La vida de Alexandra Fey-Coulson fue marcada por un acontecimiento importante: el asesinato de sus padres, a manos de H.Y.D.R.A., cuando era una niña, y su salvación a manos de alguien conocido como El Soldado de Invierno, quien es controlado por la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Transcurrió un mes desde la presentación de Steve Rogers en S.H.I.E.L.D. como nuevo miembro de los Vengadores.
Alex no había dejado de darle vueltas al hecho de sincerarse con el Capitán y revelarle el horrible destino que se había cernido sobre su mejor amigo.
Sin embargo, durante aquellas semanas su calendario fue colapsado por incontables misiones, si bien rutinarias y de escasa dificultad para alguien como ella, eran numerosas y mantenían su mente ocupada en casi todo momento.
Apenas había vuelto a coincidir con Stark o Rogers, salvo en las reuniones en la sede.
La chica no tenía ni idea de que aquel estado de normalidad estaba a punto de quebrarse aquella mañana, cuando se levantó y se sentó a desayunar con su padre en la cocina.
—Nos llevamos el Teseracto—le informó el hombre mientras untaba con mermelada una de sus tostadas. —¿Qué?—Le faltó poco para ahogarse con los cereales que masticaba—. ¿Por qué? ¿A dónde? —Es información clasificada.
La pelirroja arqueó una ceja, mirando a su tutor sin pestañear durante varios segundos.
—¿Secretos a su hija, señor Coulson? ¿Tan grave es la situación? Te recuerdo que yo también formo parte de S.H.I.E.L.D. —Estaba bromeando—se apresuró a aclarar—. Fury quiere que vayas con él. —¿Con Fury? —Con el Teseracto.
Los cereales comenzaban a deshacerse en la leche, pero el apetito de la mujer había desaparecido por completo. Apoyó las manos sobre la mesa, tomando aire y expulsándolo sonoramente.
—Vas a tener que empezar desde el principio, porque no estoy entendiendo nada.
Nada salvo la existencia del Teseracto.
Alex lo conocía desde que fue adoptada por Phil. Podría decirse que era el secreto a voces más oculto de la organización, tanto que muchos lo consideraban incluso una leyenda. Sin embargo, los agentes de mayor rango, como Romanoff o la propia Fey-Coulson, a pesar de no haber tenido el artefacto ante sus narices nunca, sabían que su existencia era real.
El Teseracto era un recipiente en forma de cubo que contenía un poder indescriptible a la par que desconocido.
Se decía, y ahí entraba en juego de nuevo la leyenda, que había sido usado por varias civilizaciones antiguas a lo lardo de la historia de la humanidad antes de caer en manos de los asgardianos, quienes lo conservaron en la Cámara de Odín, aunque posteriormente lo dejaron en la Tierra en Tønsberg, donde fue custodiada por sus adoradores.
Alex nunca había tomado en serio sus orígenes, más propios de creencias nórdicas fantásticas, pero su padre le había contado con todo lujo de detalles cómo había ido a parar a manos de S.H.I.E.L.D.
En 1942, el Teseracto fue recuperado por Johann Schmidt, el líder de H.Y.D.R.A., quien lo utilizó para potenciar su armamento con el fin de vencer a los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la derrota de Schmidt a manos del Capitán América en 1945, el Teseracto cayó en aguas árticas, donde fue recuperado por Howard Stark, padre de Tony Stark. El Teseracto luego fue trasladado al Campamento Lehigh en Nueva Jersey, donde permaneció almacenado al menos hasta 1970.
