Camile.— Oh no, yo con animales no me meto más, de milagro y me salvé del angry bird – se negó Nathan.
Estábamos pensando, no sabíamos cómo íbamos a conseguir uno que no estuviera furioso como todos los animales aquí.
— No especificaron si tenía que estar vivo o muerto, podríamos buscar uno en la cafetería – Travis se encogió de hombros.
— ¡No! Es obvio que lo piden vivo no serían tan crueles – puse una mueca de horror de tan solo pensar eso.
— Entonces empecemos a caminar para poder conseguir uno rápido, si no nos apuramos no seremos los primeros – apresuró Lucas y nosotros lo seguimos.
— ¡¡¡¡¡¡¡CONEJITOOOOOO!!!!!!! – grité señalando a la criatura que al verme me miró con horror y salió saltando – ¡Espera! ¡No voy a hacerte daño! – corrí tras él casi hipnotizada por su ternura.
— ¡Camile espera! – y Lucas empezó a correr.
— ¡Puede tener rabia! – Nathan le siguió.
— ¡Mira por dónde vas! – Travis corrió también.
Lo perseguí hasta un lugar en el bosque muy alejado del campamento, donde el conejo dejó de saltar, supongo que ya se había cansado.
— Tranquilo... – me iba acercando lentamente – Nunca le haría daño a un animalito tan tierno – parecía que él se iba a acercar a mí.
— ¡Te tengo! – saltó de repente de los arbustos hacia el conejito, haciendo que éste saliera saltando de ahí.
Comencé a perseguirlo, con esa persona siguiéndome también.
— ¿No pudiste haber sido menos brusco? – le dije aún corriendo.
— Eso se llama efecto sorpresa, de esa manera era más fácil atraparlo – aclaró Jake como si fuera obvio.
— ¿O tal vez tratarlo con amabilidad? – le ofrecí, escuché pasos detrás, sabía que era mi equipo y su equipo – Además, ese conejo es mío.
— No veo que tenga tu nombre escrito – Alex sonrió burlonamente, alcanzándome.
— ¡Pero yo lo vi primero! ¡Yo lo empecé a perseguir primero! – ya empezaba a tener la respiración agotada, y tenía la vista un poco borrosa.
El conejo dejó de saltar, no entendí porque, no se veía cansado. Luego de unos segundos noté porque se detuvo.
— ¡CUIDADO! – íbamos a demasiada velocidad, pero pude detenerme justo a tiempo, en el borde del acantilado muy alto, una caída bastante considerable.
Lo malo es que mis amigos no pudieron parar a tiempo, empujándome y haciendo que todos cayéramos, incluyendo al pobre conejito.
Todos gritábamos mientras veíamos como el suelo se acercaba cada vez más a nosotros, era nuestro fin.
— ¡Fue un gusto haberlos conocido dos veces chicos! – grité.
(...)
Desperté al sentir cosquillas en mi cara, abrí los ojos y vi que estaba sobre un arbusto, con algunos rasguños y moretones, con el conejito de antes olfateándome, estaba intacto, lo acaricie un poco, al parecer ya me agarró confianza.
Pero esperen... ¡Estoy viva!
— ¡ESTOY VIVA! – me levanté del suelo en el que estaba acostada de golpe, pero me quedé sentada.
— Igual yo... – dijo Jake sin muchas fuerzas, bajando de un árbol un poco alejado.
Me volteé a verlo y tenía en las rodillas y piernas cortadas que se veían un poco profundas.
ESTÁS LEYENDO
Campamento Alawala
Teen Fiction- ¡El Chupacabras! - exclama Alex. Todos voltearon a verlo con cara de espanto. - Si sabes que estamos adivinando países ¿No? - aclara Travis. - Bueno, Chupacabras es un país - lo apoya Jake como si fuera algo obvio. - ¿No se referirán a Chapult...