Era tarde, Sheila llevaba puesta la ropa de monja aún y el perrito ya había caído en el sueño profundo.
No tardaría ella en hacerlo también, así que se metió en un callejón y se durmió sentada en el suelo.Por la mañana todo se veía más claro. Primero los dos se acercaron a una fuente y bebieron agua. Decidió hacer autostop, pero era un poco arriesgado.
Dos coches pasaron de largo y uno se paró. Un coche descapotable, en el cual en el interior habían cuatro chicas bailando y cantando.
"Bonito disfraz"
Dijo la que conducía.
"Sube tía"
Sheila subió muy incómoda.
"Me llamo Martina, ella es Lucía, ella Noelia y ella Candela"
SHEILA
-Hola... Soy Sheila.
CANDELA
-Ay que mono el perrito, ¡déjamelo déjamelo!
MARTINA
-¿Dónde te llevamos monjita?
SHEILA
-Eh... ¿A mi casa?
LUCÍA
-¿Pero donde vives tía?
SHEILA
-Calle los Santos, número 23.
CANDELA
-¡Donde vive mi el chico guapo, Noeee!
NOELIA
-¡¡¡Ya!!!
SHEILA
-¿Hablas de Arturo?Las chicas empezaron a reír.
Martina arrancó el coche y todas las chicas empezaron a bailar y cantar como antes. Sheila estaba cortada.
Después de todo este lío, llegaron a su casa.MARTINA
-¿Llevas el móvil?
SHEILA
-¿No?
MARTINA
-Luci, dame un papel.
LUCÍA
-¿Que crees? ¿Que soy la mochila de Dora?
NOELIA
-¡Yo! Yo tengo una tarjeta del bar de antes.
MARTINA
-Me sirve... ¿Un boli?
NOELIA
-También.Martina apuntó cuatro números de teléfono.
MARTINA
-Cuando quieras llámanos. Te sacaremos de cualquier apuro.
SHEILA
-¿Vale?
CANDELA
-¡Y si viene Arturo a tu casa o algo también!Todas se reían, o como ellas dicen:
"QUE ME MEOO".Sheila ahora era monja fugitiva, había robado un perrito y había conseguido el número de teléfono y la amistad de cuatro chicas ¿de veinte años?
Pero entrar en su casa sería un error después de todo, y volvería al convento castigada...SHEILA
-¡ESPERAD!
MARTINA
-¿Que?
SHEILA
-Soy fugitiva, de un convento... Bueno es que estaba ahí por error. No puedo entrar en mi casa ahora.
MARTINA
-¿Y que propones?
SHEILA
-La estación de tren.Las chicas se miraron.
NOELIA
-¿Y el perro?
SHEILA
-También.Se volvieron a mirar confundidas y aceptaron... Pero no querían meterse en más líos de los que tenían.
LUCÍA
-¿Y quién compra el boleto?
MARTINA
-Se lo compro yo.Sheila miró a Martina y sonrió.
MARTINA
-Pero antes deberás ponerte ropa normal y que no parezca que eres fugitiva.Llegaron a casa de Martina, sus padres no estaban. Llegaron a la habitación de esta y Sheila se pudo poner ropa más normal...
Al llegar a la estación, Martina compró los boletos al pueblo y Sheila por fin pudo subir al tren. Pero... Con el perrito escondido en un bolso grande.
Las amigas le dijeron adiós.
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Él de pueblo y ella de ciudad
RomanceSheila es una mujercita que siempre ha querido ser independiente y solo piensa en su futuro. Le dan una oportunidad de servicios en un pueblo muy lejos de su grande ciudad, donde puede ganar mucho dinero y así acercarse a sus sueños, aunque sus padr...