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– ALL FOR US –

¿Conoces esa sensación, cuando todo lo que te rodea es tan inextricable que por mucho que lo intentes no puedes conseguir darle siquiera una simple explicación? Pues así es como se sentía Yuqi en ese preciso momento. Confusa y temerosa por lo que la rodeaba, sin conocer la respuesta a esa nueva realidad a la que se había adentrado.

Soyeon la miró con un poco de condescendencia, y cuando la rubia se puso en pie le ofreció la mano como si sospechara que no pudiera levantarse sola. Dos pares de ojos la observaban con cierta inquietud, incomodándola, mientras un silencio sepulcral reinaba en aquel frío balcón. Hasta que la persona más inesperada abrió la boca.

— ¿Estás bien? — Soltó la melosa voz de la pelirroja, sorprendiendo a las dos chicas.

La rubia parpadeó de nuevo, frunciendo el entrecejo y apretando los dientes de la inercia.

— Cuando he entrado te he visto caer al suelo y... — Pero la pelirroja cerró la boca, analizando detenidamente a la chica que tenía enfrente.

Soojin no acabó de hablar por el hecho de que se había percatado del extraño detalle de que la rubia vestía de manera diferente, confundiéndola al instante.

— Tan solo necesitaba un poco de aire, no se sentía bien y por eso se ha mareado. — Habló rápidamente Soyeon, dándose cuenta de la dirección en la que se posicionaban los curiosos ojos de la pelirroja. — No te preocupes.

Y antes de que la chica del pelo escarlata pudiera soltar aquella pregunta que tanto temía Soyeon que hiciera, agarró del brazo a la aturdida Yuqi con intención de salir lo más rápido posible de aquella incómoda situación. Abrió con cierta inercia la puerta de cristal, intensificando por segundos la presión de sus dedos contra la pálida piel de la rubia.

Soojin optó por el silencio, siguiendo con la mirada al par de amigas que se adentraban al interior de la casa, dejándola totalmente sola. Sola y con una presión en el pecho que la ahogaba de una manera desesperante.

Los descalzos pies de la pelinegra se desplazaban con gran agilidad entre la moqueta grisácea del suelo, moviendo todo su enjuto cuerpo entre la multitud de forma automática, sin parar. Yuqi, desorientada, tan solo se limitaba a observar cada esquina de aquel desconocido lugar, en donde un gran número de chicos y chicas de su misma edad bailaban y reían sin ningún tipo de escrúpulo, divirtiéndose como los jóvenes que eran.

— ¿Qué es esto? — Soltó la rubia en un susurro ahogado mientras intentaba desviar los ojos de las luces de colores del techo, las cuales la cegaban aún estando en un ambiente oscuro. — ¿Dónde estamos? ¿Es real?

No obtuvo respuesta alguna por parte de Soyeon. No por que no quisiera responder, si no porque no la llegó a escuchar debido al estruendo de la música y a las personas que las rodeaban. Demasiadas hormonas y alcohol para un espacio tan reducido.

— Soyeon. — Llamó Yuqi entre el ruido de la multitud sin éxito alguno. — ¡Soyeon! — Gritó, pero no lo suficiente. La pelinegra siguió hacia adelante sin mirar atrás. — ¡Para Soyeon! ¡Para! — Volvió a gritar, golpeando con fuerza el hombro de la contraria esta vez.

La chica frenó en seco, girando de forma instintiva la cabeza y revisando que Yuqi estaba bien, que seguía allí, con ella.

La rubia la miró con el ceño fruncido y los dientes apretados, sintiendo esa frustración quemándole cada centímetro de la piel. Pero Soyeon no podía permitirse el lujo de perder más tiempo del que debería y aún menos cuando la figura de Vernon se volvía cada vez más nítida conforme avanzaba hacia ellas por el largo pasillo de la planta superior. Soyeon se puso en alerta, esquivando cínicamente el rostro del rubio mientras conducía a su mejor amiga hacia las escaleras, bajando con peligrosa rapidez los escalones hasta llegar a uno de los cuartos de baño.

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2021 ⏰

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