Capitulo 7

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Donghae

Tome un poco de distancia con Siwon, quien me veía un poco triste. Desde que había regresado del tiempo de hyukjae, había estado recio a que Siwon me tocará.

—Hae, se que somos esposos, pero también que somos amigos. Así que quiero que me digas, ¿Que sucede?. No te lo pido como tú marido, sino como tú amigo.

—Nada siwon, es solo que hace calor. Si me abrazas sentiré mucho calor.

—Hae, tú no eres así. Te gusta abrazar y que te abracen. Desde que regresaste de tu viaje has estado raro. Volveré a preguntar, ¿Sucedió algo en este?.

—No siwon, no paso nada. Por favor dejemos el tema, y mejor hay que dormir.—acomode mi cabeza en su pecho. Sabía que siwon diría algo más por lo que fingí haberme dormido.

Siwon suspiró, para abrazarme y también ponerse a dormir.

El desayuno había sido silencioso, y hasta un poco incómodo. Siwon se fue a atender los aldeanos que daban sus inconformidades mientras yo iba a encerrarme en el salón donde podía pintar, Siwon me lo había regalado de mi cumpleaños.

Tenía el lienzo blanco y pulcro frente a mi. No tenía idea de que quería pintar, pero sabía que si decidía no pintar estaría todo el día atormentándome con el recuerdo de hyukjae. De a poco comencé a hacer garabatos, de estos a líneas y finalmente un rostro con la mandíbula marcada.

—Dime la verdad hae, ¿Donde estuviste todo esté tiempo?.—  Hangeng me miró con una ceja alzada, mientras se cruzaba de brazos.— Por qué nunca te fuiste del castillo en realidad. Le pregunte a los guardias y ellos nunca te vieron salir, ni siquiera los que estaban dentro.

Me puse un poco nervioso, mientras pensaba en como le explicaría a Hangeng que en realidad había ido a otro tiempo. Muy pero muy lejano al nuestro, donde había magia y había máquinas voladoras.

—Bueno, aunque te lo dijera no me creerías hyung.

—Yo juzgaré eso. Ahora habla.

Nos pasamos casi una hora hablando de todo lo que había vivido. Al principio Hangeng había estado recio a creerme, pero cuando lo lleve a mi habitación y le mostré la ropa de deporte que me había traído de hyukjae comenzó a creerme. También le mostré la foto de choco que hyukjae me había regalado para ponerla en la portada.

—Okey donghae. Ahora estoy confundido sobre creerte o no.

—¡Digo la verdad!.

—No entiendo cómo es que fuiste a parar al 2020, cuando estamos casi a 150 años atrás.

—Ni yo, solamente se que sucedió. Y que extraño mucho al señor hyukjae.

Hangeng negó con una mirada cálida. Se acercó a abrazarme.

—¿Es muy importante ese amigo tuyo?.

—Mucho, mucho, mucho.

—¿Lo secuestramos?.—Sonrio grande.

Solté una carcajada. Hangeng siempre quería secuestrar a las personas que le agradaban a alguno de nosotros dos.

Ambos éramos amigos desde el día que llegue al palacio. Un día antes de mi boda con Siwon. Había estado asustado en este enorme lugar, con personas que no conocía, y que a partir de ahora tendría que convivir con ellas, por qué sería el esposo del  Emperador. No estaba asustado de siwon, por qué lo conocía desde que tenía memoria, el siempre había estado ahí para mí, todos los días, sino que estaba asustado de no ser un buen rey. Temía no ser el rey que todos esperaban que fuera, temía de no ser el esposo ideal para siwon, y temía no ser suficiente para mí mismo.

—Hablo enserio donghae. Puedo ir a secuestrar a ese tal señor hyukjae, por ti. No quiero seguir viéndote triste y decaído.

—Gracias Hangeng, pero el debe estar en su tiempo.

—Bien, pero si cambias de opinión no dudaré un segundo en irlo a secuestrar para ti.

Regresamos al salón donde hacía mis pinturas, entre risas, charlas y de momentos silencios que yo ocupaba para seguir con mi pintura se nos fue el día. Nos habían llamado para bajar a cenar, pues el rey me estaba esperando.

—Te vez feliz príncipe donghae. Me alegro tanto.— Siwon puso su mano sobre la mía, sonriendo feliz.

—Lo estoy mi señor.

—¿Pintar te a subido el ánimo?.

—Demasiado. Es algo realmente desestresante. Debería de intentarlo un día mi señor.

Asintió con una sonrisa. Alejo su mano de la mía para poder comenzar consumir la cena. Hangeng se había ido a cenar junto a los sirvientes a la enorme cocina. A veces tenía ganas de tomar mi plato e ir con ellos, en lugar de estar en esa fría y silenciosa mesa con Siwon, que era casi como estar solo.

—E cerrado un importante intercambio comercial el emperador de Japón.

—¡¿Enserio?!. Eso es genial mi señor, eso traerá mucha prosperidad al pueblo.

—Si. También estoy feliz por eso, podré consentir a mi pueblo. Celebraremos una fiesta en el palacio este fin de semana príncipe donghae.

—¿Con mucha comida para la gente del pueblo?— Dije realmente feliz.

—Mucha. Tanto que no podrán acabarla.

Ahora estaba aún más animado de lo que podría estar. Estar y convivir con la gente del pueblo me hacía realmente feliz. Hacía que mi soledad disminuyera y sintiera menos mi estadía dentro de esta jaula de oro, llamada vida de rey.

Aunque vivía en un enorme palacio, tenía muchas joyas, ropas finas y bellas, comidas deliciosas y demás, yo lo sentia más como una jaula de oro, que una vida feliz. Muchas personas podrían pensar que ser emperador era muy fácil, y que solamente tenías que disfrutar de todas sus ventajas, pero no era así. Al contrario tenías más responsabilidades que alguien del pueblo. Todos te decían que hacer, y nunca te dejaban decidir por ti mismo. No tenías palabra por qué solo importaba la de los demás.

Era una vida triste, llena de soledad.

Por eso resentía mucho mi partida del lado de hyukjae. Con el había sido yo mismo, no había nadie que me dijera que hacer o decir. El me había dejado ser.

—Me voy a dormir mi señor.

—Esta bien príncipe donghae. Yo estaré unos minutos más en el salón. En unos momentos te alcanzo en la cama.

—Esta bien.

Por fin había acabado el día, y podría dormir.

Cuando dormía podía ser yo mismo.

Al otro lado de la Puerta [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora