Capitulo 30

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Donghae descansaba en la pequeña cama de la posada, a diferencia de él que no podía conciliar el sueño, no después del ataqué, los disturbios y el caos que se formó.

Las calles se encontraban solitarias, desérticas, sin una sola persona andando por ella.

Oía los murmuros silenciosos, los susurros y las palabras no debidas de la gente en el lugar con el mismo fin que ellos, resguardarse y mantenerse ocultos. Para todos era un secreto a voces que el consorte había escapado en cuanto tuvo oportunidad, dejando a su suerte al palacio y muy seguramente a su gente, algo entendible para los aldeanos, ellos no lo culpaban por añorar su libertad.

—¿Entonces nadie sabe dónde podría estar el joven consorte?—se escucha en un suave murmuro al otro lado de la pared.

Hyukjae mantiene su oído pegado a esta con toda la atención para entender de que iba

—Según la gente del palacio, el consorte a escapado con el ministro de Gyeongsang, en cuanto comenzaron los disturbios ellos han escapado lejos.

—Era lo mejor para nuestro querido consorte, ahora no habrá nada o nadie que nos evite levantarnos por la libertad de nuestro pueblo.

Oyó las pisadas de una nueva persona acercándose a las dos murmurantes.

—¿Está hecho?

—Si, los grupos rebeldes se han encaminado ya hacía el palacio donde nuestras fuentes confiables nos han dicho que los emperadores nipones y el emperador Yunghui aún se encuentran, piensan escapar al amanecer para no llamar la atención de los rebeldes.

—Reunan y despierten a nuestra gente, en unas horas saldremos de la posada rumbo al Palacio. ¿Hay visitantes en la posada?.

—Dos chicos ayer llegaron al anochecer pagaron por una estadía de una semana.

Tragó duró al oírse ser mencionado.

—¿Los dejaron pasar aún sabiendo que la posada está llena de nuestra gente? ¡¿Y si es gente del Palacio?! ¡Imbéciles!

—No parecían serlo, el chico más pequeño parecía muy enfermo, se encontraba pálido. El más grande lo mantenía abrazado a él, así que supusimos que era un matrimonio. Parecían necesitar de nuestra ayuda y un techo donde pasar la noche jefe, no podíamos dejarlos a su suerte.

El que supuso era el líder soltó un suspiró.

—¿Están seguros?

—Si, jefe.

—Bien, mantengarlos fuera de esto, y que no tengan conocimiento de la rebelión.

¿Una rebelión?

Le tomo de sorpresa oír como aquellas tres personas hablaban de un ataque al palacio como el clima, tiró en su sorpresa el florero que se encontraba en la mesa cerca de la puerta, revelando que estaba ahí. Le puso el seguro a la puerta y regreso corriendo a la cama donde donghae descansaba.

—Las paredes tienen oídos—fue lo último que dijeron antes de irse de ahí.

Hyukjae finalmente entendió todo lo que sucedía, aquel evento vivido no era nada más que los grupos rebeldes que se habían formado desde hacía tiempo en el pueblo en secreto y a espaldas del palacio para no ser desaparecidos. Todo siendo fríamente calculado, no podría decir cuánto tiempo llevaban estás personas organizando aquella traición al palacio pero por lo dicho y oído podría decir que no era un plan de meses sino de años, tal vez de generaciones que intentaron derrumbar la monarquía pero no habían podido hasta ahora.

Hyukjae no deseaba las muertes y la violencia pero si con ello podía llevarse consigo a donghae a su época los apoyaría en todo lo que pudiera desde la posición y lugar que estaba, tampoco expondría a donghae al peligro.

Al otro lado de la Puerta [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora