Capítulo 1 - [I]

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-¿Has vuelto a besar a un desconocido?

Taehyung dio un salto bajo el umbral de la puerta de su habitación, con una mano tocándose el pecho debajo del cual su corazón latía acelerado y con la otra buscando a tientas el interruptor de la luz, pues apenas si entraba algo de la claridad azul de la luna por la ventana. Él ya sabía de quién se trataba, pero su lado inconsciente necesitaba comprobarlo para poder superar el susto que le había dado.

-Mierda, Yoongi -se quejó cuando vio al muchacho recostado en su cama como si le perteneciera a él, aunque después de tantos años aquello ni siquiera le extrañaba. Rodó los ojos ante la falta de disculpas del chico y terminó por entrar a su cuarto, cerrando la puerta tras él para evitar despertar a su hermano menor, cuya habitación estaba unos cuantos metros más adelante en el pasillo. -Pues sí, he vuelto a besar a un desconocido.

-Desagradable -fue todo lo que dijo el pelinegro con un tono de voz neutro, observando con calma como el chico se quitaba los finos anillos que decoraban sus dedos antes que cualquier otra cosa de las cosas que traía puestas.

-Si fueras conmigo a las fiestas las personas se mantendrían alejadas y yo no tendría que ver mi voluntad temblar ante sus rostros jodidamente atractivos.

-La ves temblar y desvanecerse, evidentemente.

Taehyung soltó una risita, agradeciendo haber bebido poco esa noche de viernes, pues de lo contrario el sermón que le estaba dando su mejor amigo sería mucho más largo y cansino. Mientras tarareaba una canción se acercó a su armario y se desvistió para ponerse su pijama, sus pensamientos vagando aún entorno al chico que había conocido hacía escasas horas de esa noche.

-Debiste verlo, era tan... Dios...

-¿Por qué besarlo así de la nada en lugar de pedirle el número y conocerlo como los seres humanos normales hacen?

-En realidad, besarlo de la nada y no volverlo a ver es lo que hacen las personas normales de nuestra edad, Yoongi.

-Yo no lo hago.

-Dije normales.

Yoongi rodó los ojos ante la mirada burlona que le regaló el muchacho cuyo cabello estaba teñido de un fuerte rojo borgoña. Taehyung le sacó la lengua de forma juguetona y, tras terminar de cambiarse, se dirigió al baño.

No pasó mucho tiempo hasta que el cuarto volvió a quedar a oscuras y Taehyung se acostó en su cama, cobijando sólo su cuerpo ya que sabía que a Yoongi no le gustaba dormir bajo las mantas.

-Todo esto es tu culpa, si me hubieras apoyado cuando comencé con el estúpido de Won ahora no tendría que ir a fiestas estúpidas para buscar a alguien más estúpido con quien pasar un buen rato.

-No hables de ese modo, es deprimente. ¿Sólo puedes "pasar un buen rato" teniendo comportamientos sexuales? Además, que tu relación con Joo Won terminara como terminó no puede ser mi culpa de ninguna manera. Desde el principio te dije que no era el indicado, pero, para variar, no me escuchaste.

-¡Para ti ninguno es el indicado!

Yoongi guardó silencio, no pudiendo discutir nada ante esa verdad, y Taehyung bufó, frustrado. Tal vez el alcohol que había ingerido durante la noche tenía parte importante en sus reproches, pero nada de lo que decía dejaba de ser cierto cuando estaba sobrio. No era tampoco la primera vez que culpaba a Yoongi de sus fracasos amorosos, de todas formas. Reconocía que a veces era un poco injusto y exagerado, pues Yoongi sólo se limitaba a decir que no era el indicado cuando él comenzaba a salir con alguien, pero cuando Taehyung lo ignoraba y continuaba con su aventura, él no volvía a pronunciarse al respecto hasta que un día entraba a su habitación por la ventana que conectaba con su casa y lo veía llorando desconsoladamente en medio de su amplia cama.

Entonces Yoongi lo abrazaba y le decía que no se afligiera de esa manera, que no valía la pena, que él estaba seguro de que algún día encontraría a esa persona que sólo le provocaría sonrisas. Taehyung solía mantenerse decaído y sensible un par de semanas, como un niño pequeño, pero siempre volvía a caer en la misma trampa. Yoongi, sin embargo, no se cansaba. Se exasperaba, sí, pero nunca lo dejaba.

-Si dejaras de buscarlo lo encontrarías con más facilidad. No tienes paciencia, eres muy joven aún, ¿cuál es tu necesidad de estar con alguien?

-Eso lo dices porque eres un amargado adicto a la soledad. Si salieras con alguien entenderías lo bien que se siente.

-Y también descubriría lo bien que se siente que me dejen, ¿no? Si soy tan adicto a la soledad como dices, ¿qué se supone que hago aquí, hablando contigo a las cuatro de la madrugada?

-Si estás queriéndome decir que me quieres, no me lo creo. Estás aquí porque sabías que saldría de fiesta y sólo querías asegurarte de que llegara bien a casa.

-No sé en tu diccionario, pero en el mío eso significa querer.

Taehyung sonrió. Claro que sabía que Yoongi lo quería aunque nunca se lo hubiera dicho, pero le gustaba molestarlo lo suficiente para que el chico sintiera la necesidad de hacérselo ver aunque fuera indirectamente. Aún recordaba aquella vez cuando eran niños y él había dejado de hablarle durante días porque había escuchado a sus otros amigos decirse te quiero entre ellos y él le había pedido a Yoongi que se lo dijera, cosa que no había hecho a pesar de sus insistencias.

Sin embargo, una vez pasada casi una semana, la mayor cantidad de tiempo que habían estado enfadados desde que se conocieron a los siete años, Yoongi entró a su habitación por la noche, lo abrazó y le dijo que los te quiero más bonitos de su vida iban a llegar sin él pedirlo, ni esperarlo, y entonces los disfrutaría como nunca. Le dijo que podía decir te quiero cuantas veces quisiera, pero nunca si no era su corazón el que hablara, y que jamás pidiera un te quiero de vuelta, porque entonces el suyo perdía valor. Desde entonces habían pasado más de diez años, y él seguía sin decirle que lo quería, pero Taehyung había madurado lo suficiente como para saber verlo en sus acciones y no necesitar palabrerías.

-Me iré antes de que amanezca -avisó Yoongi poco después, a lo que Taehyung soltó una risita burlona.

-Eres cruel.

-No, Jimin es cruel.

-Vas de defensor del amor verdadero y no eres capaz de hacerte responsable del enamoramiento de mi hermano, cobarde.

-¿Es acaso mi culpa? Nunca lo he tratado de forma diferente a como trato a los demás, es como un hermano pequeño para mí y yo pensaba que era un hermano mayor para él, y así, de repente, resulta que está enamorado de mí. ¿Cómo es eso siquiera posible?

-Bienvenido al mundo real, Yoon.

Ambos volvieron a guardar silencio, Taehyung pensando en su hermano menor y un amor que sabía que no sería correspondido, y Yoongi aún con el ceño fruncido, nada deseoso de volver a pasar por una confesión como la de hacía unos meses. Él y Jimin siempre se habían llevado bien, y aunque hacía años Yoongi había notado que el niño lo miraba de otra forma a como él lo miraba, simplemente había decidido ignorarlo. Ahora, sin embargo, no podía, porque Jimin había sido sincero respecto a sus sentimientos aunque sabía que el pelinegro no los correspondía, y desde entonces las cosas entre ambos se habían tensado, aunque los dos se esforzaban diariamente por mantener la amistad que tenían.

-Yoongi -lo llamó muchos minutos después Taehyung, cuando el pelinegro ya pensaba que se había dormido. El pelirrojo, sabiendo que Yoongi nunca se dormía primero, continuó aunque no recibió respuesta. -Cuando encuentre al indicado, ¿tú lo sabrás?

-Sí.

-¿Me lo dirás?

-No. Cuando encuentres a tu persona destinada, no creo que vaya a decirte nada.

-¿Entonces cómo voy a saberlo?

-Lo sabrás. Sólo... lo sabrás. Confía en mí.

Taehyung cerró los ojos por fin, mucho más tranquilo. Si había alguien en el mundo en el que confiara, ese era Yoongi.

Ángel del Dolor y el Error - KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora