Sheila no podía dormir. Así que se escapó de la casa. Y se dirigió a la granja. Como a las tres de la mañana.
Entro, subió las escaleras y ahí estaba. Marco estaba durmiendo.SHEILA
-Perdóname, perdóname, perdóname, perdóname.Repetía arrodillándose y sollozando.
Marco se levanto de un susto.
MARCO
-¡Vete no puedes estar aquí!Ella seguía repitiendo.
MARCO
-Me has roto...Ella seguía y seguía. Y estaba alarmando a los animales.
MARCO
-¡PARA!Marco levantó la cabeza a Sheila, a penas se veía nada.
MARCO
-Te quiero.Sheila apartó la mirada.
MARCO
-¿Quieres que haga lo mismo?Marco se arrodilló y repitió 'Te quiero Sheila' un montón de veces.
SHEILA
-¡VALE!
MARCO
-...Sheila se fue a la casa corriendo.
A las seis de la mañana, Sheila se puso a limpiar, después de haber hecho el desayuno. Y llegó una buena noticia a la casa.
Sonó el timbre y Sheila abrió la puerta.ALCALDE
-Buenos días.A el propietario se le cayó el café encima, del susto.
ALCALDE
-Ejem...No se pudo contener la risa.
ALCALDE
-Jajaja, estas tierras se merecen un día de vacaciones.La maestra y el propietario se miraron sorprendidos,
ALCALDE
-Su hija, me trajo muy buenas impresiones. Y estuve observando un poco más acerca de vuestra granja. Y veo que no os va muy bien. Os daré una semana de vacaciones, no se preocupen por la granja.
MAESTRA
-Pero alcalde...
PROPIETARIO
-No... No es nuestra hija.
ALCALDE
-Pues deberéis de fingir que lo es. Os dejo por aquí los boletos y me voy.Cuando se cerró la puerta, los dos adultos se pusieron a saltar de alegría y a abrazar a la niña.
SHEILA
-Pero, pero si aquí solo hay tres boletos.
PROPIETARIO
-¿Y que sucede?
SHEILA
-Pero... Pero somos cuatro.
MAESTRA
-No, hija, somos tres. Si lo dices por Marco, él no va a venir.Sheila dijo que no quería ir al viaje.
PROPIETARIO
-¿Porque no? Tu nos has metido en esto, tu vendrás con nosotros. ¿No te gustaría dejar de trabajar un poco?
SHEILA
-No. No quiero ir.
MAESTRA
-PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO, ¡SON BOLETOS PARA NUEVA YORK!Sheila se quedó con la boca abierta. Ese era el principal paso. Si quería ser policía allí.
SHEILA
-¡¿Nueva York?!
PROPIETARIO
-Hacer las dos las maletas, voy a avisar a Marco, que se encargue de la granja.Sheila quería más a Nueva York, que a su amigo. Pero...
MAESTRA
-¡Vamos niña rápido!Prepararon las maletas y cuando estaba todo a punto, Marco abrió la puerta. Preparado para despedirse.
MAESTRA
-¡Voy bajando las maletas! Sí, sí.
PROPIETARIO
-Venga mujer, ¡que cuanto antes lleguemos mejor!Marco dejó la puerta entre abierta, para que los adultos no descubrieran, el secreto.
MARCO
-Una semana...
SHEILA
-En mi lugar de ensueño... ¿No te parece, mágico?
MARCO
-Que una chica de ciudad vaya a otra ciudad no me extraña. Que dos granjeros de pueblo vayan allí, pues sí, mucho.
SHEILA
-Bueno pues...Se quedaron mirando sin saber que decir, pero Sheila dio el paso.
SHEILA
-Pues adiós.Sheila abrió la puerta y se dirigió a la carroza de caballos. Iba a cumplir una parte de su sueño.
Cuando por fin llegaron al tren, que les conduciría al aeropuerto. Entraron. Pero Sheila...
PROPIETARIO
-No se que decir, ¡estoy demasiado emocionado!
SHEILA
-¡NO CIERREN LAS PUERTAS!Sheila bajó corriendo del tren.
MAESTRA
-¿OYE NIÑA, A DÓNDE VAS?A Sheila no le dio tiempo a dar explicaciones y se fue corriendo, atravesó el pueblo, el camino... Y por fin volvió a las tierras de trabajo. Estaba muy cansada de correr, pero igualmente siguió corriendo hasta entrar a la granja, donde estaba Marco.
SHEILA
-¡MARCO!
MARCO
-¡SHEILA! ¡¿Te sabes mi nombre?! Jajaja. Espera y tu tren, ¿que haces aquí?
SHEILA
-Me lo he pensado, no quiero ir allí porque, no... No quiero descansar del trabajo, si no luego...
MARCO
-Ya... Pues te obligo a que vuelvas, antes de que se vaya el tren.
SHEILA
-NO, ¡NO QUIERO!
MARCO
-No me voy a mover, JAJAJA, tranquila, solo será una semana.
SHEILA
-No.
MARCO
-¡VES CORRE! Al menos conocerás Nueva York.Sheila analizó las palabras de Marco y le hizo caso.
SHEILA
-¡Nos vemos!Sheila corrió y corrió hasta la estación de tren, pero este no estaba.
SHEILA
-¡NO! NO PUEDE SER.El tren de ella estaba al otro lado del andén.
SHEILA
-¡ESPERA! ¡ESPERAAAA!El tren daba últimos avisos, y ella solo tenía una oportunidad. Pero era muy arriesgada. Entonces lo hizo. Saltó a la vía. Y los guardias que estaban allí le gritaban. Cuando subió al otro andén. El propietario y la maestra, la vieron por la ventana y le decían al tren que parara. Pero este ya estaba poniéndose en marcha. El propietario corrió a avisar al tren, pero estaban en el penúltimo vagón. El tren se iba moviendo cada vez más rápido y Sheila lo seguía corriendo. Pero no lo alcanzó.
Se desesperó y se metió las manos en los bolsillos de una mini chaqueta que llevaba. Se fue rumbo a la granja. Pero en el bolsillo derecho, estaba su boleto.
Sheila pensó en ir en el próximo tren pero, ¿era necesario?
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Él de pueblo y ella de ciudad
RomanceSheila es una mujercita que siempre ha querido ser independiente y solo piensa en su futuro. Le dan una oportunidad de servicios en un pueblo muy lejos de su grande ciudad, donde puede ganar mucho dinero y así acercarse a sus sueños, aunque sus padr...