VI

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El camino de regreso al edificio principal se le había hecho eterno a Ninten. Estaba avanzando despacio a propósito para poder tener tiempo para canalizar sus emociones y así estar más tranquilo cuando llegara. Pensó que sería sencillo, pero resultó siendo una tarea muy difícil.

Esa había sido la primera vez que el mayor de los D. había visto un cadáver y, al haber sido de una manera tan repentina, la imagen de aquel joven con el cráneo perforado y una expresión de terror en el rostro se había quedado grabada en su mente, tanto que lo veía cada vez que cerraba los ojos, sobresaltándose al hacerlo. Lo peor era que Ninten había visto a ese joven cuando aún estaba con vida, a él y a su gemelo, conviviendo con los demás. Por desgracia, durante la semana anterior el hermano del chico se había desmayado durante las prácticas de entrenamiento, quedando inconsciente durante unos días hasta que finalmente falleció por un paro cardiaco. Desde entonces, él se había convertido en el único unigénito del grupo.

Ninten, al no haber sido muy cercano a él, había ignorado por completo si estaba presente o no durante los últimos días, por lo que no tenía idea de cuándo había sido la última vez que se le vio con vida. El chico de la bandana, como le prometió a Claus, había empezado a relajarse para evitar perjudicar su salud física y mental. Sin embargo, haber visto ese cuerpo había desencadenado nuevamente su estrés, generándole más dudas de las que ya tenía, haciendo que su cabeza comenzara a darle vueltas.

"¿Cómo llegó ese cuerpo ahí? ¿Quién cometió el asesinato? ¿Cuándo lo hizo? ¿Por qué eligió específicamente al único aquí que no tenía un gemelo? ¿Habrá sido porque, al estar solo, se convertía en una presa fácil? ¿Tal vez habrá intentado escapar y por eso le dispararon? No. Eso no tiene sentido. Se supone que nadie debe tocarnos. Entonces, quizá algún asesino del exterior haya entrado de manera clandestina para hacer de las suyas..."

La cabeza empezaba a dolerle y su respiración, una vez más, se había tornado agitada. 

"Tengo que calmarme. Ellos no me verán así. No pueden, no deben. Mi único trabajo ahora es llevar el limpiador y eso es todo. Sé que debo ir rápido, pero necesito tiempo para reincorporarme. Mierda. Deja de pensar en eso ya, Ninten. Vas a llegar, terminar tu tarea, y luego elaborar un plan para que, una vez terminado, lo ejecutes con Ness y los T. Sí, eso harás. No pudiste salvar a tus padres y hermanas, pero al menos podrás salvarlos a ellos."

Intentó inhalar y exhalar lentamente, pero le fue imposible ya que él, desde que era pequeño, había padecido de asma, enfermedad que había podido controlar exitosamente para poder llevar una vida normal. Sin embargo, había situaciones en las que aún le costaba hacerlo, como cuando tenía emociones muy fuertes. Por eso siempre llevaba consigo un inhalador a pesar de no usarlo con mucha frecuencia. Inmediatamente lo sacó de su bolsillo y se aplicó parte de su contenido. Afortunadamente, eso le permitió recuperar el aliento y acelerar para poder llegar más rápido a su destino. Llevaba puesta su bandana cubriéndole el cuello para evitar que Ness se preocupara por él, ya que el menor sabía que si tenía la llevaba cubriéndole la boca era porque algo le estaba sucediendo.

—¿Por qué tardaste tanto?—le preguntó uno de sus compañeros, quien era uno de los mayores. 

—No encontré ningún almacén de limpieza por aquí y busqué en varios lugares hasta encontrar uno. Aquí tienen el limpiador, disculpen—dijo entregándole el envase al joven.

—Ya no te preocupes, ya casi terminamos. Por suerte nos alcanzó con lo que teníamos. Guardémoslo para la próxima vez.

Ninten asintió con la cabeza y fue corriendo a buscar a alguien que necesitara su ayuda. Una vez que encontró algo para hacer, se sintió más tranquilo y menos culpable por haber llegado tan tarde. "Nada como un poco de trabajo para distraer la mente", pensó.

GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora