Magia que no es magia

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Capítulo 3: Magia que no es magia.

''...No queda dolor, está disminuyendo. Un barco, en la lejanía, humeando en el horizonte. Tan solo atraviesas las olas. Tus labios se mueven pero no puedo escuchar lo que dices...''












Su respiración era acelerada, sentía sus ojos picar y su corazón corriendo de manera irregular, se fijó en el niño frente a ella, era... era solo éso, un niño, con sus manos aún temblorosas y con muchas dudas, acercó al niño a su pecho, abrazándolo como nunca antes, sintiendo que el chico frente a ella lograba tranquilizar solo un poco su respiración, aún corrían lágrimas por sus mejillas manchadas de sangre y ella no entendía, sólo hace unos años él supo la verdad sobre la muerte de sus padres ¿Porqué le afectaba tanto la noticia de sus abuelos? Sí, los habían dado por desaparecidos hace muchos años, y siempre creyó que el grupo de raritos al cual pertenecía su hermana era el culpable.


Por éso había estado tan renuente a dejar que el niño supiera de sus orígenes. Ella pretendía criarlo como un niño común y corriente, nada de magia ni anormalidad;  se repetía, nada que lo llevara a un destino peor que la muerte, estudiaría en una buena escuela dónde lograría comportarse, incluso Vernon podría ayudarlo a conseguir su primer empleo, ella solo quería; muy en el fondo y debajo todo ése desdén que profesaba, que tuviera una vida tranquila alejada del peligro.

Entonces apareció aquél semigigante y lo había llevado a incontables situaciones peligrosas, por supuesto que sí, la sub directora de su escuela le había informado de cada pequeño detalle que Harry había vivido en aquella escuela; cada hueso roto, cada examen y prueba, sus calificaciones... todo iba a ella junto con las explicaciones de qué significaba algo que ella no comprendiera.

Aún después de que su sobrino fuese llevado a ése mundo de locos, aún así ella veía por él desde las sombras, sin embargo siempre lo había ocultado, ¿Mostrar lo mejor de ella al muchacho? ¿Para qué? El niño necesitaba una madre, ya no, y ella no podría, no después de tanto daño ya hecho.

—Harry... chico ¿Qué es lo que pasa? No puedo ayudarte si no me dices lo que sucede— intentó hablar de forma tranquila, rogando que el muchacho no se alterara, no sabía muy bien cómo tratarlo, años de fingir indiferencia y  negligencia le estaban pasando factura ¿Cómo reaccionaría el niño al buen trato?

Sin embargo, Harry la sorprendió mientras daba un sonoro suspiro en un intento por tranquilizarse, se limpió el rostro y lentamente se separó de ella. Petunia lo miro, aún había sangre aquí y allá, por lo que tomó la manga de su bata entre sus manos y decidió limpiar un poco el rostro del chico, se veía bien, era mucha sangre pero sabía que el sangrado de nariz solía ser abundante, y estaba nerviosa, pero el chico le diría si tuviera una herida grave ¿Verdad?


Sus ojos verdes se veían tristes, y Petunia lo había criado por más de diez años, había visto muchas emociones en el rostro de Harry, pero no una tristeza tan absoluta como la de ahora, incluso había una pequeña chispa de enojo que solo verías si supieras buscar. El menor se acomodó en el piso, sus rodillas pegadas a su pecho y él abrazándose a sí mismo, Petunia lo miró por un largo tiempo antes de acomodarse también, de forma en la que estaban uno frente al otro.


—¿Harry?— lo llamó la mujer, al ver que los tristes ojos verdes solo miraban un punto fijo tras suyo, giró varias veces a ver que había allí, pero su sobrino parecía estar en una especie de shock. Y cuando iba a volver a llamarlo; temiendo que le hubiese pasado algo mucho peor de lo que las cartas decían en su escuela de raritos... el chico comenzó a hablar:

—La magia es una cosa caprichosa, tía Petunia— murmuró por lo bajo Harry, sus ojos aún  fijos tras ella, como si puediera ver algo invisible allí y le dio escalofríos de solo pensar que había algo que no podía ver tras ella. Pero decididamente intentó ignorarlo, debía prestar atención a lo que el chico decía —Hay una profecía que dice que yo debo matar al mago oscuro más poderoso de los últimos quinientos años, y fue dicha incluso antes que naciera— Petunia casi gritó al ver una fuente de plata que flotaba hacia ellos, dentro había una especie de líquido transparente, pero había algo raro allí... observó como Harry sacaba una varita de entre sus ropas, una que no era suya; la recordaba muy bien, ésta era diferente, llevó la varita a su sien y pequeños hilitos de una bruma brillosaa comenzaron a salir, observaba con fascinado horror como uno por uno, ponía aquellos hilillos en la fuente de agua rara que flotaba.

Ouroboros |Snarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora