.

— Se le llama karma – se burló Travis haciendo que entre ellos rieran.

También quise reírme, pero dada mi situación, no quería que me ocurriera igual que a Alex.

— Quien sea que esté caminando tanto ¿Podría dejar de hacerlo? Me mareo – protestó Lucas mirando a la nada, ya que no podía ver.

— Esa es la idea, daaah – dijo Nathan siendo obvio, pero al instante se lamentó porque Lucas siguió su voz.

Nathan no se rindió tan fácilmente, ya que empezó a correr en dirección contraria a Lucas, y como ya no lo hacía discretamente, él lo perseguía muy por detrás.

Las cosas se complicaron cuando Nathan empezó a escabullirse por las camas, saltando o gateando por encima de éstas ¿Y por qué se complicó? Bueno, porque cuando pasaron por la cama en la que estaba escondido yo, perdí el equilibrio y caí encima de Nathan.

Y lo peor fue, que Lucas, sin darse cuenta de que yo había caído, se abalanzó encima de nosotros.

— ¡Tacleo! – gritó antes de saltar encima de nosotros.

A pesar del dolor que me causaba ser aplastado, no pude evitar reír ante esto. Lucas se quitó la venda y todos reímos, disfrutando del momento.

— ¿Jugamos otra vez? – preguntó Camile emocionada.

Pero antes de que cualquiera de nosotros pudiera responder, Angie y Dominic entraron a la cabaña.

— Chicos, necesito de su ayuda.

(...)

— Déjenme ver si entendí – repetí, tratando de asimilar lo que nos habían dicho – Ustedes se van ¿Y nosotros estaremos a cargo?

— No es lo más correcto, pero surgió un inconveniente y debemos irnos todo un día – aclaró Angie.

— O sea, ¿Nosotros mandamos? – inquirió Camile, intentando ocultar una sonrisa.

Porque esa chica parecía tímida, sin embargo, una vez que tomaba confianza, no había quien la detuviera. Era muy autoritaria, parecía Hitler en todo grupo. Tendríamos que controlarla, porque en cualquier descuido, ya veríamos a los pobres campistas arrodillándose ante ella.

Campamento AlawalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora