• O F T E N • {SoJin/2So}

- 5 -

- HORNS -

La pantalla del móvil se iluminó de repente. Un nuevo mensaje yacía en la parte superior del aparato, indicando con letras mayúsculas: "Ven. Ya." Tan solo aquellas dos frías palabras, nada más. Ni un cariño o un simple emoticono estúpido de un corazón, solo eso. El texto era cortante y tenaz, más que preciso. De nuevo la estaba reclamando, para que fuera tras él como un buen perro fiel.

Aún recordaba perfectamente aquél día, una semana antes de que Lucas optara por partirle la nariz a Yuta.

FLASHBACK

El incesante pitido que cada vez se clavaba más hondo en su oído interno era la única cosa que podía escuchar mientras sus manos temblorosas buscaban dentro de su mochila. Era temprano. Más temprano de lo que un alumno medio comúnmente suele llegar al instituto, pero la pelirroja solo quería huir lo antes posible de esa casa; su casa.

Escuchó la puerta de la entrada abrirse. Respiró hondo, volvió a meter los pañuelos en la mochila y salió de uno de los baños del primer piso. Se quedó de piedra al ver a la persona que tenía enfrente. Al conectar sus ojos con los suyos, una corriente eléctrica recorrió toda su espina dorsal; era Yuta. Sin pensarlo dos veces juntó sus labios con los suyos. Era fascinante como cada beso parecía más hambriento, nuevo y mejor. Cada beso hacía explotar algo dentro de ella, algo únicamente sexual. Cada beso la transportaba a un mundo donde solo existía deseo y lujuria. Nada de sentimientos, nunca había lugar para los sentimientos en el frío corazón de la pelirroja.

Notó como rasgaba con sus dedos la parte trasera de sus vaqueros cortos. Soojin soltó un ahogado gemido. El castaño separó sus delgados labios y juntó su frente con la suya. Sus respiraciones se mezclaban, provocando que el chico de la clase de artes llegara a sentirse como si su corazón fuera a salirse del pecho en cualquier momento. Soojin tan solo se limitó a sonreír satisfecha. Yuta y ella llevaban viéndose a escondidas desde hace menos de un mes. Por lo cuál se volvió un juego de lo más excitante para Soojin, quién estaba de pareja con Lucas tan solo tres meses. Se aburría con el hecho de compartir su tiempo con una sola persona, sentía que la soledad la consumía. Pero entonces un nuevo juguete cayó entre sus manos.

— Has venido pronto. — Dijo el castaño, separándose de ella lentamente.

— Lo sé, pero necesitaba despejarme. — Susurró Soojin, apoyando sus brazos sobre los hombros del castaño. — Además, sé que sueles ser de los primeros en pisar el instituto, y me apetecía verte, ya sabes.

La pelirroja era alguien lista, y también bastante manipuladora. Siempre sabía qué decir y cuando decirlo. Yuta se quedó callado, analizando con sus ojos miel los rosados labios de la pelirroja. Nunca llegó a imaginarse que alguien como Soojin mostraría un cierto interés en él, siendo tan rechazado como era entre la sociedad. Sabía que todo aquello era solo por una simple distracción para ella, pero no podía evitar sentirse de esa manera tan cálida cuando Soojin era tan dulce con él. Suspiró levemente, mientras se acercaba a la pelirroja y depositaba un casto beso sobre su frente.

— Ahora estás aquí, conmigo. — Sonrió Yuta cálidamente.

— Dime, ¿me has echado de menos? — Preguntó seductora la pelirroja, acariciando la nuca de Yuta con la yema de sus dedos.

— Puede ser... — La picó coquetamente el castaño, sonriendo como nunca antes.

— Así que "puede ser", ¿eh? — Rió divertida Soojin, agarrando el cuello de Yuta para acercarlo hacía ella. — Ven aquí.

Pero antes de que sus labios se volvieran a juntar, el pitido agudo de la alarma del cambio de horario empezó a sonar, interrumpiéndolos. Yuta bufó con molestia, sabiendo que de nuevo tendría que volver a la misma rutina de siempre, como única compañía la soledad misma, irónicamente. Soojin sonrió con autosuficiencia, alejándose del castaño para dirigirse a su respectiva clase.