Capítulo 24

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—Minho, ¿tienes planes para después? —preguntó Bang.

Ambos se encontraban en la escuela compartiendo su hora libre junto a Choi y Jung, quienes estaban más entretenidos peleando que prestándoles atención a los otros dos.

Lee estaba un tanto sumido en sus pensamientos, pensando en miles de escenarios posibles para poder confesarse al rubio, haciendo que aquella pregunta lo pusiera nervioso de la nada.

—Pues no... ¿por qué? —respondió tímido. Bang se quedó en su típico silencio como si estuviese pensando, lo que aumentó aún más sus nervios —. ¿Qué? Si quieres decir algo, dilo ya. ¿Quieres ir a algún lugar?

Por dentro se pedía controlarse, ya que estaba hablando de más y tal vez solo se estaba adelantando, pero últimamente su corazón latía extrañamente cada vez que estaba con el australiano, haciendo que no pensara claramente, justo como en ese momento. Pensaba que si insistía demasiado, Bang pensaría que era un chico controlador.

—Te llevaré a donde quieras.

Y al final se contradijo completamente.

—¿De verdad? —preguntó el rubio un poco emocionado.

Así que ahí estaban después de clases, en un autobús hacia Busan. No quedaba tan lejos de su hogar y además no tendrían ensayo esa tarde, por lo que Lee (después de minutos discutiendo el por qué tenían que viajar durante una hora hasta allá) accedió al pedido de Chan.

Después de un viaje sumido en el silencio un tanto incómodo llegaron a su destino.

Al bajar del bus, Bang tomó el liderazgo y llevó al pelinegro hasta un muelle, en donde podían observar un lindo atardecer acompañado de las olas del mar.

—Chris, ¿qué hacemos a-

El rubio corrió del lado de Minho hacia la barandilla del muelle, asustando de inmediato al pelinegro que lo siguió lo más rápido que pudo.

—¡Oye! ¡Ni se te ocurra cometer una locura como saltar al mar! —al ver que el australiano no se detenía y estaba a punto de llegar  al barandal le gritó asustado —. ¡Channie!

Pero entonces, Bang se sujetó del abarrote de metal y se giró hacia el pelinegro que para ese momento ya estaba detrás de él, sonriendo como nunca antes y delatando un pequeño hoyuelo en una de sus mejillas.

Minho caminó hasta quedar al lado del rubio, sosteniendo fuertemente el barandal para luego agacharse y esconder su agresivo sonrojo.

Había visto sonreír a Chan unas cuantas veces, pero aquella sonrisa que le regaló hace unos instantes no se comparaban a las demás. Era como si brillara, como si fuese el ser más bello de la Tierra, y para él, si lo era.

Estaban admirando el horizonte, sintiendo como la salada brisa chocaba en sus rostros, en un tranquilo y cómodo ambiente, hasta que Bang se acercó hasta chocar su hombro contra el de Lee, para luego mirarlo.

—Nunca había venido a este muelle, es muy lindo —dijo el rubio buscando con la mirada los ojos del contrario, los cuales se negaban a mirarlo directamente.

—Yo había venido a un par de excursiones escolares —susurró Minho con la mirada agachada.

—Vaya... Parece un buen lugar para una cita.

—¡O-Oye...! —gritó mirándolo por fin a los ojos.

Entonces Bang suspiró y volvió a sonreír, listo para por fin contar lo que su corazón le decía.

—Me gustas, Minho.

Lee lo miró con los ojos bien abiertos y con la mandíbula caída, atinando solo a responder —¿Eh?

Christopher volvió a reír y esta vez tomó la mano del pelinegro entre la suya, entrelazando sus dedos y acariciando el dorso de esta cariñosamente, sintiendo por fin que todo por lo que habían pasado, valía la pena.

—Me gustas.



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¡Llegamos a 3k lecturas!

Mi corazón llora brillitos, se los juro

¡Muchísimas gracias por leer ah! Jamás me cansaré de decírselos 🥺

PERO... El siguiente capítulo es el final...

Nos leemos allá ^^

- Ren 💛

Given | minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora