10. PROHIBIDO LLORAR

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Steve fue la primera y única persona que vio al despertar

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Steve fue la primera y única persona que vio al despertar. Se encontraba en la enfermería, en la misma habitación que la última vez que quedó inconsciente.

—¿Esto es un déjà vu?—musitó.

Steve se acercó a la cama, sonriéndole.

—Lo parece, ¿verdad? ¿Qué tal te encuentras? Se te cayó media planta encima durante la explosión.
—Suena genial—replicó, sarcástica—. ¿Qué ha pasado?

El Capitán América suspiró.

—La pregunta es: ¿Qué no ha pasado?

Y comenzó a relatarle a toda la historia. Cómo Loki, tras escapar de S.H.I.E.L.D., había hecho abrirse un agujero de gusano en el cielo de Nueva York para dar paso a un ejército de chitauris, y habían protagonizado una ardua batalla que finalizó con Tony Stark salvando a la ciudad de una bomba nuclear, desviando el misil hacia el mismo agujero de gusano.

—Todo eso está genial, pero... ¿Dónde está Matt Murdock?—le preguntó ella, ya que en mitad del relato había recordado que su amigo estaba bajo el influjo del cetro de Loki.
—Matt se enfrentó a nosotros—le explicó—. Consiguió librarse del embrujo y ayudarnos, pero fue herido en combate.
—¿QUÉ?—Se incorporó— ¿DÓNDE ESTÁ? DIME QUE ESTÁ VIVO.
—Lo está. Se encuentra en la habitación contigua a esta, pero no te preocup... ¡Alexandra!—exclamó al verla levantarse, quitarse el suero como la última vez y salir atropelladamente de la habitación, tapándose el camisón por detrás para que no se le abriese.

Al entrar en la habitación, vio al abogado tumbado en la camilla. Parecía encontrarse bien, con algunas heridas en el rostro y los brazos. Tenía el respaldo de la cama erguido para poder sentarse, y sostenía una Biblia en braille en sus manos.

Sonreía.

—"Todo eso está genial, pero dónde está Matt Murdock"—la imitó.
—¡Cállate, idiota!—Corrió hasta él y lo abrazó con cuidado—. En otra ocasión te patearía por ser un cotilla y agudizar el oído para escuchar conversaciones ajenas, pero hoy estoy sensible—Se separó y le apartó la Biblia para sujetarle las manos—. Creí que te había perdido.

Steve entró entonces en la habitación.

—¿Todo bien, Matt?—le preguntó.
—A mi amiga le irían bien unos imperdibles para no enseñar las nalgas, pero todo bien—respondió Daredevil.

Alex reprimió de nuevo sus ganas de golpearle. Se percató de que Matt tenía razón. Estaba tan ilusionada con tenerle vivo y coleando que no se había percatado de que el camisón permanecía completamente abierto por detrás, y que además sus nalgas apuntaban hacia la puerta.

Steve también fue consciente de ello, retirando rápidamente la mirada y sintiendo que le ardía toda la cara.

—I...iré a por los imperdibles—tartamudeó.
—No es necesario—respondió ella, llevándose las manos a la espalda para taparse—. Busca a Nat. Pídele algo de ropa. Ella sabe dónde conseguir mi talla.

Una vida buscándote (Marvel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora