Capitulo 6

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Donghae.

Desperté por la enorme necesidad de beberme un vaso con agua. Eran las doce de la noche, cuando me levanté por agua. Hyukjae se había negado a soltarme, ambos forcejeamos por algunos segundos hasta que libre soltarme de su fuerte agarré. En cuanto me bebí mi vaso con agua decidí volver, pero no sin antes mirar la habitación con el enorme reloj del que había salido.

—Tambien tienes sed, choco.—La cachorra de hyuk, se puso a mi lado mientras abríamos la puerta de esa habitación.—Está...brillando.

El reloj de pared, estaba brillando. Marcaba las 3 de la tarde, aunque en ese lugar fueran casi la una de la mañana. Choco comenzó a ponerse inquieta, mientras yo caminaba hasta la puerta de cristal del reloj. Apreté la sudadera que hyukjae me había dejado para dormir, al igual que los pantalones deportivos.

—¿Por qué tanto escándalo Choco?.—Un adormilado Hyukjae llegó hasta nosotros.—¿Que haces hae?.

—Esta brillando.— Con lentitud comencé a abrir la puerta de cristal, la cuál por primera vez cedió. Esta se abrió por completo.— Yo. Ummh.

Mi mano había pasado por la puerta de cristal al otro lado. Sonreí feliz, por qué quería decir que podría regresar a mi tiempo. Choco comenzó a chillar como si estuviera llorando.

—Hyuk. Yo.

Hyukjae estaba tensando la mandíbula, mientras apretaba fuertemente su pantalón de pijama. No decía nada, solamente se limitaba a mirar en silencio.

—Tienes que irte.— Susurró más para que él, que para mí.

Hasta ahora no había pensando, en que en cuanto pudiera regresar a mi hogar otra vez, dejaría de ver a hyukjae. Mi corazón se oprimió en una tristeza, al saber que ya no vería a mi amigo.

—Hyuk.

—Esta bien, tienes que irte. Entiendo.

—Yo.

—No digas nada. Solo vete, antes de que te detenga.— Evitaba mi mirada a toda costa.— ¡Vete donghae!. Regresa con tu esposo, regresa con tu familia, regresa a tu vida.— Su voz comenzaba a ser un murmuró.— Se feliz por favor. Es lo que más deseo, que siempre seas feliz.

Quería llorar. Mi corazón estaba realmente triste. Tenía que abandonar a un amigo, para poder regresar a mi vida. No quería dejarlo, quería quedarme o llevármelo conmigo.

—Si sigues aquí, cerraré la puerta y no dejaré te vayas. Y me abandones.

—Perdon hyuk. —Corriendo entre dentro del reloj. En cuanto me gire, la puerta se cerró tras de mi.— Lo lamento.

Oía las voces de los sirvientes del castillo, que iban de aquí a allá. Más no me importó, yo seguía mirando el reloj que ahora estaba nuevamente sellado.

—¿Es usted su majestad?.— Mina una de las chicas de limpieza, se asomó dentro de la habitación.— A regresado de su viaje. Le avisaré al rey.— Salió corriendo.

Suspiré, en estos momentos a quien menos quería ver, era a mi esposo. Pero, al parecer no tenía de otra, así que tenía que enfrentarlo. Tenía que pensar en una excusa por todo este tiempo que no estuve. Fueron casi tres semanas, que estuve desaparecido.

Salí del salón de relojes, en dirección a la habitación que compartía con mi señor. Me cambiaría por algo más sofisticado, para poder ver al rey, no quería que se molestará conmigo más de lo que ya debería de estar en estos momentos. En cuanto estuve lo suficiente presentable, baje hasta el salón del trono, donde estaba con Hangeng.

—Mi señor.—Hice una reverencia, al estar frente a mi esposo.—Vengo a hacer presencia de mi regreso.

—Principe Donghae, ¿Por qué no me avisaste que te irías en busca de tus pinturas en un largo viaje?. Hangeng me a tenido que informar hace unos días, después de no encontrarte en el palacio. ¡Me has dejado solo por una semana entera!.

