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5 de junio de 2019.

Louis paso por mi al salir de clases.

—¿Por que tu cuñado pasa por ti?—Inquiere Niels mirando el auto.

—Seguro Emma a preparado estofado y esta ansiosa por que vaya al almuerzo.

Mentiras. 

Emma ni siquiera estaba en casa, y mi destino con Louis no era ir allá.

Niels no le da importancia al asunto y se despide yendo al estacionamiento.

Subí al auto saludando a Louis con un beso en los labios.

—¿Vamos tarde?— pregunte girando mi torso para dejar la mochila en el asiento trasero.

Pone el motor en marcha y responde: —Vamos a tiempo, cariño.

Sonrió mirándolo con una ceja arqueada— ¿Cariño?

—¿Que, no te agrada? prefieres algo como bebé o...

Hago un gesto de negación.— Cariño esta bien.

—Me gusta cuando utilizas pantalones apretados—Comenta entrando a la autopista.—Y esas botas te hacen lucir como el infierno.

—¿Así? ¿desde cuando te gusta verme con pantalones apretados y las botas del infierno?

Él se carcajea un poco y responde:

—No botas del infierno, que te hace lucir del infierno y siempre me ha gustado verte así.

Muerdo mi labio para ocultar una tonta sonrisa.

—También me gusta tus anillos, tu cabello, tatuajes, tus labios, tus hermosos ojos—Hace una pausa, parece recordar algo y continua— ¿Sabias que nuestros ojos combinan? los tuyos son verdes como el césped y los míos azules como el cielo.

Siento un pinchazo en mi cabeza como un vago recuerdo que no termina de formarse, se que he escuchado esas palabras antes, intento pensar, recordar...

Pero entonces Louis expresa:

—También me gustas como me la chupas.

¡Y demonios me he sonrojado!

—¿Tenias que decir eso? Estabas siendo encantador—La voz me suena extraña porque he ocultado mi rostro entre mis manos.— Eres un idiota—Quito las manos de mi rostro y cruzo los brazos sobre mi pecho.

—Eso no decías cuando te estabas ahogando con mi...

—¡Louis!— Exclamo para que se calle de una vez.

Al llegar a la galería él toma de mi mano, no solemos hacerlo en publico de modo que me siento algo inquieto a las miradas desconocidas.

Entramos al ostentoso lugar para nuestra suerte la exposición aun no ha comenzado y las personas han empezado a llegar, miro sorprendido las diferentes obras, camino junto a Louis con nuestras manos entrelazadas.

—Son magníficas— Comente acercándome a una enorme pintura que abarcaba casi toda la pared.

Deslice mi dedo por los trazados.

—¿Les importa?— Pregunta alguien tras nosotros, doy un ligero sobresalto.

Es un señor con una cámara fotográfica entre su mano, tiene un carnet colgando de su camisa. No logro distinguir que lleva escrito.

—Soy German Soof—Tiende una mano a nosotros la cual tomamos con educación. La cámara queda colgando de su cuello— Fotógrafo del lugar, es un placer que hayan venido a la exposición, me gustaría tomarles unas fotografías podrán retirarla al salir, no sera algo publico, solo un simple recuerdo.

Hago el gesto de decir algo, sin embargo Louis se me adelanta.

—Nos encantaría.

El señor se posiciona frente a nosotros percibo como la lentilla de la cámara se mueve al enfocar. Intento soltar nuestras manos y apartarme un poco, pero Louis  aprieta su agarre, así que me acomodo en mi sitio y miro a la cámara. German sonríe satisfecho y se despide no sin antes recordar que podemos retirar la foto.

Miro a Louis inquisitivo a lo que sólo sonríe y da un ligero apretón en mi mano.

Cuando un grupo de personas pasa a nuestro lado de nuevo trato de soltar nuestras manos de forma inconsciente.

—No trates de esforzarte, no te soltare.—Dice—Nadie aquí nos conoce.

Sus palabras me relajan, tiene razón nadie aquí nos conoce, me abrazo de su brazo y seguimos al grupo de personas para observar la exposición.

—¿Vas a comprar alguna?—Quiero saber, tiene la mirada fija en una de las pinturas.

—Si—Contesta y señala uno de los cuadros a la derecha— La de la fruta prohibida.

En la pintura se aprecia una manzana tapando lo que llega a ser las partes intimas de una distorsionada silueta.

—¿Te gusta lo prohibido?

Su mirada es lasciva cuando se inclina hacia mi y susurra— Me gusta cuando se trata de ti.

Al terminar la exposición nos acercamos al creador de tan grandiosas pinturas. Louis ofrece comprarle la obra que el pintor a llamado Deseos prohibidos el acepta gustoso y le hace señas a una extravagante rubia con la intención de que anote nuestra dirección para hacer la entrega de la pintura.

—¿Que le dirás a Emma del cuadro?—Curioseo al salir de la galería, con la mira fija en la foto que llevo en mi mano. Donde por cierto me veo un poco mas alto que Louis, detallo cada facción de él es imposible no sentirme feliz al ver nuestras manos entrelazadas.

El sol esta por ocultarse, si nos damos prisa podremos llegar a casa y pasar un rato a solas antes que Emma llegue, guardo la fotografía en mi bolsillo con precaución de no dañarla.

Él hace una mueca de desinterés antes de contestar.

—Le diré que he comprado una pintura que queda espectacular con el contraste de la decoración

Placeres egoístas ♥EDITANDO♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora