Capitulo 12

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Hyukjae

Había sido muy difícil explicarles a mis amigos la razón por la que había salido donghae del reloj de la pared, al principio se habían molestado con nosotros por qué pensaron que fue sido una broma para ellos, pero después que los llevamos de vuelta a la habitación para que ellos mismos vieran que la puerta no se abría, empezaron a creer nuestra versión.

—¿Entonces eres de otra época?.—Heechul se miraba emocionado.

—Si, Hangeng y yo venimos de 1880.

—¡Por eso sabes mucho de esa época!.—grito emocionado.— y por eso no se te hace difícil ayudarnos con nuestra tarea, por que solo tienes que relatar el día que preguntemos.

Donghae asintió por el descubrimiento que heechul había hecho.

Seguimos contando como fue que donghae habia regresado y como se había ido la primera vez, hasta llegar al evento de hace unas horas.

—¿Cuánto días dices que son en tu mundo?.—Junsoo estaba interesado por la diferencia de días.

—Tres días aquí, son un día en mi época.

Asintieron después de hacerle unas cuantas preguntas a donghae, hasta que quedaron satisfechos con la respuesta.

—¿Y por qué has decidido regresar?
—Jongwoon preguntó esta vez.

Su amigo que se encontraba hablando con heechul se calló abruptamente, mientras donghae habia cambiado su expresión relajada a una tensa. Comenzó a temblar un poco, al mismo tiempo que mordía su labio, estaba nervioso y asustado.

—Ey, tranquilo está bien—me acerque hasta el, para rodearlo en mis brazos.— No es necesario que respondas las preguntas que te incomoden. Ya hiciste mucho por aceptar hablar sobre tu época.

Empecé a hacerle mimos, mientras esté tratando de calmarse, pero tal parecía que pronto se echaría a llorar, no tenía idea del por qué se había puesto así, y estaba curioso por saberlo, pero si le traía malos recuerdos y aún peor, pánico a donghae no le forzaría a decirme, esperaría hasta que el mismo me lo dijera.

—Tranquilo, estoy aquí. Nadie te hará daño mientras esté contigo.—Trataba de hacerlo sentir seguro.

Agarro con fuerza y miedo mi playera entre sus pequeños dedos. Ahora estaba más que seguro que el estaba aterrado, por lo que sea que le haya orillado a querer regresar con urgencia. Vi sus dedos que tenían magulladuras. Me quedé pensativo unos segundos, hasta que llegue a la conclusión que quien le haya lastimado, era la misma persona que lo ponía así de alterado, y a quien le tenía terror.

Nuevamente la impotencia e irá se apoderaron de mi. Si me llegaba a enterar quien le había hecho eso, yo mismo entraba a ese reloj solo para golpearlo hasta cansarme, que era muy difícil, por qué yo nunca me cansaba cuando alguien importante para mí se trataba.

—¿Ya está?.—Hable lo más delicadamente posible.

Asintió en silencio, sin mirarme a los ojos. Se alejo un poco de mi, pero si estar totalmente separados el uno del otro.

Gire mi mirada a mis amigos, quienes nos veían en silencio. Los mire suplicante a qué se fueran, Ryeowook entendió pues asintió para comenzar a jalar a su novio afuera, no tardó en regresar por mis demás amigos. Desde la puerta se despidió. En el lugar quedamos solamente donghae, su amigo y yo.

—Bueno.—Mire al pequeño saco donde objetos de ellos estaban.—Señor Hangeng, puede quedarse en la habitación de invitados.

—Gracias pueblerino hyukjae.— se giro a mirar a donghae.— Vamos príncipe donghae, a acomodar nuestras pertenencias en la habitación donde el amable pueblerino hyukjae nos a alojado.

Me sorprendió el saber que donghae no dormiría conmigo como antes, había pensado que compartiríamos mi cama otra vez, pero ahora que lo pensaba sería raro para su amigo que su rey durmiera con otro hombre que no fuera su esposo.

—Yo. Umh.—se removió incómodo.—Dormiré con el señor hyukjae.—dijo bajito.

Hangeng abrió los ojos, para mirarlo con sorpresa.

—Pero, príncipe.

—N-no quiero que duermas incómodo, Hangeng.

Hangeng me miró de nuevo analizandome unos segundos, para desenvainar la espada que llevaba al lado de su hanbok. Puso la espada frente a mi, con amenaza.

—Si intentas sobrepasarte con su majestad, te rebanaré la garganta.— Con la filosa punta tocó mi camiseta verde.

Trague grueso al sentirla en mi pecho, pero asentí con horror.

—¡Lo juro!.

—Mas te vale pueblerino.

Envaíno otra vez la espada dentro de su estuche. Donghae se levantó e hizo sentar a Hangeng lejos de mí.

—Hangeng no hagas eso, el señor hyuk es un buen hombre, el jamás intentaría hacerme daño, es más el me cuida y protege

—Su majestad, usted es tan bueno e ingenuo que temo que algún día ese sea tu final. Pero, está bien prometo no enterrar mi espada en su cuello mientras estemos en este tiempo su majestad.

—Gracias Hangeng.

Se paró en medio de los dos, para mirarnos con una sonrisa.

—Ire a preparar la cena, por lo mientras ustedes traten de hacerse cercanos y si se puede amigos.—camino hasta la cocina con choco detrás, pero se detuvo antes de entrar.— Nada de intentar herir al señor hyukjae, privarlo de su libertad o torturarlo, hangeng. Hablo en serio, o me molestaré mucho contigo.

—Pero su majestad, así no hay diversión.—Se quejo como un niño berrinchudo. Con la mirada sería de donghae suspiro perdedor— está bien lo prometo su majestad.

Con una sonrisa donghae se interno dentro de la cocina.

Si antes me había agradado el sujeto, ahora le tenía un poco de miedo, a cada momento me sorprendía y le temía un poco más. Parecía que para el era divertido asustar a la gente, pero para mí significaba mi muerte, así que trataría de mantener mi distancia con este hombre si quería seguir viviendo.

—Mira chico, estoy aquí por qué quiero estar seguro que a su majestad no correrá peligro, pero eso no quiero decir que me agrades, solo por qué le gustes a mi rey, así que trata de mantener tu distancia de mi, prometo lo mismo.

—Como usted diga señor.

—Bien. Te vigilare, si mi rey llega a derramar alguna lágrima por tu culpa no tendré piedad de ti. Ya bastante tiene con el patán del emperador Yunghui para que tú también le hieras. Donghae es como un hermano menor para mí, lo e visto crecer desde que llegó al palacio, y lo cuidado como tal. Lo protegeré de ti, así como del emperador lo e hecho, las veces que a intentando lastimarlo, así que no me importará cuánto mi rey te aprecie, para mí no tienes valor, eres un simple pueblerino ¿entendiste?.

—Mas que claro

Me miró una última vez antes de caminar hasta donde donghae se había internado. Escuché las risas de donghae, por alguna acción que esté haya hecho. Me quedé ahí parado, pegado al piso, mientras trataba de asimilar sus palabras, ¿El patán del emperador?, ¿Hablaba del esposo de donghae?. Su esposo no podía ser malo, no podía ser el causante de su heridas. Me negaba a creerlo, ¿Cómo era posible que alguien que te amará te hiciera daño?.

—Señor hyukjae, venga a cenar.

—Ahora voy.

Hice aún lado mis pensamientos para ir hasta él, cuando estuviéramos solos trataría de persuadirlo a decirme la verdad, y si era verdad lo que me imaginaba cruzaría ese reloj sin importarme si después podría regresar, para irle a dar su merecido a su esposo, sin detenerme solamente por que fuera el emperador de Seúl de ese tiempo, o dejaba de llamarme Lee Hyukjae.

Al otro lado de la Puerta [Eunhae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora