Sus ojos volaron hasta encontrar los de él.
—Y yo he querido y...—. Él detuvo su confesión abruptamente, entonces miró lejos. Los latidos de su corazón golpeaban locamente—. Jungkook—. Respiró él—. No podemos hacer esto. Sería mejor si me dejaras solo. Te veo constantemente en el trabajo aún cuando raramente hablamos—. Le dijo rápidamente lleno de emoción y tropezando con las palabras—. ¿Cómo puedo pretender que nada ha pasado cuando te vea? No soy tan frío...
—No quiero que seas frío—. Le interrumpió Jeon, su voz espesa con la excitación. Molió su erección, disimulada a través del tejido de sus pantalones italianos negros, de nuevo contra su barriga—. La última cosa que quiero de ti, dulzura, es tu frialdad.
Jimin estaba a punto de abrir su boca y defenderse, pero no le dio tiempo. La boca de Jungkook bajó sobre la suya, firmemente, posesivamente, no permitiéndole ningún argumento mientras empujaba su lengua entre sus labios.
Él lloriqueo un poco por la derrota, o por la admisión de su atracción hacia él, no sabría decirlo. Pero no se molestó en intentar ni siquiera luchar. Dios sabía que se había preguntado un millón de veces en secreto como se sentirían sus besos, y ahora que los estaba saboreando conocía la respuesta. Como el paraíso.
Con un gemido bajo, Jimin envolvió sus brazos alrededor de su cuello y enterró sus manos en su cobrizo pelo sedoso. Él lo recogió con un gruñido, inclinando su boca y besándolo una y otra vez posesivamente, marcándolo como un hierro con sus besos.
Llevó al rubio a un privado, lejos de la vista de los demás, él se sentó en una silla tejida con paja y lo puso sobre él para que montara su regazo.
Ambos respiraban pesadamente, él arranco su boca de la Jimin, sus manos agarraban firmemente sus nalgas.
—Tócame Jimin—. Dijo él con voz ronca, sus ojos pesados entrecerrados—. Desabrocha mis pantalones y tócame.
Jimin lanzó en un aliento desigual buscando estabilizar su respiración. Su pene subió y bajó, de arriba abajo cuando se sentó encima de él despojado de ropa y suave con el aceite de coco. Apenas podía creer que estuviera sentado, desnudo en el regazo de Jeon Jungkook. Y mas encima él quería que lo tocara.
Jimin vaciló durante unos segundos, lo bastante como para parecer como si estuviera intentando al menos resistir, pero luego sus manos volaron a la entrepierna de Jeon y comenzaron a desabrocharlo.
Podía ver como él se esforzaba por respirar trabajosamente y eso lo volvió más frenético en su deseo por masturbarlo.
Los ojos del castaño se estrecharon en el deseo cuando Jimin rodeó con su pequeña mano la gruesa longitud de su falo. Gimió ante el contacto, apretando sus nalgas con sus palmas y empujando sus caderas hasta moler su virilidad contra su mano.
A Jimin le pareció que su pene era glorioso. A diferencia del resto del bronceado cuerpo musculoso, su largo pene tenía un bronceado más claro, y su punta era de un rojo rubí, era lo más grueso que había visto alguna vez. Pasó un dedo sobre la gran vena que recorría la longitud bombeando sangre en su enorme virilidad.
—Es hermoso —. Susurró con la voz excitada—. Oyó que él gemía.
—Tócalo —. Le dijo densamente, sus oscuros ojos estrechados por el deseo—. Haz que me corra Minie.
Él decidió que le gustaba cuando Jungkook lo llamaba por aquel nombre. Se sentía íntimo y especial...y era un nombre por el que ningún otro hombre lo había llamado alguna vez, solo Jungkook.
Apretando su mano firmemente alrededor de la base del miembro, comenzó despacio a masturbarlo, deleitándose en los sonidos y gruñidos que él hacía en vez de mirarlo con el ceño fruncido.
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Possession- Kookmin
FanfictionEl doctor Park Jimin, a sus 28 años está hastiado de su vida de solterón sin nada emocionante para recordar de su pasado y volver a casa solo para ver a sus ¡Diez gatos!. Por lo que decide viajar a la Isla Royal donde sería doblegado sexualmente ant...