Mire a Hangeng, quien me miró con una leve sonrisa. Le sonreí en agradecimiento por haberme cubrido todo este tiempo.

—Me disculpó mi señor. Fue repentino, que no me dio tiempo de empacar muchas cosas, a sido por eso que me e visto en la necesidad de quedarme en una posada.

—Estoy más que enterado, príncipe donghae.— Suspiro para caminar en mi dirección.— Solo a la próxima, avísame no sabes lo preocupado que e estado todo este tiempo. No e podido dormir bien, por qué mi compañero que está conmigo.

—Me disculpó mi señor.

—A todo esto, ¿Que pinturas fuiste a buscar?.

—Queria colores cálidos, sombríos y pasteles, pues ya no me quedan mucho. Y aún me falta mucho para terminar mi nueva pintura.

Acarició mis cabellos con cariño, mientras escuchaba atento mis palabras. Siwon era un excelente hombre, por eso no había tenido problema en casarme con él, incluso sin amarnos. Ambos éramos muy buenos amigos, así que casi no teníamos problemas. Para los demás éramos el matrimonio perfecto, repleto de amor y ternura. Esperaban que pronto hubiera un heredero, pero, ¿Que decir? Yo era hombre, no podía concebir, por eso no nos habían metido presión aún. Ambos éramos jóvenes. Yo tenía 23 años mientras siwon tenía 38 años.

—¿Nueva pintura?. Cuando la termines me las mostrarás, ¿verdad?.

—Si, mi señor. Lo haré, ya verá.

—Vamos a comer. E ordenado un gran festín en celebración de que regresaste príncipe.

Ambos caminamos hasta la enorme mesa, en la cuál solo comíamos Siwon y yo, por qué mis suegros casi nunca estaban en el palacio. Se la pasaban viajando por los pueblos del reino, en busca de incovenientes que esté pudiera tener.

—Aqui tienes sus majestad.—Mina llegó con mucha comida, la cuál puso en la mesa.

Nunca entendía por qué hacían demasiada comida, si todos sabíamos que no se acabaría. Y sería desperdiciada. Lo bueno de tener mucha gente trabajando, era que ellos podían comerla si apetecían, después.

—¿Que tal estuvo el viaje, príncipe?.

—Muy bien. Tenía tanto que no sabía de viaje.— Trataba de ocultar la tristeza en mi voz. Dejan a hyukjae me tenía demasiado triste.

—¿Sucedió algo príncipe?. Algún aldeano, intento herirte.— Apretó fuerte el tenedor.— Dime quien fue, y ahora mismo mandaré a por él.

—No, no es eso mi señor. Es solo que estoy agotado del viaje. Usted debe de entender lo agotador que es llegar y no poder descansar.

—Oh, es verdad. No te deje descansar, y te hice venir inmediatamente conmigo. Lo lamento príncipe.

—Esta bien mi señor. Me es grato compartir la mesa con usted.

Ambos comimos inmersos en un silencio, que a este punto me era incómodo. Aunque habían sido solo tres semanas, me había acostumbrado a siempre tener de que hablar en la mesa con hyukjae. Nunca estábamos callados, ya que el siempre tenía algo de que hablar. Siwon se mantenía callado, mientras comía con elegancia, digno del rey de una nación

—E terminado mi señor, ¿Podría retirarme a nuestra alcoba a descansar?.

—Puedes irte príncipe.

Corrí a la habitación sin recoger mis platos, en otro momento los habría ido a dejar yo mismo al fregadero, e incluso los habría lavado. Pero, ahora estaba realmente decaído que no tenía ganas de nada.

En cuanto llegue tome mi camisón de pijama, la ropa que me había llevado de hyukjae y el diario que me había comprado. Por está noche me gustaría dormir en mi habitación. Esperaba que siwon no se molestará por no dormir con él. Pero, lo necesitaba.

Al otro lado de la Puerta [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora