Pasado

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Lo primero que sintió, fue un viento cálido acariciarle el costado derecho del rostro. El olor a tierra y a bosque le siguieron.

Luego comenzó a escuchar voces distantes, muy lejos. El viento silbando entrando por las ventanas, hojas golpeando los cristales suavemente.

Después recuperó el tacto, y fue cuando notó lo débil que estaba. Le dolía todo el cuerpo, hasta las sábanas que rosaban su piel, lo lastimaban. Lentamente abrió los ojos y todo era borroso.

Cuando sus ojos pudieron enfocar algo se dio cuenta de que estaba en un cuarto de hospital. Una hoja entró volando a la habitación, él volteó a la ventana y sonrió con un nudo en la garganta.

Estaba en casa.

No supo cuánto tiempo estuvo despierto mirando la ventana, cuando la puerta se abrió revelando a una joven médico que él conocía bastante bien desde la infancia.

Shizune estaba leyendo unos papeles que tenía en la mano y cuando por fin levantó la vista dio un paso hacia atrás sorprendida. Asuma rió quedamente y luego se arrepintió cuando el dolor se hizo presente.

Shizune sonrió y se apresuró a checar sus heridas sin decir palabra alguna, él solo la miraba curioso. Los ojos de su compañera estaban cristalinos.

- Estuviste muy cerca, Asuma. Perdiste demasiada sangre y cantidades enormes de chacra, vas a tardar un poco en recuperarte, sin mencionar el par de huesos rotos, pero nada que no podamos arreglar -

- ¿Ni siquiera un bienvenido a casa? - preguntó con voz ronca una vez que ella terminó de haberlo revisado.

Ella solo sonrió y se limpió rápidamente los ojos, para luego agarrar su mano.

- No sabes lo que nos hiciste pasar, nos vas a tener que compensar a todos por esto -

El hombre rió apretando su mano y luego soltándola.

- Kurenai llegará pronto, fue a tomar una ducha -

El semblante de él cambió por completo. Se iluminó y recordó el dolor y la desesperación de saber que tal vez no llegaría a casa con ella... ellos. Tragó saliva.

- Ten, querrás tener buen aliento cuando ella llegue ¿no? - sonrió Shizune, mientras le entregaba un vaso de agua - haré que te traigan un poco de fruta, necesitas comer algo -

- Gracias -

Ella le sonrió y apretó su hombro, para darse vuelta y decirle.

- Bienvenido a casa -

Y después, salió de la habitación dejándolo solo.

Caminó por el pasillo y vio a Chisa, la detuvo para dar indicaciones de que Asuma había despertado, pero que no le dijera a nadie, que tenía que mantenerlo en secreto.

Quería darle a Asuma y a Kurenai unos momentos a solas antes de que medio escuadrón Jonin y ANBU llenaran el hospital para verlo.

Se dirigió al pasillo donde sabía que se encontraría con su junior, y en efecto, la encontró saliendo con un niño de un consultorio. El niño de unos 5 años salió corriendo para enseñarle a su mamá lo genial  que se veía su pequeño brazo vendado y la paleta que Sakura le dio.

La mujer hizo una reverencia con la cabeza, agradeciéndole a la chica y ella le respondió con una sonrisa mientras los veía alejarse. Se acercó a ella y puso la mano en su hombro.

- ¿Cómo te sientes? -

- Mejor, gracias -

Shizune la miró sospechosa. Había pasado tres días desde que volvieron de la misión y sakura tuvo que tomarse esos dos días en el hospital para recuperar sus fuerzas y atender la herida en su estómago. Claro, lo pudo haber hecho en casa y venir al hospital al día siguiente, pero la chica no había querido quedarse en casa. De hecho, todo ese escuadrón se ganó unos días de vacaciones, en recompensa por su excelente trabajo. Aunque durante esos días estuvo ayudando a monitorear la recuperación de Asuma, estaba bastante segura que eso tenía que ver con Kakashi.

Pétalos rosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora