Nuevo Hogar

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Cada vez recuerdo menos como pasó todo, como llegué a donde estoy e incluso cosas de mi pasado, así que he decidido escribir lo poco que queda en mi memoria, creo haberlo hecho antes, pero en el celular no queda constancia de ello. Antes de que lo olvide, me presentaré: MI NOMBRE ES... ALGO CON I... CREO Y MI EDAD NO TENGO IDEA…

Me encontraba dentro de este bosque misterioso, ¿cómo llegué aquí?, no lo sé, mi primera suposición fue que estaría con un grupo de campismo o algo por el estilo, y me perdí. Se con seguridad lo que traía conmigo, un palo y un celular en el cual solo podía acceder a la linterna y al block de notas. Se que todo esto suena muy raro, para mí lo es mucho más, soy el que escribe en un block de celular con la esperanza de que alguien pueda llegar a leer esto en algún momento.

La vegetación del bosque era bastante densa, no había caminos por ningún lado y recién estaba amaneciendo, la poca luz me ayudaba bastante mientras buscaba algo que me indicara como poder salir de allí. Al final encontré un sendero, no era nada espectacular, lo seguí con esperanza de encontrar algún tipo de ayuda, vi aves hermosas y alguno que otro animal, a medida que avanzaba me sentía observado.

Después de una larga caminata, divise una construcción, era una especie de cabaña de chapas de metal, esta tenía una base de arcilla endurecida, de la cual salían barrotes, el techo de tejas sostenidas por más barrotes, se veía bastante feo y antiguo, pero parecía ser funcional. Abrí la puerta metálica, en el lado derecho había una mesa con algunas herramientas, a su lado había un tanque de agua, al lado izquierdo había una entrada que daba a lo que parecía ser una cocina con un fogón de leña y una pequeña mesa, en la parte superior unos estantes; me aproximé rápidamente a estos y pude encontrar comida enlatada, al fondo de este lugar había un colchón con algunas telas y enfrente de este, dos jaulas cerradas, bastante grandes.

Llegado el anochecer empecé a escuchar sonidos de cadenas, decidí salir a investigar, sin embargo, no vi nada, revisé una vez más los alrededores y volví hacia el interior de la cabaña. Aunque el lugar con dos jaulas enormes no me inspiraba mucha confianza, decidí que algo de cobijo no me vendría mal, me dispuse a encender el fogón de leña y así poder tomar un poco de comida, a mi mente venia la idea de que alguien debía vivir en este lugar, aunque en el transcurso del día  nadie se había acercado, escuche nuevamente el sonido de las cadenas, no preste mucha atención ya que pensé que sería algún metal suelto de la estructura, cogí un poco de agua del tanque para digerir la comida, las cadenas dejaron de sonar, por un momento me sentí aliviado al pensar que no las volvería a escuchar.

De pronto escuché como las cadenas sonaban brutalmente dentro de la jaula vacía, rápidamente salí corriendo de allí, por suerte tenía mi celular en el bolsillo para auxiliarme con la linterna, me detuve en un punto en el cual aún se podía escuchar el extraño sonido y se divisaba la puerta de la cabaña. Luego de los que creí fueron los minutos más largos de mi vida todo quedo en absoluto silencio, respiré profundamente tratando de recomponerme y decidí volver. Entré cuidadosamente, alumbrando con el celular por todo el interior de la estructura, al llegar al lugar donde se encontraban las jaulas pude ver que una de ellas estaba abierta, como si algo hubiese salido, al dirigir mi vista al suelo pude observar un grabado con letras muy poco legibles, que decía:

-Mi nombre es Okele, hijo de la noche...

Al leer el grabado en voz alta, sentí una mano pesada en mi hombro, un escalofrío recorrió mi cuerpo, el miedo me inundo, al girar mi rostro pude ver una figura, tenía mucho pelo, con un rostro oscuro en el cual solo se podían ver dos ojos rojos brillantes, di un salto hacia atrás para alejarme de su mano, tenía ropas viejas y desgastadas, y tanto en sus manos como en sus pies habían cadenas, de un momento a otro quede completamente paralizado, el extraño ser se acercó a mí  y habló, diciendo: 

-Otisecen Aduya

Luego de escuchar estas palabras, un ataque de risa se apodero de mí, este era cada vez más incontrolable, cada vez me sentía peor, me faltaba el aire, aun sin poder dejar de reír, mi cuerpo empezó a sentirse pesado y mis ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que caí inconsciente en el suelo...

Secretos Del Bosque Khedar [Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora