Prólogo

1.8K 83 7
                                    

Estado de Arizona, 22:00 p.m.

-Vaya, vaya.-Dijo el policía con un tono rudo.- Otra vez robando, señorita Allen. Y con eso ya son treinta robos este año. -Sonrió.- Por fin puedo cumplir mi deseo de encerrarla en la cárcel un buen tiempo.

La chica delgada y de uno sesenta y cuatro, soltó inmediatamente la guitarra eléctrica, dejándola caer en el suelo. Sus manos le temblaban y tragó saliva con fuerza, rezando por que no la encerraran de nuevo en esa celda pútrida.

-¡No, espere!-Gritó un chico acercándose a la pelirroja teñida.- Según las leyes de los Estados Unidos, el acusado puede elegir entre ir a prisión o no volver jamás al estado que pertenece, siempre que haya un testigo que lo haya visto.

-Shane, tú no tienes el por qué de meterte en esto.-Murmuró la adolescente con compasión.- Nos separarán si me voy.

-No importa. Sólo quiero que seas feliz, Nancy.

********

Estado de Kansas, 22:15 p.m.

-¡Oh, Kendall, son preciosas!-Grité con emoción al ver el ramo de rosas rojas que Kendall había plantado delante de mi cara. Las olí y mi boca se curvó en una sonrisa, al reconocer el dulce aroma de esas flores.

-Feliz cumpleaños, Caroline Green.-Me hizo una reverencia, haciéndome reír.- Anda, dile a tus padres que vienes a mi casa a cenar conmigo, puedo traerte de vuelta cuando acabemos, te tengo preparada otra sorpresa.

-¿Otra, en serio?-Asintió.- ¡Te quiero, te quiero, te quiero!-Me tiré a abrazarlo y besé su mejilla.- Tardaré cinco minutos. Pasa a esperarme al salón.

-¿Y enfrentarme a un concurso de miradas con tu padre? Creo que estoy mejor aquí fuera. Ya no hace tanto frío.-Rió.- Y espero que sea mentira eso de que cuando las chicas decís cinco minutos, sea una hora. No tardes.

-No tardaré.-Le confirmé.

Corrí dentro de la casa, buscando a mamá y a papá. Ambos estaban sentados en el sofá más grande, con palomitas, al parecer, veían una película. Me acerqué a ellos y me puse delante del televisor, para llamar su atención.

-¿Qué quieres, Carol?-Preguntó con fastidio mi madre intentando ver a través de mí.

-¿Puedo ir a casa de Kendall a cenar? ¡Por favor!

-¿A casa de Kendall? ¿Pero tú sabes la hora que es, niña?-Dijo mi padre con repulsión.- No lo creo. Conozco a los adolescentes y lo que ese chico quiere es un maratón de sexo.

-Ohh, vamos, papá, es mi cumpleaños.-Alargué un poco avergonzada.- Sólo vamos a cenar, luego me puede traer de vuelta con su coche y dice que me tiene preparada una sorpresa.-Murmuré.- ¿Puedo ir?

-No estoy seguro.

-Vamos...-Acaricié su cabello.- No te voy a reemplazar, si es lo que piensas. Sólo será hoy. Ya tengo diecisiete...

-Pero tú eres mi niñita.-Susurró haciendo pucheros. Reí.

-Y nunca dejaré de serlo. Pero hoy quiero ir a casa de mi novio a cenar. ¡Por favor!

Después de unos segundos de silencio y un suspiro, asintió.- Está bien. Sólo porque es tu cumpleaños. Diviértete, cariño. Aunque no demasiado.

-¡Gracias!-Besé su mejilla y volví a donde Kendall.- ¡Puedo ir a tu casa! Y he tardado menos de cinco minutos.-Sonreí.

-Genial. Sube al coche.

*********

Estado de Arizona, 22:37 p.m.

-No me puedo creer que me vayan a sacar del estado.-Susurró la chica.- No debiste proponer eso, Shane, ahora no volveremos a estar juntos. Tu madre ya me odia, y no dejará que vayas en busca mía, menos a otro estado. Kansas está bastante lejos de Arizona.

-Existe la comunicación por teléfono, por web cam o por lo que sea. Prefiero que seas feliz en otro estado a quedarte encerrada en una celda de ladrones.

-En cierto modo, yo soy una ladrona. Así que merezco estar ahí. No seré feliz en otro estado, y lo sabes.

-Oye, nos reencontraremos, ¿De acuerdo? He estado en Kansas antes, y te lo digo yo, no hay muchos problemas. Bueno, algunos. Pero no demasiados. No te preocupes por nosotros. Nuestra relación no se va a romper por la mierda de ley que existe aquí. Y cuando nos volvamos a ver, entonces seguiremos nuestros planes para hacer la mansión en California. Eres mayor de edad y tus padres no van a hacer nada para impedirlo.

-Eso está claro, mis padres ni siquiera me hablan.-Sonrió.- Me alegro de eso. Me siento más libre que nunca.

-Así se habla.-El chico besó los labios de la chica, con dulzura y pasión.- Quiero despedirte como es debido. -Sonrió con deseo.- ¿Tal vez en mi apartamento en diez minutos?

-Claro que sí. No me perderé esta última vez por un tiempo.

********

Estado de Kansas, 22:53 p.m.

-Vaya...-Susurré al entrar en casa de Kendall.

Esto era increíble. Había decorado las paredes con letreros que decían "Feliz cumpleaños", había globos rosa con el número 17 por todas partes, y había una mesa al centro, perfectamente romántica. Me fijé que también había otra mesa con una tarta, y en la tarta, estaba mi cara.

-Te has pasado.-Le dije mirándolo con los ojos aguados. Él me sonrió.- Esto es demasiado, Kendall. ¿Te has arriesgado a perderlo todo si mis padres no me dejaban ir a tu casa?-Asintió. Oh, Dios, era tan dulce.- Te amo.

-Por eso te vas a sentar y vas a esperar a que traiga la cena, ¿Sí?

Obedecí y me senté en la silla que él había desplazado para mí siendo todo un caballero, entonces, casi corrió hacia la cocina y volvió con una pizza en las manos.

Spring Breeze {Kendall Schmidt}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora