Capítulo 9: Houston, we got a problem

1.1K 121 44
                                    


Tenía que acostumbrarme un poco más a usar mi auto si no quería que este se envejeciera en el estacionamiento del edificio, de verdad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tenía que acostumbrarme un poco más a usar mi auto si no quería que este se envejeciera en el estacionamiento del edificio, de verdad. Maga me lo dijo cuando entró al apartamento a las siete, después de una noche loca con Mr. Cam. ¿Y saben qué? Ella tenía razón. Tomamos un café rápido las tres ahí, en el mesón de nuestra cocina, y después cada una a lo suyo. Majo a trabajar, Maga a trabajar y yo a trabajar, y a enfrentar lo que mi vida suponía. 

¿Que si les conté a mis amigas los últimos acontecimientos? No, no lo hice. Yo iba a solucionar esto sin dejar rastros. 

¿Que si le contesté a Matteo? No, no lo hice. Iba a solucionarlo, pero estaba jodidamente cagada. Muy mucho. 

¿Que si Daniel lo sabía? Pues iba camino a verlo a desayunar antes de trabajar. Se iba a Barcelona y no quería no despedirme como era, señores. Pedí permiso en el trabajo para llegar un poco más tarde y lo obtuve sin problemas. Raramente lo hacía y siempre, siempre, dejaba trabajo adelantado. Soy una Virgo con todas sus letras. 

Y como una Virgo muy fiel a su signo, odio las estupideces. Si, mucho. Así que si piensan que esta historia tiene a una protagonista ingenua que esconde la verdad a su novio para no preocuparlo, vamos por donde no es. Estamos meando fuera del perol. 

Yo se lo voy a contar porque si, porque cuando esto llegue a ir mal (y estoy hablando de mi relación con mi novio), que ojalá no vaya mal nunca, no será por mi culpa. Soy escritora, y estoy supercansada de leer estas cosas estúpidas. Yo soy más inteligente que eso. ¿Quién dice que de los libros no se aprende? 

Con esos pensamientos me dirigí al café que estaba a una cuadra de mi trabajo, donde Daniel ya estaba pidiendo nuestro desayuno al chico asignado en nuestra mesa, quién curiosamente era mi amigo del metro. 

—Hola, linda— Daniel me apartó la silla cuando él terminaba de tomar el pedido. Antes de sentarme correspondí a su beso y luego saludé a mi amigo con una sonrisa. 

—No te he visto a ti por el metro— asentí sonriendo. 

—He estado un poco con prisas, pero seguro que pronto vuelvo a las andanzas— se despidió riendo. Es curioso que ni siquiera sepamos nuestros nombres y aún así formar parte de la rutina del otro. 

Terminé de tomar asiento frente a Daniel, quien no soltó mi mano desde que llegué. Me sonrió y correspondí porque, bueno...

—Estás muy guapo— solté ladeando un poco mi cabeza. Su camiseta blanca me tenía un poco tonta. Sus ojos estaban más claros hoy. Por favor....

Me sonrió. 

—Si hay algo que me encanta en ti es lo directa que eres, linda— me dió un beso en la mano y continuó. —Gracias. Tu también lo estás. Casi no quiero irme. 

Le sonreí. 

—Y pedirte que no te vayas es algo muy, muy egoísta de mi parte. Dime que si, porfa— reímos. Sabíamos que yo no pondría pegas, pero reconozco que si sería egoísta. Era algo surreal que ahora mismo no fuéramos dos desconocidos y que luego de haber pasado dos días -bue, que en realidad fue una noche y una mañana increíble- espectaculares, él tuviera que irse. 

UN BUEN AMOR (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora