Estaba acostado con Greta, Mauro se durmió en mis piernas, Manuel estaba con su celular y Valentín dormía junto con Daniel.
Ella estaba con su celular, en silencio.
-Greta- hablé y me miró. -Foto- dije poniendo la camara del celular.
-Estoy horrible- respondió.
-Dale boluda- dije y una vez que se quedó quieta, saqué la foto. -Pa la historia-
-No me etiquetes, salgo horrible- respondió riendo.
Obviamente que la iba a etiquetar.
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Dejé en celular y apoyé mi cabeza en su almohada, mirándola de reojo.
-No me mires mucho, porque la belleza no se pega- bromeó y reí.
-¿Belleza? Pf quien te habrá mentido tanto- respondí.
Mordió su labio inferior y sonrió, sin mirarme.
Estuvimos casi toda la tarde así, acostados sin hacer nada. Hasta que decidimos irnos, teníamos que dormir porque mañana teníamos clases.
[...]
-Vos lleva la torta de Greta- dije extendiendo una pequeña torta color rosa, a la que Valentín agarró.
-Shhh- que se van a despertar- dijo Mauro.
-Nada que ver, cerra la cola- respondió Valen.
-Basta- habló Camilo, mientras prendía las velitas.
Era sábado 14 de marzo, el cumpleaños de Daniel y Greta. Y vinimos a traerles una torta, como buenos amigos.
-Dale- dije y Manuel abrió la puerta de la habitación.
Yo tenía la torta de Dani, Valen la de Greta, Mauro unos globos con forma de pija, Camilo sus regalos y Manuel el parlante, donde pusimos a todo volúmen la canción del Damas Gratis, la danza de los mirlos.
-¡Vamo' amigo, arriba!- gritamos a la misma vez.
Los dos se asustaron, Greta pegó un re grito y Daniel se tapó con las frazadas.
-¡Feliz cumple mi reina!- grité dándole la torta a Daniel, éste rió y sopló las velitas.
-Ay mi vida, como sopla la vela- dijo Mauro y todos reímos.
-Feliz cumple Greta- habló Valen sonriendo dándole su torta.
Ésta sonrió y sopló las velas. Se veía tan linda con esa cara de dormida. Sonreí inconscientemente.
-Gracias- dijo. -Pero no me vean, estoy fea, permiso- volvió a hablar tapando su cara y salió de la habitación.
-Gracias locos, los amo- habló Dani con voz ronca.
Nos sentamos en las camas y le dimos su regalo.
-No wacho- dijo sacando la ropa de la bolsa. -Me encanta, en serio gracias- dijo sonriendo y se paró a abrazar a cada uno de nosotros.
