17. EN LAS NUBES

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Podía darse por satisfecha

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Podía darse por satisfecha. Tras varias noches cenando en S.H.I.E.L.D. con el Capitán América, se había atrevido a pedirle el escudo.

Steve se lo había dejado probar sin problemas, utilizando una de las salas de entrenamiento para que Alex lo lanzara.
El vibranium era, sin duda, un metal muy especial. Casi parecía cobrar vida y entender perfectamente lo que ella necesitaba del escudo.

Unos días más tarde, tanto Steve como Alex fueron requeridos al despacho de Fury para una misión especial.

Hill les entregó a ambos una copia del informe, que ambos comenzaron a leer, sentados frente al escritorio del mandamás mientras este les hacía un resumen:

—Baron Wolfgang Strucker. Ex oficial nazi—les explicó, señalando la foto que aparecía en los documentos—. Regenta una de las fortalezas de H.Y.D.R.A, situada en el subsuelo en Sokovia. Se hizo con el cetro de Loki y hemos descubierto que está usando su poder para experimentar con humanos.
—¿No tenían el cetro los asgardianos?—preguntó Steve.
—No—negó María—. Al capturarle, el cetro se perdió, y ahora sabemos que cayó en manos de H.Y.D.R.A.
—Debéis viajar ahora mismo—les dijo Fury—. Os hemos preparado el quinjet. Sabrá cómo manejarlo, Capitán—Miró a Rogers, quien asintió—. Dirigíos a Sokovia, recuperad el cetro y liberad a quienes están siendo sometidos a los experimentos.
—¿Iremos solos?—preguntó Steve, señalándose a sí mismo y a su amiga.
—Teniendo en cuenta que la agente Fey-Coulson utiliza sus poderes sacados del Teseracto, y que usted es un supersoldado, no creo que necesiten a nadie más.
—¿Y Stark?—preguntó ella.

Desde que consiguiera sacar sus poderes a la luz, no había vuelto a coincidir con el genio.

—Está más ausente que mi mujer—respondió Fury. Aunque hablaba serio, era evidente que su frase pretendía ser un chascarrillo—. Según me comentó, está en su Torre con el doctor Banner, enfrascados en algún experimento de los suyos.

Quizás, su ausencia se debiera a eso. Alex había tenido tiempo de conocer a Tony y sabía que, cuando se trataba de ciencia e ingeniería, no tenía ojos para nada más.

Que no le hubiera dejado un mísero mensaje de Whatsapp, después de dejar de verse para entrenar y realizar otras prácticas más íntimas, no le molestaba ni extrañaba en absoluto. Ella tampoco había tomado la iniciativa de hacerlo.

No quería nada con él, salvo un poco de diversión y sumergirse en su estrambótico mundo de vez en cuando. 

 

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Una vida buscándote (Marvel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora