Líneas de sangre

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Capítulo 4: Líneas de Sangre.

''...Tú me hiciste ver sus defectos, estaban condenados, atrapados en su época decadente y habían olvidado la primera lección. Que debemos ser poderosos, bellos y sin remordimientos...''






Los ojos de Petunia miraban todo con toda la emoción que él mismo había tenido a los once años, Duddley estaba igual o peor, era la primera vez que veía algo relacionado a la magia de manera tan explícita, Harry dio una sonrisa a sus parientes; antes de salir de casa había transfigurado el recatado vestido hasta las rodillas de su tía en un largo vestido azul rey de mangas largas, el blazer que iba a llevar también lo transfiguró en una bonita capa de salir de color blanco impoluto, no estaría soportando las miradas de los sangre pura al verla con sus ropas muggle, su tía también pertenecía a ése mundo. Su primo por otro lado, llevaba una camisa blanca y pantalones de vestir de un gris azulado, llevaba un par de tirantes y una túnica negra abierta hasta las rodillas, no se veía como un muggle pero sí como un mago excéntrico, él solo llevaba una túnica negra cerrada y pantalones de vestir también negros y una camisa blanca debajo, a petición de su madre fueron directamente a Gringotts y Harry prometió a sus familiares darle un recorrido completo por el callejón Diagon, había advertido de cada posible problema que encontrarían en ése callejón y la manera en la que debían actuar, sin embargo, la vista de un gobblin siempre era impresionante.

—Buenos días— saludó a las criaturas que guardaban la puerta, los duendes se miraron entre sí antes de responder el saludo del trío con sorpresa.

Era temprano pero no tanto como Harry había creído por lo que ya había algunas personas en el lugar, uno creería que los magos no necesitaban ir al Banco tan seguido debido a su magia, pero ciertamente no. Ignoró las miradas curiosas  de los pocos magos que estaban en la sala y se dirigió al primer duende libre que vio y esperó a que éste terminara sus cuentas antes de aclarar la garganta, sus parientes quedaron tras él, decidos a permanecer en silencio y dejar que el adolescente manejara todo.

—Buenos días, que su oro siempre fluya, gobblin— saludó Harry a la criatura que durante algunos segundos permaneció en silencio.

—Y que sus arcas estén siempre llenas, joven mago ¿Qué podemos hacer por usted?— preguntó con curiosidad el duende, muy pocos sabían el saludo de su gente y era impresionante que un mago tan joven; apenas un niño lo supiera.

—Necesito hablar con el regente de las fincas Potter— el duente asintió con rapidez y miró bajo una nueva luz al mago antes de asentir.

—Sígame— pidió y los tres asintieron antes de seguir al duende por una infinidad de pasillos y pasadizos, su tía y primo miraban con curiosidad a las pequeñas criaturas, les había advertido que no era conveniente estar del lado malo de los guardianes de su oro.

—Aquí, espere un momento— dijo el duende e ingresó por unos minutos a una oficina antes de volver a salir y abrir un poco más la puerta —Puede ingresar, señor Potter—

—Gracias— dijo el chico antes de ingresar a la oficina con sus parientes tras él, el duende asintió y cerró la puerta tras sí al marcharse.

La oficina a la que ingresaron era inesperadamente sencilla, teniendo en cuenta lo mucho que le gustaban a los duendes el oro esperó algo más glamoroso, pero, se dijo que no era realmente tan sorprendente, ellos amaban tanto el oro que se negaban a siquiera desperdiciarlo en frivolidades, dio un asentimiento a la criatura que con un gesto los invitó a tomar asiento.

—Bienvenidos, soy Björn, regente de la finca Potter— los saludó.

—Un placer, Björn. Soy Harry Potter y ésta es mi tía Petunia y su hijo, Duddley. Vinimos por que tengo ciertas dudas en cuanto al manejo de mi herencia— la criatura se veía positivamente ofendida, nadie robaba a los duendes, nadie cometía ningún error.

Ouroboros |Snarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora