‣ 7.

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Bien, para muchas, este día es algo soñado, lo sé, porque lo era para mí, mi sueño era casarme con un hombre del que estuviera enamorada hasta de sus defectos, pero me tocó un matrimonio arreglado con un viejo pervertido y un hijo que no deja de molestarme.

Me veo al espejo por última vez, veo un vestido que vale miles y miles de dólares, blanco, largo, acampanado, con 5 capas de tela, ajustado de la cintura hacia los pechos, un velo largo, blanco de encaje, unos zapatos de tacón de 10 cm, ojalá yo hubiera escogido aunque sea mi ropa.

- De acuerdo, cariño, tú puedes. - me doy ánimos y salgo de la habitación.

- ¿Lista? -pregunta Ana.

Asiento leve y susurro. - Ana, no dejes que me caiga. - murmuro con las lágrimas atacadas tras mis ojos, ella me abraza y niega leve.

- Nunca. - susurra.

Salimos de casa y subimos al auto, los reporteros ya están afuera de la casa, son demasiados.

Al llegar al bosque, Ana ayuda a bajarme, mi padre está afuera del lugar esperando, con su traje caro y su mirada seria, bajo del auto, todo lo que al parecer ya estaba practicado empieza a suceder, y todo pasa tan rápido, sin darme cuenta, ya estamos caminando hacia lo que sería el altar, gracias al cielo no es la iglesia, si logro divorciarme de este viejo quiero mi boda de cuento de hadas.

Enrosco mi brazo en el de mi padre, levanto la cabeza con superioridad y mi padre hace lo mismo, mi padre mide más de 1.85, lo que lo hace bastante alto.

- ¿Sabes al menos a dónde iremos de Luna de Miel? - pregunto fría.

- Bahamas. - murmura.

Caminamos hasta el altar donde con una sonrisa enorme, me recibe el viejo, finjo una sonrisa y el abogado comienza a dar sus palabras, media hora después, estoy firmando los papeles que el abogado ha puesto en la mesa y los firmo.

"Espero que cuando mueras, al menos me dejes la herencia, bastardo."

- Bien, puede besar a la esposa. - sonríe el abogado.

Trago grueso, por un momento se me había olvidado esta parte de la ceremonia. Suspiro y dejo que me bese tomando en cuenta que no tengo más remedio.

Todos los invitados saltan para celebrar y veo a Alek al fondo, con su mirada seria y su traje costoso, le Sonrío con complicidad y formulo con los labios un "Bahamas." Ríe leve y me guiña un ojo.

- ¿Vamos? - sonríe el viejo. Finjo una sonrisa y asiento enroscando mi brazo en el suyo.

Cabe decir que soy más alta que el vejete, Marck se acerca a nosotros y me sonríe.

- Hola. - murmura.

- Hola. - le veo y sonrío.

- Padre... ¿Puedo robarme un momento a mi madre? - pregunta Marck. El estómago se me revuelve de sólo escuchar esa palabra salir de la boca de Marck.

- Claro, hijo, que sea rápido, debemos ir a recibir a nuestros invitados. - sonríe abiertamente y me suelta, le Sonrío de vuelta y en cuanto se va, golpeo a Marck en el hombro.

- ¡Auch! - se queja.

- ¡Eres un imbécil! ¿No pudiste decirme esto para prepararme? - le veo de manera fría.

- ¡Lo lamento! Iban a matarme si lo decía. - se queja. - De igual manera me parece bastante impresionante el cómo actuaste con ello. - murmura.

- ¿Acaso crees que haciendo un escándalo iba a safarme de esta boda? ¿O que ganaría algo? - lo veo sin expresión alguna.

- No lo sé, tal vez. - murmura.

Your daughter calls me daddy Too #1 (Pronto en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora