32. El Trío del Terror

34 4 8
                                    

Jake.

La brasa de la fogata nos brindaba un calor que favorecía al frío que se avecinaba por la llegada de la noche.

Así es, soy todo un poeta.

- ¿Entonces? ¿Están preparados para una noche de historias de terror? - nos anima Dom, a lo que los chicos vitoreamos.

- Eh... Nop - se niega Camile, levantándose del tronco en el que estaba sentada - Ya pasé por esto cuando YO SOLA me hice una maratón de películas de terror, así que me retiro, muchas gracias.

- Vamos Cam, esa vez fue porque nos quedamos dormidos - la detiene Alex jalándola por el brazo - Esta vez estaremos todos juntos y despiertos - asegura haciéndola sentarse junto a él.

- Bieeeeen - acepta de mala gana y extiende sus brazos hacia la fogata para poder entrar en calor - Pero ustedes me aguatarán si no puedo dormir - avisa a lo que yo río.

- Dudo que vayamos a dormir - comento mientras copio su acción para evitar la brisa fría.

- Parece que va a hacer frío, y ya que vamos a estar aquí, voy por algunas mantas - Travis se levanta a lo que Cecyll hace lo mismo.

- Yo te acompaño - dice y luego ambos se van en dirección a nuestra cabaña.

- ¡No me hagan tío aún! - exclama Dom a lo que todos reímos.

Me tomo un momento para mirar alrededor, debido a que ya había caído la noche, lo único que nos iluminaba era la pequeña hoguera que teníamos enfrente. Podríamos encender las farolas que se encontraban a lo largo del patio, pero queríamos mantener el ambiente "aterrador".

Alcé mi mirada y admiré el cielo el cual estaba con algunas nubes y apenas se apreciaban unas pocas estrellas. Agradecía mentalmente de que fuéramos los únicos que estaban afuera, y que el resto de campistas estuvieran cada quien en sus cabañas, ya que así podíamos estar todos en confianza y cada quien podía mostrar su lado más alocado y natural Y TRAUMAR A TODOS CON MIS HISTORIAS SANGUINARIAS.

Bueno, ya me calmo.

Seguí vagando por mis pensamientos, recordando los relatos "espeluznantes" que pudiera saberme, y clasificar cuales podría contar, y cuales debería guardarme para mí mismo porque si no tendrían que ir a terapia para poder olvidarlo.

Pero salgo de mi ensimismamiento al escuchar que me nombraban, y por las caras que tenían mis amigos, apostaría que me estaban hablando desde hace un buen rato, y yo no estaba prestando atención.

- ¿Qué? - alcanzo a decir, básicamente pidiendo que me resumieran los últimos cinco minutos de conversación.

Veo como todos carcajean, a lo que me uno con ellos. Haciéndome pensar ¿Cuántas veces me pasaba esto? Siempre me perdía en mis pensamientos, perdiendo conciencia del mundo real.

- Te decíamos si tenías una historia en mente - me explica Alex - Para que empieces tú.

- ¿Una? Tengo muchas - admito encogiéndome de hombros.

De alguna manera inexplicable todos nos sincronizamos para observar el momento en dónde el par de tortolos volvían con lo que parecían ser unas cuantas mantas para el frío.

Cuando empezaron a repartirlas a los del grupo tuve el pensamiento fugaz de rechazarla amablemente, pero ese pensamiento de esfumó rápidamente cuando una corriente de viento azotó furiosamente contra mí.

Okey madre naturaleza, lo entiendo, no es momento para hacerse el rudo.

(...)

Al no tener un reloj me era difícil poder deducir la hora que era, pero podría calcular que eran alrededor de las 3 am.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 11, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Campamento AlawalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora