20 | Teatro

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Max

Quería besar a Carol. Lo anhelaba con todo mi ser.

Respetar su espacio, sí, claro. De la misma forma en que lo hice cuando terminamos la primera vez. No fue nada grave, una separación de menos de una semana, pero quería que me alejara y no lo hice. Gracias a eso regresamos.

La verdad es, que la hubiera besado aunque se resistiera al principio de no ser por la desconcertante fragancia de su piel. No era su característico e indescriptible aroma a ella. Olía a azucenas, y tal perfume es de Diana. Y con ella rehuyendo de mí desde lo que pasó en la sala de ensayo... bueno, digamos que me hizo pensar en más que el hecho de lo que quería.

Maldita sea la voz de la razón personificada en Chloe Park. Aunque me gustaría decir que se equivoca, no puedo hacerlo porque es verdad.

Desde el fondo de la sala de teatro, veo a mi amiga sufriendo mientras interpreta a Julieta debido a la cercanía que su Romeo presenta. En realidad, solo puedo notarlo ya que sé que le importa demasiado el espacio personal; es una gran actriz, lo oculta a la perfección y tiene a todo el público maravillado. Dentro del cual se encuentra cierto rubio que le gusta.

Realmente no entiendo a ese chico. Viéndolo ahí sentado con su atención plenamente puesta en Chloe, no me cabe duda de que ella realmente logró enamorarlo. Entonces ¿por qué es tan obstinado y se niega a apartarse de Carol? Sé que la decisión de que terminaran fue de ella, él no tuvo nada que ver. No puedo quejarme, pero en definitiva me hubiera gustado que fuera al revés. Así podría saber que no hará ningún intento para que regresen a estar juntos.

Alguien toca mi hombro, sacándome de mi ensimismamiento.

—Hola... Max, ¿verdad? —me dice, por su voz puedo discernir que se trata de una chica pero no logro ver nada y no sé cómo ella sí—. No puedes estar aquí, tienes que sentarte en algún lugar. Los pasillos y escaleras deben mantenerse libres de personas.

—Tú estás aquí —señalo.

—Yo soy edecán —se explica, tomándome del brazo. Siento como tira de mi intentando guiarme a las escaleras detrás suyo— y tú debes tomar asien... —La palabra no acaba de articularse debido al gritito que pega mientras la siento arrastrarme hacia el piso. Como puedo, me mantengo en mi lugar y trato de que ella lo haga también, sosteniendo su muñeca con mi mano. La fuerza con la que caía termina haciéndola chocar conmigo y me obliga a utilizar la otra mano para estabilizarnos de nuevo, termino tomándola de la espalda, como si estuviéramos a punto de bailar un vals.

Miro hacia los lados, creyendo que alguien habrá escuchado o se habrá dado cuenta de alguna forma. Al parecer estamos lo suficientemente lejos para que nadie lo notara. Vuelvo mis ojos a la chica. Sigo sin ver más que la silueta de su cuerpo, no tengo idea de qué ocurrió.

—¿Estás bien? —pregunto—. ¿Te lastimaste?

—No —responde de inmediato, la siento levantarse y apartarse con la misma rapidez con la que cayó—. Hay un espacio donde acaba el escalón, lo olvidé.

—Lo siento —decimos ambos al unísono.

—No fue tu culpa—me dice. Frunzo el ceño.

—Lo fue —respondo.

En ese momento, alguien abre la puerta detrás de mí. La luz que entra ciega a la chica y la hace cubrirse la cara hasta que vuelven a cerrarla. Solo puedo ver su cabello rubio oscuro atado en una coleta descuidadamente.

—Iré a tomar asiento —le digo—, cuídate de no volver a tropezar.

~°~°~°~

Carol

Ver a Max acercándose es malo por sí solo. Me siento aliviada cuando Diana sale del vestidor y parece hacerlo cambiar de opinión, pues él abre la primera puerta que encuentra de vuelta al teatro. Detrás venía Auden y estoy a punto de echarme a llorar cuando lo noto. Se acerca hacia mí con determinación y está a punto de llegar cuando Chloe también sale y choca con él. Aprovecho el encuentro de palabras que comienzan a tener para escabullirme por el otro lado. Comienzo a sentirme aliviada hasta que diviso a Patrick a unos metros. Con una maldita rosa roja en la mano.

«Por favor, que no sea para mí» ruego para mis adentros.

—Para ti —dice él, estirándomela una vez que estamos lo suficientemente cerca. Su cabello está alborotado, en su rostro hay una sonrisa ladina y su cuerpo se encuentra recargado en la pared de forma relajada. Me obligo a sonreír y aceptarla. Lo que realmente quiero hacer es preguntar a la nada «¿por qué a mí?».

—Gracias.

—Tu mamá me pidió que te llevara a casa, pero estaba pensando en...

—Creo que llevarme a casa sería lo mejor —interrumpo—. Estoy cansada y...

—Ni hablar —insiste, sin dejarme terminar tampoco—. No pienso llevarte hasta saber que realmente llegaras a dormir, no a seguir llorando.

—Patrick, por favor —pido, o más bien ruego.

—Por favor, Carol —responde, quitando su peso de la pared. Abro la boca para responder en negativa.

—Carol —dice Auden antes. Enseguida, Jordan voltea a verlo con mala cara. Yo me tomo un instante para asegurarme de poder fingir indiferencia.

—Auden —digo.

—Tenemos que hablar. —Mi amigo hace ademán de contestarle pero lo detengo posando una mano en su trabajado pecho.

—Tendrá que ser en otro momento —hablo—, ya nos vamos.

Sin más, tomo a Patrick de la muñeca y lo obligo a caminar conmigo hacia la salida.

¿Cuánto tiempo fue? ¿Quince segundos? ¿Más? ¿Menos? Y solo con eso ya siento un nudo en mi garganta. Creo que tendré que aceptar esa invitación que el basquetbolista a mi lado me está haciendo. Sinceramente, no quiero pasármela llorando todo el tiempo. Ya me ocurrió en el pasado y no me agrada para nada.

—¿A dónde dices que vamos? —pregunto. Mis ojos estaban clavados en el suelo pero los dirijo a él en cuanto tarda en contestar. Está sonriendo, de oreja a oreja—. ¿Y bien?

—La Casa del Chocolate —dice, muy contento—, te mereces esas trufas. —Suelto un bufido que estaba a punto de ser una risa. Cuando llegó a mi casa con lo primero que intentó sobornarme fueron unas trufas cubiertas de mi lugar chocolatero favorito. Realmente las quiero pero era tanto mi desánimo que me negué. Poco después quería arrepentirme pero soy muy tozuda y no lo hice. Es bueno saber que a fin de cuentas las tendré.

~°~°~°~

Auden

Es un hecho. Mientras veo que Jordan se aleja con Carol sé que jamás, ni en un millón de años, haré de nuevo las paces con él.

Sin vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora