27 | Planes

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Auden

Siento el peso del mundo quitarse de mis hombros cuando veo que Car abre la puerta. Me levanto de la banca de piedra que está al lado y me acerco a ella. Apuesto a que no tiene mucho que se levantó, sigue llevando puesto su camisón rosa.

—Tienes cinco minutos —advierte, cruzándose de brazos en el umbral. Yo asiento con efusividad.

¿Cómo empezar? Estuve todo el camino hasta aquí y hasta hace un momento practicando qué le diría y aun así me quedo en blanco, solo mirándola ahí parada.

La extrañé tanto como a mi mamá. La veía en los salones y en los pasillos hasta que terminó el periodo de exámenes. La veía en las fotos que guardo de nosotros juntos y en las muchas que ha subido a sus redes y sin embargo, nada se compara a tenerla de frente.

—Cuatro —vuelve a hablar, haciendo que me espabile.

¿Cómo demonios comienzo?

—Lo siento, Carol —opto a decir, justo como mi mamá—. La última vez te grité, perdí la cabeza sin pensar que tenías tus razones para actuar así. Todos los días lo recuerdo y lamento que haya pasado. Fue muy egoísta de mi parte no ponerme en tu lugar y simplemente reclamar que te fueras.

—¿Es todo? —pregunta cortante. Niego con frustración.

—No sé qué decirte —admito, alzando un poco mis brazos y dejándolos caer de nuevo—. Quiero que me perdones pero no sé qué tengo que hacer para que eso pase.

Carol descruza los brazos y cierra la puerta detrás de ella. Ahora la tengo más cerca, tanto que debo bajar la vista para verla a los ojos.

—¿Escuchaste alguna palabra de lo que dije ese día? —Asiento, tragando saliva.

—Todas y cada una —respondo.

—Explícate, entonces —ordena, haciendo referencia a sus acusaciones.

—Chloe es solo una amiga. —Temo haber comenzado mal por la forma en que se tensa al escuchar su nombre. Sin embargo, se limita a alzar una ceja en señal de que continúe—. Admito que había pasado mucho tiempo con ella pero te aseguro que solo la veo como eso, una amiga. Si tú me lo pides, me alejaré de ella completamente.

—Sí, eso quiero —coincide de inmediato.

Me quedo boquiabierto por un segundo, luego reacciono.

—Bien —acepto.

—No, Auden, no está bien —discute, pasando su cabello por detrás de la oreja—. Jamás te daría a escoger entre alguien más y yo, solo... Quiero mi lugar.

—Car, siempre has tenido tu lugar.

—No, no es así. Y no solo es ella. Desde que entraste al equipo las chicas te buscan todos los días y jamás les pones un alto.

—Todo mundo sabe que eres mi novia... Eras —me corrijo.

—Pero no lo parecía —discute—. Te sientas con Chloe, haces equipo con ella hasta en gimnasia, va a tu casa a cada rato, comparten sus dichosos libros... —Para y cierra los ojos con fuerza—. ¿Tienes idea de cuántas veces me preguntaron si habíamos terminado porque siempre te veían con ella?

—Lo siento —repito.

—No basta con que los sientas, Auden, debes hacer algo al respecto —expresa frustrada.

—¡Lo haré! —prometo—. Haré lo que tú me pidas. —Ella niega.

—No tengo que pedírtelo, tiene que nacer de ti o no cuenta.

Sin vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora