IMPREVISTOS.

CAPÍTULO 13

13.

UN SUEÑO.

La noche de Harry fue inquieta; después de que finalmente logró dormir, sus sueños fueron extraños, incluso para sus estándares. No creía que pudiera dormir en absoluto, considerando que todo lo que podía pensar era en los eventos de su nueva vida sin Voldemort, la promesa que se hizo a sí mismo, pero sobre todo en los sentimientos que le provocaba Hermione.

Seguía repasando todo en su mente, asegurándose a sí mismo que trataría de pensar en cosas menos estúpidas mañana cuando, con suerte, Hermione volviera a la madriguera y complacería a Harry en su obsesión de mirarla con esa cálida sonrisa que le daba paz. Ya no le gustaba su relación con Ginny, en realidad, nunca le preguntó si volverían después de la guerra, fue algo que la pelirroja simplemente dio por sentado una vez que la locura terminó. Ahora se sentía atrapado.

Sus sueños, por otro lado, eran un poco inquietantes. Ron le había decidido hacerle una broma a Harry dejando que Luna montara su Firebolt. Harry estaba tratando de correr tras ella, pero no pudo alcanzarla. Finalmente, ella bajó y Ron comenzó a jugar. La escena cambio con Hermione a su lado corriendo hacia el Bosque Prohibido. Entonces Voldemort apareció y apuntó a Hermione un rayo verde salió de su varita, Harry no se movió y la castaña cayó muerta.

Se despertó sobresaltado. Era tarde, todo estaba tranquilo en la madriguera y Harry estaba seguro de que todos debían estar dormidos. Se acercó a su ventana, mirando hacia el suelo cubierto del roció nocturno y observando la noche avanzar como cualquier otra noche después de la caída de Lord Voldemort.

La hierba estaba intacta, al menos la mayor parte que no había sido cortada por el señor Weasley o cubierta por el lodo del camino. Hubo una espesa impresión que se deslizó a través del fano, que de otro modo sería plana, entre el camino que rodeaba y los árboles a pocos metros de distancia.

Harry se encontró paralizado por la línea perfecta e ininterrumpida que serpenteaba a través del camino. Lo que sea que lo haya causado no había dejado ninguna otra marca, no había huellas ni otros signos de perturbación en ninguna parte. Era como si algo se hubiera deslizado sobre su barriga, silenciosa y sigilosamente. El silencio fue atravesado por algo que hizo que la sangre de Harry se volviera extrañamente fría.

Harry voló más cerca de la ventana, moviendo la cabeza hacia arriba y hacia abajo para encontrar un indicio de Mortifagos. El camino hacia la izquierda y hacia la derecha desde la ventana de Harry estaba vacío.

Era común que un animal se paseara por los alrededores, pero después de haber pasado tantos meses en la cacería de Horrocrux, Harry se volvió más precavido ante el mínimo indicio de amenaza. Después de todo un numero considerable de seguidores de Voldemort seguía suelto por las calles, acechando, esperando el momento apropiado para atacar a Harry. Él sabía que algunos magos compartían los ideales del señor oscuro y estarían más que dispuestos a vengar a su jefe. Querían la cabeza de Harry Potter o al menos lastimarlo.

El solo pensar en la cacería de Horrocrux, le recordó de inmediato que Hermione nunca lo había abandonado. Incluso en los momentos más difíciles cuando Ron se fue, ella estuvo ahí, apoyándolo. Ron y Hermione. Ahora que lo pensaba Ron estaba más cercano a Hermione, parecía muy ansioso por abrazarla, caminaba agarrado del brazo de la castaña y apretaba sus hombros cada vez que se sentaba.

Harry se esforzó mucho por no ceder ante los celos que nadaban en su estómago cada vez que Ron hacía esas cosas. No pudo evitar pensar en las sonrisas de Ron, cada vez que Hermione estaba cerca. Sabía que solo estaba imaginando cosas y que ella era libre de hacer lo que quisiera con Ron. A ella no parecía importarle el creciente contacto de Ron, siempre pensaba positivamente en cuestión de afecto. Su radiante sonrisa atravesó a Harry como un cuchillo, cuando se dio cuenta de que Hermione estaba disfrutando de la atención de otro chico.