Capítulo 6: Primeras impresiones de la verdad.
'...Aunque camine por el valle de la sombra de la muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu bastón me consuelan...'
Harry miraba con sus brillantes ojos verdes llenos de inocencia fingida al bastardo presumido sentado frente a él en la muy concurrida heladería del callejón Diagon, frente a ellos descansaban dos grandes copas llenas del delicioso postre frío y una burbuja de silencio los rodeaba. Todo era bastante discreto para que pudieran hablar de manera tranquila, claro, todo ello era cierto si eras capaz de ignorar el fotógrafo al otro lado de la calle que los vigilaba a través de las ventanas de cristal y a cierto escarabajo verde en las cercanías.
Se dijo a sí mismo que tal vez debería comprar acciones del Diario El Profeta; discretamente, por supuesto, tener poder sobre los medios de comunicación le daría una gran ventaja contra Dumbledore, y el plus de ser jefe de Rita Skeeter ciertamente se oía delicioso, sin embargo, dejó ello como un pensamiento para otra ocasión, ahora tenía que lograr vender si imagen al bastardo pretencioso que tenía enfrente.
—Gracias por aceptar mi invitación Señor, sé que usted es un hombre muy ocupado— halagó un poco el ego del hombre que se sonrojó; de un rojo brillante y repugnante mientras hacía un gesto grosero con las manos y reía.
—Descuida muchacho, ciertamente tu carta me intrigó, y dado que ambos somos figuras tan queridas en nuestro mundo, estoy seguro de que hubo una muy buena razón para éste encuentro casi trascendental— intentó sonar misterioso, pero lamentablemente había fallado de manera miserable.
—De hecho, lo hay. Sin embargo antes quería extender nuevamente mi gratitud por el suceso del verano anterior, me temo que la familia de mi tío político es intolerante a la magia— vio la expresión de sorpresa del hombre y se obligó a mostrar un rostro avergonzado y triste.
—No lo sabía, chico. ¿No me digas que has vuelto a escapar?— preguntó mirándolo por encima de sus gafas. Y Harry dio un pequeño salto de sorpresa mientras negaba rápidamente con la cabeza.
—No, no, no, no. He aprendido de mis errores. Pero hubo un incidente durante el anterior periodo escolar en Hogwarts y otro al comienzo del verano. Señor, usted es muy amable, ha sido tan bueno conmigo y... no puedo permitir que hagan tal cosa en su contra— esta vez permitió que un tinte de seriedad oscureciera sus rasgos.
—Muchacho estás comenzando a inquitarme— dijo mortalmente pálido el Ministro Fudge. Harry demostró sus grandes dotes de actor cuando comenzó a inquietarse y jugar nerviosamente con sus dedos sobre la mesa.
—Señor, el director Dumbledore ha estado desacreditando al Ministerio desde el año anterior, culpándolo no solo de los ataques de dementores que hubo en la escuela, sino que intentó ponerme en su contra, a usted, que me salvó de una posible expulsión— Harry comenzó revolver su cabello en un gesto frustrado para darle más énfasis a su nerviosismo —El comentaba en las comidas que Sirius Black escapó de Azkaban por culpa de la ineficiencia del actual Ministro, también dijo que usted lo obligó a que los dementores se quedaran en la escuela, no es que lo dijera a toda la escuela, pero aquellos que estaban lo suficientemente cerca de la mesa de maestros lo escuchaba, algunos lo creían, otros tenían dudas, muchos alumnos sufrieron los efectos de las criaturas incluyéndome a mí, me temo que me vi obligado a aprender el encantamiento patronus debido a lo mucho que me afectaban, escuchaba el grito de mi madre... sabe, su último grito aquella noche— murmuró con tristeza, durante al menos unos pesados segundos quedaron en silencio, Cornelius se veía positivamente verde ante tal revelación, pero Harry parpadeó con rapidez para deshacerse de sus lágrimas de cocodrilo —Incluso trató de que yo pensara igual, pero señor, usted me ayudó tanto y éste verano me enteré de cosas, cosas que hizo Dumbledore— lo último lo dijo en un oscuro tono. Alertando al hombre frente a él.
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Ouroboros |Snarry|
Fanfiction-¿Podré ver a mis padres ahora?- preguntó, con lágrimas en los ojos a la figura frente a él. En el bosque prohibido, a punto de ofrecerse como un cerdo para el matadero, Harry; con la piedra de la resurrección en mano, preguntó si podría ver al fin...