-algún día te regalaré el sol- su mirada estaba puesta en el cielo en donde el sol relucía.
-no necesito que me regales el sol, tu eres mi sol, eres quien trae luz a mi vida- tu sonrisa se hizo presente mientras decías esas palabras.
-te amo, nunca me cansaré de decirtelo- luego de eso unió sus labios en un dulce beso.
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Haechan y tu llevaban una hermosa relación de ya 3 años, ambos se amaban con locura y se demostraban su amor cada vez que podían, el era la persona más tierna que había sobre la tierra siempre estaba con esa sonrisa que te hacia tan feliz, sabias que si lo tenias en tu vida no necesitabas nada más.
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Se conocieron cuando eran pequeños el tenia tan solo 6 años y tu 5 años, sus madres eran amigas y así fue como ustedes también se hicieron amigos con el tiempo su amistad se hizo mucho más fuerte hasta que en el colegio secundario decidiste confesar tus sentimientos hacia el, el estaba un tanto shokeado y emocionado, no podía creer que la persona que tanto le gustaba también guste de el.
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Así fue que cuando estaban cumpliendo los 3 años de relación te propuso matrimonio, estaba seguro de que eras la mujer de su vida.
-sin duda estoy completamente enamorado de ti, no tengo ninguna duda de que eres el amor de mi vida, ¿me harías el honor de compartir tu vida conmigo?, ¿te quieres casar conmigo?- aún recordabas su sonrisa mientras decía aquellas palabras.
Claro que habías aceptado, estabas segura de que el era el amor de tu vida, era quien traía luz a tu vida.
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Luego de haber planeado su boda aproximadamente unos 6 meses había llegado el día, el estaba tan nervioso y ala vez tan emocionado, no veía la hora de que al fin estuvieran juntos para toda la vida, por otro lado estabas tu, que estabas demasiado emocionada, nunca habías estado tan feliz como en estos momentos.
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La música nupcial que sonaba solo indicaba que era hora, el te vio llegar en ese vestido blanco y no pudo evitar sentirse la persona más afortunada del mundo, te tenía a su lado y era lo único que le importaba. Cuando por fin estuviste frente a el, el tomo tus manos y las beso, realmente estaba muy feliz, "puede besar a la novia", en ese beso ambos pudieron sentir el amor que se tenían, sabían que su amor era para toda la vida.
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Disfrutaron muchísimo la fiesta, y en su luna de miel se entregaron no solo en cuerpo sino también en alma, estarían juntos por siempre como lo prometieron.
Al año de estar casados llegó la mejor noticias de sus vidas, estaban en la espera de su primer hijo, ambos estaba realmente felices por empezar a formar su familia que tanto habían idealizado, compraron cada cosa con mucha dedicación y amor, cuando ambos tuvieron a su hijo entre sus brazos no pudieron evitar sentirse completos, sin duda ese niño crecería con todo el amor del mundo.
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Los dos miraban a sus dos pequeños hijos corriendo por el jardín jugando con su pequeño perro, no podrían estar más feliz por la familia que tenían, era una familia realmente unida, ambos se miraron y el se acercó dándote un dulce beso, eran tan tierno como su primer beso, "te amo", realmente lo sentía, es estaba tan enamorado como el primer día, "también te amo", nunca lo dejarías de amar, el era quien traía luz a tu vida, el era tu pequeño rayo de sol en toda la oscuridad.
