Viernes

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El día tan esperado. Nostalgia, era la única sensación que tenía desde que me levanté, por favor que no llegará la hora de salida, ya que ese día saldríamos temprano, después del almuerzo.

Viernes. Noté algo extraño en el ambiente, aunque por lo general suelen ser los días más aburridos y sin casi o mejor dicho nada de trabajo. Podría decirse que es el día de pasearse por los cubículos.

Vera y Diane estaban en la oficina con unos papeles que les encargaron, mientras que las demás estaban en el cubículo de a lado trabajando con Jeremy, yo me encontraba sola, ya que, había terminado de realizar lo que me competía.

Justo cuando estaba por ayudar a Vera, mi hermana me llamó por teléfono, mientras estaba en medio de la llamada, vi pasar a Jeremy frente a mí cubículo a traer unos materiales que iba a ocupar, pero no se percató de mi presencia.

Al terminar la llamada, él, vuelve a pasar, y esta vez me observa sorprendido al darse cuenta que yo me encontraba ahí. Ahora sí, estaba por irme, cuando entra él como alma que lleva el viento, abordando todo el espacio de la única entrada y salida que tenía el cubículo. Como siempre él inicio la conversación.

Continúa preguntándome acerca de Chuck, me relató acerca de su primer experiencia de noviazgo, un poco más a fondo y  luego conoció a su segunda novia, con la cual se casó. Trató de hablar de temas diversos, con tal de que no se cortara o perdiera la conversación. Había momentos en los cuales podía observar como quería decir o preguntarme algo, pero siempre se abstenía, podía notar como entrecerraba los ojos y negaba ligeramente con la cabeza como si eso le ayudaba a esfumar esos pensamientos e impulsos.
Eso me causaba más curiosidad.

—Bueno... Y... Hoy te vas Sidney...—dijo, como si sintiera lo mismo que yo, el no querer que me vaya.
—Ahora sí, podrá descansar de mi.—respondí en broma sonriendo, tratando de subir el ánimo al momento. Pero él no sonrió.
—Que dices... Sa...—¡JEREMY!—justo cuando podría ser que me diría lo que tanto se negaba hacer, apareció Brigdet gritando su nombre. Ella es otra de las chicas, que minutos antes que él apareciera en mi cubículo estaba ayudándole a trabajar.

Él sólo me quedó viendo con sus ojitos queriendo decir "debo ir, es trabajo" y yo sólo sonreí.
A los pocos segundos, estaba de vuelta frente a mi, y cuando estaba por retomar lo anterior, sucedió de nuevo.

—¿En qué quedamos? Ah, sí, sa...—¡JEREMYYY!—el grito de Brigdet, otra vez. Ahora sí, la iba a matar. Cómo es posible que cuando menos interrupción necesitaba, es cuando caían como misiles en la Segunda Guerra Mundial.

Él y yo, sólo nos miramos fijamente con ganas de reír, y de ahorcarla juntos. Sólo volví a sonreír en señal de que no pasaba nada.

Cuando al fin regresó, y que esperaba que por favor, por todos los astros y ángeles del cielo, no nos volvieran a interrumpir. Pero como me llamo Sidney y eso es sinónimo de "Jamás en la vida ocurrirá".

—Ahora sí, sabes...—¡JEREMYYY!—esta vez Brigdet gritó mientras reía. Juro que quería estrellar mi cabeza con la de ella, no bastó una, ni dos, sino tres veces. Así o más en contra tenía al destino. Pude notar un ligero suspiro de molestia en Jeremy, se fue donde Brigdet a ver que es lo que quería ahora.

Al regresar, por tercera vez, entró bromeando, mientras suspiraba con molestia, y dijo:

"No me dejan cortejar".

Esas cuatro palabras me dejaron atónita. Han experimentado esa experiencia donde se sumergen bajo el agua y sienten que pierden por unos segundos la audición o que tus oídos se encuentran sellados, pero que, al salir del agua todo vuelve en sí.
Exactamente eso, fue lo que me pasó.

Lentes Con Destellos Azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora