20

1.2K 39 1
                                    

Greta.

-Greta, ¿En donde estabas?- pregunto asustado.

-¡Me dejaron sola!- grité aún llorando. -¿Donde estaban Mateo?- pregunté golpeando su pecho.

-Perdón, yo también los perdí- se disculpó y me abrazó muy fuerte. -Vamos-

-No, falta Daniel- hablé.

-Mirá Greta, no podemos quedarnos acá- frunci el ceño y él señalo a toda la gente que había en la calle. -Nos tenemos que ir, los chicos seguro están bien- acotó y agarró mi mano.

Ojalá esten bien.

Empezamos a caminar, en silencio y todavía tomados de la mano.

Pasamos por la plazita y Mateo habló.

-Están bien, no te preocupes- lo miré. -Estas apretando muy fuerte mi mano- dijo con esa sonrisa tan linda.

-Perdón- respondí.

Seguimos caminando hasta llegar a mi casa.

Intenté abrir la puerta, pero estaba cerrada. Miré a Mateo.

-¿No tenes llave?- pregunto y negué. -¿Como no vas a tener llave?-

-No tengo, que se yo- hablé un poco histérica.

-Voy a llamar a Dani- avisó sacando su celular.

-Está apagado- dije cruzando mis brazos.

-Shh, está llamando- lo miré atenta. -Me cortó- dijo mirando su celular. -Le voy a escribir-

Miré a Mateo, escribía muy rápido.

Levantó su cara y me miró serio. Me dió su celular y leí.

<<Estoy con una mina, chau>>

-¿Que?- pregunté alzando mi voz.

Lo voy a re cagar matando, lo voy a hacer parir.

-Ahora ni me contesta el forro- dijo enojado. -Vamos-

-¿Vamos?- pregunté frunciendo el ceño.

-Si, vamos- repitió. No respondí. -No te vas a quedar acá idiota-

Rode mis ojos y bufé. Empecé a caminar junto a él.

Abrió la puerta de su casa y lo seguí.

-Por allá- señalo una puerta. Me quedé parada sin hace nada. -Pasá tonta- dijo riendo y agarró mi mano.

Me senté en la única cama que había.

-¿Queres una remera?- preguntó y asenti. Me tiró una y lo miré sería. Él rió. -Dormí tranqui- dijo saliendo de la habitación.

-No- respondí y se dió vuelta. -Dormí conmigo- pedí.

-No vamos a hacer nada- avisó y reímos.

Nos acostamos y quedamos en silencio, mirando el techo.

-¿Te puedo preguntar algo?- habló mirándome.

-Si- respondí sin mirarlo.

-¿Por que sos tan insoportable?- rió al decir eso y lo miré. -No mentira- habló para después abrazarme, apoyando su cabeza en mi pecho.

-Sos tan pelotudo- respondi tocando su pelo.

-Pero te gusta- dijo divertido.

-Que asco- respondi de la misma forma.

Suspiro y volvimos al mismo silencio de antes. Él acariciaba mi cintura, por debajo de la remera y yo le hacía mimos.

-¿Tenes papá?- preguntó de la nada y frunci mi ceño.

-Si- respondi dudosa. -Bueno, algo asi- dije más segura.

-¿Por?- no me miraba, seguia tocando mi cuerpo.

-Él vive en Roma, lo veo solo el verano, no es un papá muy presente- hablé soltando un suspiro.

-Pero por lo menos lo ves- dijo en casi un susurro.

-Si, pero no me llama, no me escribe, no me saludó para mi cumpleaños tampoco, solo me hizo una transferencia bancaria- respondi. -Él cree que su ausencia se puede arreglar con plata- terminé.

-Tremendo forro- habló abrazandome más fuerte. -¿Tenes sueño?- preguntó levantando la cabeza.

-Un poco- respondi mirándolo.

-¿Me das un beso?- preguntó sonriendo.

-No- respondí riendo.

Hizo un puchero y apoyó su cabeza en la almohada.

-Buenas noches Greta- habló cerrando sus ojos.

-Buenas noches Mateo- respondí mirándolo. Era realmente hermoso.

-No me mires así, porque te voy a tener que cojer- habló y empezamos a reír.

-Ya quisieras- respondí dándole la espalda. Él pasó su brazo por mi cintura y me apoyó, entrelazamos nuestros dedos y me dormí.

[...]

Desperté, todavía con Mateo. Me senté en la cama y empecé a moverlo.

-Basta, dormí- se quejó.

-Mateo, dale- volví a moverlo. Abrió un ojo y me miró.

-Dios, Greta- habló con voz ronca.

-¿Me abrís?- pregunté saliendo de la cama.

-De una- respondió sonriendo y levanté una ceja. -Ahora va- se paró y lo miré, estaba con un pantalón corto y sin remera.

-Después te doy la remera- avisé y él negó.

-Quedatela- dijo sonriendo.

Lo abracé y correspondió mi abrazo.

-Gracias por todo- dije separandome de él.

-De nada- respondió y dejó un pequeño beso en mi frente.

Nos despedimos y caminé lo más rápido que pude a mi casa. Solo tenía puesta la remera de Mateo, que por suerte me quedaba larga y no se me veía todo el culo.

Al llegar, toqué el timbre. Abrió Carlos.

-¿Greta?- preguntó confundido.

-Buenas tardes- dije pasando rápidamente.

Entré a la habitación y ahí estaba él, durmiendo.

Me va a escuchar.

-¡Daniel!- grité agarrando sus sábanas. Las tiré el piso. -¡Daniel, la concha de tu madre!- volví a gritar y se despertó.

-Greta, estoy en bolas- respondió abriendo sus ojos y desesperado empezó a taparse.

-No me interesa- hablé enojada. -Me dejaste sola, otra vez Daniel, me asusté mucho- golpee su hombro.

-Bueno, perdón- dijo mirándome.

-¿Perdon?- pregunté. -¡No hago una mierda con un perdón!- volví a gritar.

-Pero estaba Mateo- se defendió.

-Me tenes harta- dije saliendo de la pieza.

Entré al baño y me duche.

Opuestos \\ TRUENO🌩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora