20. Club Satánico

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Emineko.

Ya. Todos me odian. ¿Por qué estoy aquí? Debería irme.

Me encontraba con los chicos amigos de Dom -que ya me sabía más o menos sus nombres-. Viendo atentamente a la puerta esperando pacientemente mí destino.

En cualquier momento Camile llegaría, y como estoy segura que me odia, me sacará a patadas de aquí.

O Angie entraría y me diría que me fuera por crear problemas entre campistas.

Cualquiera de esos futuros era posible. Y uno de esos me iba a pasar. Estaba segura.

O al menos eso creía.

¿Se supone que hice bien o mal? ¿Debí haber intervenido?

Estos chicos parecen como una familia, de los que se apoyan entre sí y siempre aceptan nuevos integrantes, pero me sentía como un perrito que adoptó Dominic a la familia, y que nadie estaba de acuerdo con tenerme.

Lucas me miraba como si tratara de conocerme sin decir palabra. Alex estaba como yo, al pendiente de cuando llegara Camile, seguramente porque no quería que ocurriera un asesinato aquí. Jake ni siquiera estaba atento a la conversación. Travis me miraba preocupado, pero a la vez con una sonrisa para disimular. Nathan era el único que escuchaba lo que decía Dom. Y Tim, bueno, el creo que no se ha percatado de mi presencia, porque solo está leyendo un libro.

De verdad quería arreglar las cosas, pero no estaba del todo segura si ellos estaban molestos conmigo, y de todos modos, si lo estaban, no sabría qué decir, apenas los conozco.

Cualquiera pensaría que soy una chica de pocas palabras, pero en realidad yo hablo mucho, pero solo cuando entro en confianza. Porque generalmente tiendo a... Cagarla.

Un ejemplo claro es este momento. Justo ahora.

— ...Así que probablemente solo les dé un sermón, como el que se supone que debería estarte diciendo yo a ti, pero sabes que no soy así, pero de todos modos siéntete regañada – a decir verdad no escuché nada de lo que me dijo Dom, solo estaba atenta a mis pensamientos.

Suspiré tratando de relajarme, y dejé de pensar, escuchando lo que hablaba Dom.

— Amigo, el baño esta por allá – habló Nathan riendo por lo bajo, bromeando por la cara que hizo Dom.

— Nah, solo está intentando ser serio – comenté a lo que todos rieron, y no pude evitar sonreír también, quizás no me odiaban del todo.

— ¿Qué parte de que estás regañada no entiendes? – intentó defenderse y me acusó con su cuchara, pero yo, lo dejé mal, como buena amiga que soy.

— La parte en que no eres como Angie, no sé dónde estuvo esa cuchara, y necesitas una novia – respondí moviendo la cuchara a un lado con mi dedo.

Lo bueno de esto es que había logrado romper el hielo y todos ya estábamos riendo, y por un momento pude olvidarme del problema en que estaba metida.

Pero como dije, fue solo un momento, porque escuche una voz que de verdad estaba deseando no oír.

— En eso último puedo ayudarte, yo me considero Cupido – y al ella hablar todos nos callamos mirándola.

No exagero cuando digo que los colores se me borraron de mi cara, tragué audiblemente y bajé la mirada, no era capaz de mirarla a los ojos.

Sentí la mano de Dominic en mi hombro, el trataba de darme fuerzas; me conocía y sabía por lo que he pasado, y que cuando amigos se trata, muy pocos se quedan, como él.

Campamento AlawalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora