capitulo 10

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Jungkook estaba enojado.

Cuando comprendió al principio que el rubio y el profesor Park Jimin eran la misma persona se había sorprendido. Pero luego se había excitado recordando como lo había comido anoche y los orgasmos que le había dado, por no mencionar la maldita euforia de saber que ya no iba a tener que conformarse con follar a un hombre que se parecía a su brujo, sino, que obtendría la mercancía real.

Pero ahora estaba enojado. Endemoniadamente enojado. Por una combinación de motivos.

En primer lugar, esto lo irritaba sin remedio, el comprender que durante los dos años pasados había estado muriéndose de pena por un hombre que le había avisado claramente con sus tonos pomposamente gazmoños y su actitud, que era demasiado bueno para él, sólo para averiguar que desde el principio había estado a la venta al mejor postor.

«No, no, no podía ser correcto», se corrigió con el ceño fruncido. Él era nuevo aquí, así es que obviamente esta era su primera vez, pero... ¿entonces porque?
¿Porque trabajaba para Namjoon?. Se calmó. «Namjoon. Namjoon, mi mejor amigo que lo había masturbado», pensó furiosamente, apresurando su corazón.

Dulce Jesús, el hombre había planeado todo bien. Y allí estaba Park, al otro lado de la choza Tiki, sirviendo bebidas a todos los hombres presentes salve a él. Estaba obligado a sentarse en su mesa y no hacer nada mientras miraba a un puñado de hombres estropeados que habían nacido con cucharas de plata en sus bocas ir toqueteándolo y acariciándolo.

Con cada momento que pasaba se sentía más y más enojado, y más decidido a ser él el mejor postor en la subasta. Si tenía que mirar a un maldito hombre más pasar sus manos sobre su dulce culo...

Él había sido asignado a trabajar en la mesa en la que él estaba sentado, pero había oído que le había pedido a Namjoon que le diera otra. "Cualquier mesa", había dicho él, "cualquier mesa pero no la suya".

Peor aún, Siwon lo había empujado y había obedecido, dejando a Jungkook también enojado con él. Parecía que estaba jugando deliberadamente con él, por el modo en que su supuesto mejor amigo había colocado a Park Jimin delante de él como una fruta madura y luego se la había arrebatado.

Estaba jugando con él y no era el tipo de hombre para tomarse un insulto a la ligera.

"Por supuesto", le concedió, Namjoon no sabía que el rubio era su brujo.

— Última llamada—. Pronunciaba alegremente una rubia tetona y desnuda llamada Chae Rin desde la barra —. Se cierra en diez minutos.

Jungkook echó un vistazo mientras veía como un borracho alcanzaba sus pompas grandes y estrujaba sus manos en ellos con un gemido mientras Jimin se reía tontamente.

Él comprobó su reloj. Dos de la mañana. Diez minutos más y Namjoon y los sumisos se retirarían a una barra privada para preparase para el evento. Se aseguraría de ser invitado.

Durante los diez minutos siguientes Jungkook se colocó en su silla, con los ojos entrecerrados furiosamente y fijos en el dulce culo del profesor que se negaba a dejar de mirar.

Con cada mano que vió que lo tocaba, con cada juego de ojos que pasaba sobre su cuerpo desnudo y aceitado, su posesividad aumentaba hasta que se sintió listo para explotar.

Mañana era el Día de Exploración. Él estaría sobre el rubio como una flecha en un blanco para asegurarse que ningún hombre, salvo él lo tocase. Al día siguiente él podrá comprarlo. Y sería todo suyo.

Mientras esperaba que pasaran los diez minutos, ideo varias cosas que le haría cuando aquel cuerpo le perteneciera. Todas las cosas que no había podido hacer en la Choza del Masaje.







A las tres de la mañana, después de dar vueltas, Jimin estaba muy, muy cansado. Había tratado de disfrutar todos los toques sensuales que había experimentado, pero consternadamente no lo había hecho. Solo podía asumir que su indiferencia en el hedonismo que había a su alrededor se debía a él. Al Grinch.

Se mordisqueo el labio inferior mientras Rise y él seguían a las demás hacia un remoto bar en la primera planta, para alejarse de la loca atmosfera que había impregnado la tarde.

¿Podría Jeon Jungkook denunciarlo a la universidad?, se preguntó. La misma preocupación hizo que se le retorciera el estómago hasta que sintió que vomitaría.

Su vida entera tal como la conocía estaba a punto de terminar. Perdería su cargo, y tal vez también su trabajo, y se vería obligado a retirarse en desgracia.
Y todo porque había querido traer un poquito de entusiasmo a su vida.

Rose le había asegurado que ninguno de los hombres presentes lo delataría, porque sería tener que confesar que habían asistido al Hotel Royal, pero eso era claramente porque Rose nunca antes había trabajado con Jeon Jungkook. Al gran matón no le preocuparía quien supiera que había estadio en el Hotel Royal. De hecho, pensó él en tono grave, probablemente se sentiría orgulloso de ello. Como una muesca en el cabecero de su cama.

Cuando llegó a la barra, lo primero que hizo fue respirar hondo. Lo segundo fue beberse hasta el fondo la piña colada que Rose le había pasado en menos de un minuto.

—¡Sheesh! Eso fue rápido—. Runny sonrió abiertamente —. ¿Quieres otra?

Jimin suspiró. Sonrió mientras Namjoon se acercaba y le daba otra piña colada, luego se volvió hacia Rose que estaba de pie, apoyada en la barra, como él.

Sus ojos pasaron distraídamente sobre el cuerpo perfecto y desnudo de Rose.

Era extraño, pensó, pero no le había tomado mucho tiempo el acostumbrarse a la desnudez total. Una vez que estuvo delante de los hombres y expuesto, había dejado de sentirse tímido en menos de diez minutos.

—Tengo una maldita mala noche—. Admitió Jimin. Saludó a su amiga con la bebida tropical, luego se puso a beber a sorbos de ella.

La ceja de Rose se arqueó.

—¿Por qué? Vi que el chino iba detrás de ti y él es tan malditamente caliente—. Le dijo festivamente con un codazo en el hombro y le sonrió—. Apuesto a que puja por ti.

—Apuesta que él no gana—. Dijo alguien detrás de ellas.

Possession- KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora