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-No he sufrido un ataque - repetí. En el fondo me daba miedo el hecho de no haber sentido nada. Obviamente me había afectado. Me dolía el hecho de que Jake me dijese que le abandoné cuando lo necesitaba. ¿Cuándo lo necesitaba? Si él no me dice las cosas como esperaba que supiese que le sucedía, es decir, me dejó de llamar. Era todo su culpa.

O no.

Lo único que quería en ese momento era no echarme la culpa. Poder sentirme bien.

Pero es no sucedía. Y no sucedería. No en un tiempo. Me levanté de la cama y me acerqué a una esquina de la habitación, y cogí mi guitarra. Toqué un par de notas y cuando me dí cuenta estaba tocando "Call Me Maybe". A medida que iba entonando la letra una sonrisa comenzaba a asomarse por mis labios. ¿Quién no sonreía pensando en ese maravilloso videoclip? 

No me tachéis de salida, pero un chico es un chico. Pero el de ese video es un chicarrón. Pero aún así, seguía teniendo esa presión en el pecho. Ese no saber que has hecho mal. Ese dudar de todo. Y saber que lo he perdido. Que he perdido a Jake.

-Que nunca estará conmigo de nuevo - murmuré. Terminé de tocar la canción y suspiré.

Tarde o temmprano tendría que enfrentar la realidad. Encerrarme no iba a servir de nada. Preocuparía a los demás y luego la vida seguiría como si nada hubiese sucedido nunca. Yo seguía con mi pelo rojo y mi futura ceguedad, tocando la guitarra y el piano guiada por la intuición del lugar de las notas en vez de por la visión.

Ver.

Que bonito es todo cuando lo ves. Eso es lo fundamental.

Aparté mi guitarra dejándola suavemente en la cama y me acerqué a la pared llena de fotografías que tenía. Imagenes con mi madre de pequeña, en cada uno de mis cumpleaños, con mis amigos, con Zayn, con Jake. Incluso tenía pegadas en la pared todas las fotos de mis clases a lo largo de los años.

¿Quién lo iba a decir? Que alguien como yo estuviera aferrada tan sentimentalmente a sus compañeros de clase. Pero era y es así. Les quiero. Siempre estuvieron ahí, y crecimos juntos. Aunque los veranos nos separasen.

-Basta ya - me recordé que yo no era así de melancólica. El tiempo me había convertido en una mujer bastante dura. A quien quiero engañar, en el fondo soy mas dulce que una tarta de chocolate blanco. Pero yo no quería aparentar eso. Con mis Dr. Marteens y mis pantalones rasgados. Con mis gorros y mis sudaderas. Con mi estilo rockero. Con mi música.

-Eso es todo lo que necesito - cerré los ojos - seguir adelante. Él no era todo para mí. 

De pronto escuché una serie de golpes en la entrada o "puerta" como podríamos llamarlo. No me moví. Pero los golpes se sucedían. Probablemente estarían golpeando el techo con el palo de una escoba, nadie era tan alto para llegar ahí. 

¿Es que nunca se iban a cansar?

-Necesito hablar con ella - dijo una voz. Su voz. Jake.

-¡Se ha encerrado por tu culpa! - chilló otra voz. No la reconocí.

-Maldita sera, QUIERO HABLAR CON ELLA - después de eso no se escuchó nada más. Y de pronto una serie de golpes se sucedieron. Gemidos de dolor y gritos asustados de chicas, que supuse que serían Alex y Marie. 

No quería que ellas estuviesen implicadas en esto. Esta situación se estaba saliendo de los límites. 

Se merecian  tener una explicación. O al menos no tener que vivir todo esto. Se merecían tener un verano de ensueño. Ellas eran buenas. Dulces.

-¡SUELTALO JAKE! - gritó Zayn. Su voz si que era reconocible. Pero, si no estaba peleando con Zayn, ¿a quién estaba pegando?

-¿Pero qué haces? ¡Déjame! - gritó de nuevo Jake. Enfadada por completo dado que no me dejaban pensar tranquila, me acerqué a las escaleras y las empujé con fuerza con mi pie. Los golpes se seguían sucediendo, pero se detuvieron en cuanto llegué abajo.

Never mindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora