Capítulo 6

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*2 semanas después*

Hoy le dan el alta a Castle. En las dos últimas semanas la herida ha mejorado y ya no es necesario que las curas se las hagan en el hospital. También ha mejorado en la relación con Kate, Martha y Alexis, ya no se siente un extraño con ellas.

Hoy se ha levantado y ha comenzado a caminar por la habitación. Martha se ha quedado con él mientras Kate va al loft a por ropa limpia para Castle. Richard aprovecha el momento para hablar a solas con su madre.

-No parece que Kate lo esté pasando mal con el tema de mi amnesia.

Martha aparta la vista de la revista que estaba ojeando, la cierra y la deja a su lado. Suspira antes de hablar.

 -No puedes estar más equivocado, querido. Katherine no suele mostrar sus sentimientos, pero es la que peor lo está pasando. Imagínate cómo se siente, el hombre al que ama- le señala- no se acuerda de ella ni de los momentos que han pasado juntos. Es una mujer fuerte y está llevando esta situación lo mejor que puede.

-¿Enserio?- Martha asiente. –Vaya. Pues los oculta muy bien. Kate me cae bien, me está ayudando mucho y me duele pensar que soy yo el causante de su sufrimiento.

-Oh Richard, no hagas eso, no te mortifiques.- se levanta y se pone junto a él. -¿Sabes lo que viene bien en estos casos? Hablar. Habla con ella.

 En ese momento entra Kate con una bolsa de deportes negra y la deja en uno de los sillones.

-No sabía que traerte,- dice mientras saca toda la ropa de la bolsa y la coloca sobre la cama. –asique al final te he traído estos pantalones y esta camisa.

-La camisa es muy bonita. Me gusta la tonalidad de azul que tiene.

Kate sonríe ante la reacción de Castle al ver, sin él saberlo, su camisa favorita.

-Hace juego con tus ojos.

Se miran durante un rato hasta que Castle baja la mirada.

-Voy a cambiarme que estoy deseando quitarme esta ropa de hospital.

 -Espera- se gira hacia la bolsa y saca otra cosa. –Ten, los zapatos.

Castle los coge y entra al baño. Kate y Martha se sientan juntas en uno de los bordes de la cama esperando a que salga.

El Dr. Colins hace acto de presencia en la habitación.

-Hola. Le traigo el documento que autoriza el alta del Sr. Castle para que lo firme- se dirige a Kate.

-Tengo tantas cosas en la cabeza que ya no me acordaba que tenía que firmar- se incorpora y hace una firma rápida.

 -También quería darle esta tarjeta- la saca de su bata y se la da. –Es de un psicólogo que puede ayudar a Castle con su amnesia.

-No es necesario- se la devuelve. –Ya conozco a uno.

El Dr. Colins se despide de las dos mujeres y se marcha. En ese momento, Castle sale del baño completamente cambiado.  

-Ya estoy, ¿nos vamos?

Kate tarda un rato en reaccionar. Ver a Castle con una camisa azul, después de tanto tiempo, le ha impactado.

 Recogen las últimas pertenencias que quedan en la habitación y se marchan.

En el coche, Castle está igual que un niño pequeño cuando llega a una ciudad nueva: mirando por la ventanilla y asombrado por la gran cantidad de coches, de personas y de altos edificios. En el trayecto de vuelta deciden repasar la vida del escritor.

-¿Recuerdas todo lo que te contamos sobre ti?- pregunta Beckett.

-Sí, me acuerdo de todo. Lo hemos repasado muchas veces en el hospital.

Hoy es el primer día tras el incidente que Martha tiene clases, asique Kate la deja en una esquina cercana a su academia.  

Entre Castle y Beckett se instala un silencio incómodo. Están solos en el coche y no saben de qué hablar. Minutos más tarde llegan a su destino. Beckett encuentra un aparcamiento justo enfrente del portal del edificio.

-Hola Sr. Castle y señora- saluda el portero.

-Hola Frank- Beckett le devuelve el saludo.

En el ascensor, antes de que se abran las puertas, suena el timbre que les avisa de que ya han llegado al piso.

-¿Quieres abrir tú?- Beckett le tiende las llaves a Castle.

-Claro.

Castle se asombra por lo grande y bonito que es el piso.

-Así me quede yo cuando entré y lo vi por primera vez- dice con una pequeña sonrisa.

-No es para nada como me lo había imaginado.

Después de una explicación rápida de todo el piso deciden cenar algo. Durante la cena, Castle se interesa por la academia de su madre y de ahí pasan a otros temas intranscendentales.

Tras la cena, la charla continua animadamente con dos copas de vino. Ambos ríen, pero Castle para al oír la risa de Beckett y viceversa. Se quedan mirándose largos minutos. Beckett siente la electricidad que se crea entre ellos y se pregunta si él lo siente también. El primero en bajar la mirada es Castle, esa es la respuesta a su pregunta.

-Tengo que cambiar el vendaje de la herida antes de acostarme- se levanta y se va a la habitación.

Beckett se queda sola en ese gran salón. Se siente más sola que nunca. Cierra los ojos y por su mejilla derecha desciende una pequeña lágrima. Se la seca, deja la copa de vino en la cocina y se dirige, también, hacia el dormitorio, deseando que llegue un nuevo día.

Gracias por leer.

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora