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- COME A LITTLE CLOSER -

Soyeon se apoyó en el marco de la puerta, visualizando desde lejos a sus dos amigas organizando la pequeña fiesta. La mesa de madera se encontraba repleta de todo tipo de comestibles y aperitivos, donde las gominolas preferidas de la rubia no podrían faltar entre la gran variedad. Solo a alguien como a ella se le ocurriría la semejante idea de mezclar fresas de azúcar con cerveza. Lo cierto era, aunque pareciera una total asquerosidad, que resultaba inexplicablemente comestible. Por lo que Yuqi procedió a servir jarras de medio litro rellenas hasta arriba del amargo alcohol, con los dulces de fresa en su interior. La pelinegra se acercó hacia estas, estirando el brazo para así alcanzar una de las jarras, pero un ligero golpe en su mano la detuvo en mitad de camino.

— ¡Eh! — Se quejó Soyeon, sobándose la piel ligeramente rojiza.

— Esas manos quietas. — Ordenó la rubia. — Antes hay que preparar todo esto. — Decía mientras señalaba con el dedo el salón y las bolsas. — A si que ve a por las luces, esto va a quedar mejor que un bar de ambiente. — Sonrió con autosuficiencia Yuqi.

La pelinegra negó con la cabeza divertida, se dió la media vuelta y se dirigió hacia su cuarto, donde se encontraba la bola de luz a la que siempre recurría. Tras unos minutos volvió con el aparato en la mano, el cual colgó en una de las esquinas superiores de la sala. Activó el interruptor y las luces de colores aparecieron al instante, iluminando las paredes de lunares rojos y azules. A Minnie siempre le gustó usar aquella pequeña bola de discoteca, ya que según ella le proporcionaba al lugar un ambiente sensual y oscuro.

La pelinegra, tras acabar de poner los últimos detalles para la fiesta, se apoyó sobre la encimera de la cocina y deslizó la capucha de su sudadera, dejando expuesto el nuevo peinado. El caso es que a la chica se le había olvidado el hecho de su corte de pelo, a si que no notó las miradas acusadoras de sus dos amigas. Las cuales no tardaron mucho en dirigirse hacia ella, sorprendidas.

— Madre mía... — Expresó Minnie, rozando con uno de sus dedos su sedosa melena. — No sabía el que te quedaba tan caliente el pelo corto.

— Oh, cierto. — Dijo de la misma forma Yuqi, fija en su mejor amiga. — Te queda muy bien...

Soyeon se sonrojó ligeramente por el repentino acercamiento de las chicas; ser el centro de atención era algo que siempre la ponía nerviosa. Sonrió incómoda, rascando la parte inferior de su nuca y agachando la cabeza a la vez. Realmente, en aquella situación, no sabía como actuar, siquiera como dar las gracias, aunque fuera mediante un simple susurro. Tan solo se limitaba a sonreír de medio lado y apartar la mirada, intentando así huir lo más rápido posible. De cierta manera, desde niña, siempre había sido muy reserva y tímida con ella misma. Incluso con dos de las personas más cercanas e importantes de su vida. Era algo de su personalidad que intentó cambiar, pero fue lo más difícil de su proceso. Aún le quedaba mucho por recorrer a la pelinegra.

— Hacía mucho tiempo que no te veía con el pelo así. — Soltó Yuqi, sin poder evitar aquel tono serio.

La rubia durante unos segundos le dedicó una mirada de melancolía. Donde los recuerdos de su infancia invadieron su mente, acaparando todo su remordimiento y proyectando en su cabeza la imagen de aquella niña asustada. Asustada y sola; llena de sufrimiento. Pero como tan solo fueron unos breves segundos, a Soyeon no le dió el tiempo suficiente para poder reaccionar. Por lo que prefirió quedarse en silencio, ya que no era el momento indicado para sacar esa conversación. Y como si esa melancolía nunca se hubiera pintado en sus ojos, volvió a sacar su radiante sonrisa, borrando así toda prueba posible. Yuqi bajo ninguna circunstancia se permitía mostrar un ápice de dolor en sí misma. Era algo que no podía consentir.

• O F T E N •    {SoJin/2So}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora