6. EL EMBRUJO DEL TESERACTO

33 6 0
                                    


Cayó la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cayó la noche.

El equipo científico dormía, y la comitiva de vigilancia nocturna hacía su despliegue por las instalaciones, tanto dentro como fuera de las mismas.

Alex, cansada de dar vueltas en la cama, decidió levantarse.

—¿Adónde vas?—le preguntó Matt, en la cama de al lado, ya que ambos compartían habitación.
—Al planetario—mintió, aprovechando la invidencia de su amigo para encender la luz sin que esta le molestase—. ¿Vienes?
—Claro que sí—respondió, sarcástico—. Iré contigo y contemplaré las constelaciones a través del telescopio.

La pelirroja le lanzó su almohada.

—En realidad, voy a ver el Teseracto.
—Lo sé. Sé cuándo mientes. ¿Qué es lo que te pasa con él?

El moreno se incorporó en la cama, escuchando cómo su amiga se deshacía del pijama para colocarse el uniforme de S.H.I.E.L.D.

—¿Recuerdas lo que sentí esta tarde? Quiero comprobar que no ha sido casualidad. Tengo que averiguar qué narices me pasa. Si quieres venir, ya estás tardando en vestirte.

Los miembros de seguridad asentían con la cabeza, a modo de saludo, al ver a ambos caminar por el pasillo.

No se detuvieron hasta llegar a la puerta blindada que protegía la sala principal de investigación.

—No pueden pasar sin autorización—les informó uno de los dos guardias, armados hasta las cejas, que custodiaban la puerta.
—No la necesitamos—replicó Alex con altivez—. Soy Alexandra Fey-Coulson, hija del agente Phil Coulson, y él es Matt Murdock, el demonio de Hell's Kitchen.
—Gracias por desvelar mi identidad—replicó el aludido en voz baja.
—¿Qué querías, que te presentara como un abogado?
—Tenemos órdenes precisas de no dejar entrar a nadie sin autorización previa del doctor Selvig—les informó el otro guardia—. Deberán esperar a que comience la jornada laboral dentro de unas horas.
—Mire—Alex dio un paso al frente, encarándose con él—, una cosa voy a decirle...
—¡Haya paz!—dijo alguien a espaldas de ellos.

Erik Selvig, aún ataviado con su bata de trabajo y unas marcadas ojeras debido a la falta de sueño, se acercó a paso ligero hacia ellos.

—¿Fey-Coulson? ¿Murdock? ¿Qué hacen despiertos a estas horas? Ustedes no hacen vigilancia nocturna.
—¿Y usted?—le preguntó la chica—. Debería ir a dormir, doctor.

El hombre miró a ambos y sonrió.

—Creo que será todo más fácil si comenzamos a tutearnos.
—Como quieras—respondió ella—. Matt y yo veníamos a ver el Teseracto, ¿y tú?
—Vengo del planetario—les informó—. Estas horas son estupendas para mirar el cielo.
—Debe de ser precioso—comentó Matt, dedicándole una sonrisa amable.
—Lo es. ¿Te gustaría verlo?
—Oh—Matt se rió, rascándose la nuca—. Estaría bien, pero primero tendríamos que encontrar una cura para mi ceguera.

Una vida buscándote (Marvel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora