Principio del viaje

111 30 17
                                    

Cuando desperté el sol apenas estaba saliendo, Mesha ya no estaba, supuse que andaría por ahí jugueteando, con las pocas cosas que quedaban improvisé un desayuno y me dispuse a comerlo.

—Pero mira que puntual eres, siempre apareces a la hora de comer—acaricie a Mesha mientras este maullaba por comida.

—Leirbag, Leirbag— la voz de Aleck sonó al otro lado de la puerta.

—¿Todo listo para el viaje?

—Por supuesto, he estado muy ansioso.

—Creo que llegaremos antes de que caiga la noche.

Mientras avanzábamos, dejando atrás la cabaña decidí preguntarle algunas cosas a Aleck.

—Aleck ¿Sabes algo de los Hijos de la Noche y de un tal Okele? — hizo un gesto que no pude descifrar— Creo que éramos compañeros de Cabaña.

—Muy buen compañero de Cuarto— pude percibir un atisbo de burla—no creo que fuera un Hijo de la Noche, normalmente ellos no suelen acercarse a nosotros, a menos que tengan una necesidad muy grande de algo o que se les haya ordenado. Dudo mucho que vivieras con uno, probablemente te estaría pidiendo algo o ya estuvieras muerto.

Su respuesta me dejó desconcertado y más confundido.

—¿Por qué no puedo leer el libro hasta que sepa quién soy? ¿A quién le pertenece el libro? Todo es muy confuso, no puedo recordar nada...

—Por eso te di las hierbas, toma —me dio más hierbas, esta vez en mayor proporción— no las pierdas y tomate la misma cantidad todos los días, no te ayudaran a recordar, pero tampoco te dejaran olvidar, déjame ver el libro.

Lo observé minuciosamente, me sentí inútil, no sabía bien porque Aleck me ayudaba o si lo hacía desinteresadamente; su ayuda era más que bienvenida, pero me preocupaba que al final esta tuviera un costo muy grande.

Una frase empezó a retumbar en mi cabeza.

—“Nsasi Lumuna, si el bosque no cobra se enfada”— sentí una punzada muy fuerte, tanto que me hizo detener.

—¿Estas bien? ¿Qué sucede?

—Estoy bien, no te preocupes, solo fue un pequeño dolor de cabeza— Mentí, todo fue tan extraño, al parecer Aleck no escuchó nada. Seguimos el camino y él seguía hojeando el libro.

—Creo saber que es este libro— con un gesto sorprendido me decidí a preguntarle sobre él, pero antes de que lo hiciera prosiguió—pero no estoy autorizado a decirte, por el bien del equilibrio de este lugar. Lo único que puedes saber es que este libro te pertenece, tienes una misión que cumplir —me tendió el libro—ve directamente al final y descubrirás todo. Fuiste expuesto a un Nganga y solo otro Nganga en su contra te podrá ayudar.

Una extraña corriente de aire nos envolvió, mi respiración se agitó; las plumas y hojas colgadas del bastón de Aleck empezaron a moverse de un lado a otro.

Sígueme —el rostro de Aleck se tornó preocupado, caminamos unos cuantos pasos cuando una niebla similar a la noche nos cubrió— Leirbag , debes ir hacia el norte hasta la cima de la montaña, verás una cascada, si caminas un poco más encontrarás la cabaña de  Iyalocha, dile que vas de mi parte, ahora corre lo más rápido que puedas, yo detendré a nuestro perseguidor—No quería dejarlo solo, cuando estaba a punto de protestar este me interrumpió — Vete no hay tiempo, si te vas tendré la oportunidad de sobrevivir, pero si te quedas ninguno de los dos podrá.

Corrí una corta distancia todo lo rápido que pude, escuche la voz de Aleck, pero no la entendí, gire y lo vi tirando una especie de polvo, mientras golpeaba el piso con su bastón haciendo una especie de baile.

Lo último que pude observar fue una figura encapuchada dirigiéndose a él, con un farol en la mano.

Secretos Del Bosque Khedar [Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora