CAPÍTULO 3

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-Prepara esto- pidió maya, entregandole la nota al cocinero.

Me estaba ignorando. En todo el trabajo lo estuvo haciendo. Está enojada conmigo, o tal vez molesta.

Suspire, esperando que el cocinero me entregué el pedido. De echo, las dos nos quedamos esperando el pedido.

-maya....- la miré, intentando romper el silencio que había reinado entre nosotras dos - Se qué estás enojada. Pero debes entender que es mi decisión, se supone que las amigas deben apoyarse en las decisiones difíciles- solté.

Pero nada.

-Aquí tienes, Hana- el cocinero me entregó mi pedido.

Dándome por vencida, tomé el pedido, caminando en dirección a la mesa.

Cuando llegó mis 20 minutos libres, salí fuera del restaurante, tomando asiento en esa misma banca.

Odiaba estar así con maya. La necesitaba.

Sin maya, mi vida era solitaria. No tenía a nadie más aparte de ella.

-¿Cuándo debes volver a ese lugar?- la voz de maya, me obligó a alzar la vista para toparme con su perfil.

Estaba a mi lado.

-Cuando termine de trabajar, debo ir- confesé.

-¿por qué?- encendió un cigarro.

-Debo pautar algunos acuerdos con ese hombre- informe.

-No se si viste vídeos algunas vez en tu vida. Pero... el sexo duro es lo peor que puedes escoger, sobre todo si eres Virgen. Te conviene algún otro- me aconsejó.

-Ya te lo expliqué- miré en frente de mi el paredón que separaba el restaurante de una vieja casa de familia - No quiero que sea un anciano- repetí.

No quiero recordar su rostro.

Porque si lo recuerdo, sabía que no tendría las agallas para hacerlo.

Nos quedamos unos minutos en silencio. Tan sólo podía oir como maya fumaba su cigarro, y al terminar ese, encendía uno nuevo.

-Bien. Te acompañare- soltó, llamando mi atención - No quiero que vayas sola hasta allá, y en ese lugar de mala reputación- agregó.

Feliz. La abracé.

-Eres mi mejor amiga- sonrei.

-Y única- agregó.

A las 3 am, salimos del restaurante comenzando a caminar por las frías y oscuras calles de la ciudad. En el día de hoy, no había casi nadie deambulando por las calles.

-Esté invierno va a ser muy crudo- soltó, metiendo sus manos en sus bolsillos.

-Si pago la deuda. La casa me pertenecera sólo a mí, esa fue la condición con el dueño. ¿sabes cuanto cuesta una casa como esa hoy en día?. Es mi oportunidad. Y está vez, puedo dejar la calefacción encendida todo el día, ya que no tendré que preocuparme en pagar el alquiler- sonrei.

-Bien... a ver, quiero estar segura de algo- soltó -¿alguna vez has intentado tener sexo con alguien? ¿sabes como funcionan las cosas?- preguntó.

-No- admiti - Pero en cuanto llegué a casa ese día que fuimos a ese lugar. Busqué en Internet esos tipos de videos- confesé. Avergonzada.

-¿Y?-

-Son horribles- confesé. Robandole una carcajada.

-En la vida real, no ocurre tan así. Es más lo que actuan las actrices que otra cosa. Aunque.... eso no signifique que hay mujeres que prefieren eso. Hay de todo un poco- afirmó.

QUIERO COMPLACERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora